Christian Moltanba es el principal sospechoso de cometer tres asesinatos, por esta causa, es llevado a la pena de muerte. El muere sin conocer a su hijo, Mathias, el cuál también es hijo de Ana Lucia, una joven abogada que luchó hasta el último momento junto a Christian, pero la muerte del joven la deja a ella en peligro, y se ve obligada a casarse con el más longevo de la familia Montalbán. El señor William. quién después de la muerte de Christian, reaparece luciendo mucho más joven.
lo cierto es que el deceso de Christian no quedará impune, pues Moltanba regresará del mismo infierno para hacer pagar a todos sus enemigos y así poder demostrar que es inocente.
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Escena del crimen.
2-. A pesar de los años, Ana Lucia, no ha podido olvidar aquel rostro. Montalbán es el progenitor de su hijo y lo ha buscado por todo lado. —¡El padre de Mathy es un asesino! ¿Cómo rayos se lo explico a mi hijo? ¿Cómo se lo diré? La mujer caminaba de un lado a otro y sujetaba su cabeza, sin saber qué hacer.
—¡Tengo que verlo! Tengo que hablar con él. Como madre, Ana Lucia quería lo mejor para su hijo, por lo tanto, decidió afrontar a aquel hombre.
—Quizás, al llegar a un acuerdo con él, lo mejor es que mi hijo lo vea y sienta el rechazo de su padre, así mi hijo quedará en paz.
La mente de esta jovencita se mueve con destreza, es buena haciendo tratos y negocios, por algo se convirtió en abogada.
Montalbán es ahora el hombre más buscado del país, pronto sentirá todo el peso de la ley, así que la joven pensó que sería fácil verlo.
Por lo tanto, al salir de su casa, se dirigió al lugar donde sucedieron los hechos.
La cabaña de Montalbán está siendo custodiada por la policía y los forenses recopilan evidencias.
Esa tarde, Ana Lucía, llegó y se paró justo al frente del cordón de precaución. Parece que no podrá avanzar más; sin embargo, desde ahí podía ver la macabra escena.
—Es terrorismo, ese hombre no tuvo compasión. Pensó al ver todo lleno de sangre, al parecer las víctimas fueron descuartizadas.
Esto no lo pudo haber hecho solamente una persona, aquí hay más gente involucrada. Se cuestionó la abogada. Su carrera es corta, pero cuenta con algo de experiencia.
—¡No puedes estar aquí! Richard se acercó a ella y la corrió hacia atrás al mismo tiempo, intentando que ella no pudiera ver más.
—¡Richard, qué bueno verte! ¡No sabía que veías este caso! Ana Lucia se sorprendió de que él estuviera en ese lugar.
—¡Soy especialista en homicidios! ¿Lo recuerdas?, y es mi obligación estar aquí. El hombre sonrió al ver a Ana Lucía.
—¡Eso es perfecto! Richard, necesito tu ayuda. Te diré algo: el presunto asesino es el padre de Mathias. Quizás la mujer se precipitó, y no tomó en cuenta los sentimientos de su novio.
—¿Qué? Ana Lu, esto no puede ser, como lo dices con tanta tranquilidad, esto es grave, es un asesino, no sabes lo que yo he visto. Richard señaló un lugar en específico y añadió: esa chica no merecía morir así. Nadie merece morir en manos de un demente como esa.
La abogada respiraba con profundidad, sabe la gravedad del caso, pero si se está involucrando, es por su hijo.
—¡Lo sé! Pero Mathias quiere conocer a su padre, ok, lo admito y lo reconozco, es mi culpa por haberme acostado con un desconocido esa noche, pero es mi hijo también, y tiene derecho a saber quién es su padre.
—¡Me niego! Ese niño es un angelito, no tiene ni una pizca de maleza. Richard la interrumpió, él se lleva muy bien con Mathias, y lo que menos desea es que el niño sufra.
—Sí, pero tú no eres su padre, no puedes decidir sobre él, mi hijo tiene que saber la verdad. Ana Lucía habló con rudeza: esta joven es terca y testaruda, y cuando algo se le mete en la cabeza, nadie se lo saca.
—Bien, confiaré en ti, ya lo decidiste y mi deber es apoyarte. Dime, ¿qué necesitas? Preguntó el agente a cargo. Aunque lo hizo solo por compromiso.
—¡Quiero saber todo, empaparme del caso! Voy a ser parte de la defensa de Montalbán. La joven añadió.
—¡Ana Lu… eso no! Es un caso perdido, el nombre y las huellas de ese hombre están por todas partes, desde ya, perderás este caso, y eso no es bueno para tu carrera.
—¡No me importa, ya medí las consecuencias, Montalbán es el padre de mi hijo! Por ende, quiero apoyarlo, lo haré por Mathy. Y sí que es terca, esta mujer, pero ¿qué se le va a hacer, una madre que hace lo que sea por su hijo?
—¡Estás completamente loca! Pero espérame, te pasaré toda la información que tengo. El agente se volteó disgustado, y quizás por eso, no le mencionó que hay muchas cosas que no encajan en este caso, pues al parecer la escena fue manipulada y montada. Hay un gran pez que está manejando todo desde arriba. El agente fue en busca de su móvil y, antes de enviar la información a su novia, le advirtió nuevamente.
—¡No te involucres mucho! Ana Lu, presiento que si lo haces destruirás tu vida. Puedes ponerte en peligro.
—¡Ese es mi problema! Tú solo haz lo que te pedí. Ana Lucia está más que decidida, al parecer Mathias es lo más importante que ella tiene en su vida.
*** Media hora después, Margarita llevó a su hijo a urgencias, y una vez que estabilizaron la condición del joven. La señora comenzó a planear la salida del hospital, esto se debe a que el hospital está protegido por algunos oficiales de seguridad.
—Madre, no quiero huir, esto me va a perjudicar aún más. Christian no ha desertado la idea de entregarse a la policía. Ambos se esconden detrás de una puerta.
—¡Hijo, dices eso porque no has visto las noticias! Estás condenado, te llevarán a la silla eléctrica. Eso era lo que más le preocupaba a Margarita. Una vez que Christian pusiera un pie en prisión, jamás volvería a salir de ese sitio.
En ese momento, el joven Montalbán sujetó con sutileza los hombros de su madre y, al mirarla a los ojos, le dijo. —¿Qué tan grave es? Mamá, yo soy inocente. La mirada de Chris, era tan pura, tanto así, que Margarita pudo ver la inocencia en la mirada de su hijo.
—Madre, no te imaginas lo que me duele la muerte de Teresa. Yo la quiero mucho, jamás podría hacerle daño, fue la única que me hizo olvidar el incidente con aquella chica.
Se dice que una madre puede sentir el dolor de su hijo y, así le sucedió a Margarita, ella podía sentir el sufrimiento de Christian.
—Lo sé, hijo, es por eso que debemos estar juntos y descubrir quién está detrás de esto.
Mírame y dime, ¿tienes más enemigos? La señora Montalbán miraba nerviosa a través del vidrio de la puerta; tenía miedo de que los descubrieran.
—¡No, madre, yo no tengo enemigos, no tan poderosos! Respondió el joven con ligereza, y es que su más grande enemigo ha estado a su lado y nunca lo ha percibido. Por esta razón no comprende lo que ha sucedido.
—¡Bien! Entonces, déjame sacarte de aquí sin que te vean, confía en mí. Le dijo estirando la mano para que su hijo la sujetara. Tenía la esperanza de que él no se entregase.
—¡Está bien! Pero debemos encontrar una forma de salir sin que nos vean, es muy arriesgado ir en mi auto. El joven accedió a esconderse mientras recolecta algo de evidencia, o al menos una pista que lo lleve a la persona que está detrás de todo esto. En ese momento sus bellos y brillantes ojos oscuros mostraron un poquito de fe, ya que minutos atrás no estaba seguro de salir de ese embrollo.
Aunque solamente un milagro lo puede salvar de todo lo que se avecina.