El Momento De La Venganza

Margarita queda mirando el techo, su pareja de esa noche parece dormir plácidamente, abrazándola desde la espalda, lo que ha pasado sería fantástico si estuviera enamorada de ese hombre, si fuera su novio, su pareja, su esposo; pero ese hombre es su cliente, y resonaba esa expresión una y otra vez en su cabeza; se había vendido y las lágrimas solo brotaban, estaba agotada y sus ojos parecían cerrarse; esas voces de su cabeza, vuelven a repetirse, esa noche la volvía a golpear en su mente.

^^^⚠️ ⚠️ *E**xtremadamente fuerte (ultraje) ⚠️ ⚠️*^^^

^^^Les vuelvo a recordar lo que se señaló desde el primer capítulo: La narrativa podría no resultar agradable, más aún en las personas de naturaleza sensible.^^^

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...*** En otra vida ***...

- "Es toda tuya", dijo Messi.

Margarita está asustada, completamente desnuda, su espalda reposa sobre el escritorio y sus caderas parecen colgar, mientras Emilio Lagos sostiene sus brazos sobre la cabeza; ella grita que la suelten, pero la tela con que la amordazaron la siente casi en su garganta y le duele.

Ve a Richard acercarse, se baja la cremallera, ella se desespera, hace un esfuerzo por soltarse del agarre de Lagos, Mussi le da un puñetazo que la confunde, sangre brota de su nariz. Luego otro dolor intenso, grita y llora, Richard ha ingresado completamente en ella, rompiendo la barrera, robando su inocencia.

- "Mierda, es virgen", dijo Richard, y se ríe como un demonio.

Los otros se miran y luego se ríen, mientras Richard la sigue embistiendo una y otra vez; ella mira el techo, mientras su cuerpo siente los embates y el dolor, las lágrimas caen una tras otra.

- "Deja de resistirte y será más fácil, o de lo contrario para cuando acabe, nadie te querrá. Te vamos a partir", amenazó Mussi, esas palabras y esa voz serían imborrables para Margarita.

Richard la siguió embistiendo hasta que logró su satisfacción, y se fue a botar el preservativo, lo que menos querían es dejar algún rastro con que los pudieran identificar. Cuando el terminó, por un momento Margarita se había quedado quieta, su rostro le dolía, su parte íntima se sentía un infierno, pero eso recién empezaba.

- "¿Sigues, Francisco?", preguntó Mussi, como si lo que estuvieran haciendo, no era destruir de todas las maneras posibles a una mujer, que rechazó a uno de ellos, ese era su castigo, el precio de no someterse a su voluntad.

- "Sabes lo que a mí me gusta, déjala más cansada, no quiero resistencia", respondió Francisco.

Margarita escuchaba todo, hubiese querido desmayarse y no recordar.

- "Más vale que te quedes quieta, o te va a doler más. Al final de cuentas, vas a ver que vas a disfrutarlo, todas igual terminan disfrutando", expresó Demian, mientras se acomodaba para también embestirla.

¿Cómo podría disfrutar algo como eso?, pero por más que luchaba era inútil, ellos eran más fuerte, pronto ya tenía a Demian embistiendo dentro de ella, a diferencia de Richard, él si manoseó su pecho, sus muslos, sus glúteos, de manera violenta, como si quisiera humillarla más, teniendo acceso a todo su cuerpo, porque podía ver cuanto asco le causaba eso.

Cuando Demian Mussi terminó, Margarita estaba mal en todos los sentidos, parecía ya no tener fuerza para resistirse; pero no sabía, que venía lo peor. Francisco no iba a dejar de ella en pie, no iba a dejar nada con que ella pudiera sentirse bien. Ella vio la sonrisa sádica, y sin que pudiera hacer algo. Jaló su cuerpo, la volteó violentamente hasta que estuviera boca abajo con el pecho sobre el escritorio, para embestirla.

El dolor de eso fue indescriptible, pese a mantenerse consciente con los otros atacantes, el suplicio fue demasiado, se desmayó; cuando despertó estaba destrozada, parecía que una aplanadora había pasado sobre ella, ahí tirada en el suelo no podía moverse, tenía varios moretones; los hombres bebían sus finos tragos, como si no hubiera una mujer completamente rota en la misma habitación.

- "Se despertó la puta", dijo Demian. "También puedes divertirte con ella, Emilio", agregó.

Eran peores que los animales salvajes, como podrían obtener satisfacción de alguien herido, pero también fue violada por Emilio. Ella ya no se resistió, ya no gritó, solo quería morir, mientras escuchaba las doce campanas del enorme reloj de péndulo que tenía Demian Mussi.

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...*****...

Ahí en la cama, mientras el sudor se los escalofríos recorren su cuerpo, la respiración de Margarita es agitada y fuerte, está temblando, tiene nauseas y todo el miedo parece envolverla, se separa violentamente del abrazo de James, lo que hace que él despierte, solo puede verla correr al baño.

Margarita abre la ducha, se pone debajo del agua y se restregaba el jabón fuertemente sobre su cuerpo, quiere limpiarse toda de aquel recuerdo de los cuerpos que la mancillaron.

James, que la había seguido, la mira a través del vitral, la actitud de la joven lo confunde, se pregunta si fue lo que pasó entre ellos lo que tiene así, al fin de cuentas parecía haberlo disfrutado; el empresario frunce el ceño.

Margarita parece estar atrapada en sus recuerdos, disfrutó estar con James, pero ahora aquella frase "todas igual terminan disfrutando" se siente como un castigo. La pesadilla no ha terminado, el dolor en el alma sigue, los recuerdos vuelven y lastiman, es una lucha constante; cree que ha resistido su encuentro con James por su deseo de represalia y eso ha acallado el miedo, se repite en su dolor una y otra vez que necesita castigar a los culpables; de la manera más dolorosa posible, vivirían un infierno tan terrible como aquel que la hicieron sentir aquella noche.