Danara, una adolescente de 16 años, se siente atrapada entre sus inseguridades y la presión de encajar en la sociedad. Su vida da un giro cuando conoce a Luca, el nuevo vecino de 18 años, extrovertido y lleno de energía, pero con sus propias inseguridades sobre su futuro. A pesar de sus diferencias, entre ellos surge una conexión especial, pero Danara lucha con sus miedos y la diferencia de edad, mientras que Luca teme no ser suficiente para ella.
A lo largo del verano, ambos enfrentan sus temores, aprenden a confiar el uno en el otro y a comprender sus sentimientos. Sin embargo, con el fin de las vacaciones, deben hacer frente a nuevas responsabilidades: Luca se prepara para la universidad y Danara comienza la secundaria. A pesar de los desafíos del futuro, su relación se fortalece, y juntos prometen seguir adelante, enfrentando lo que venga con valentía y amor.
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capitulo 23
Danara
Luca estaba aún en mi habitación, sentado en la cama, cuando de repente escuchamos la puerta del pasillo abrirse con un portazo. Justo en ese momento, David entró en mi cuarto con una mirada de seriedad que dejó a Luca sin palabras.
—¿Qué haces aquí? —preguntó David, cruzándose de brazos mientras miraba a Luca, que seguía sentado en mi cama.
Luca, un poco confundido y alarmado, levantó la mirada y se levantó rápidamente.
—Eh... bueno, estaba... eh, buscando a Danara —dijo, con una sonrisa forzada.
David, sin perder tiempo, agarró a Luca del hombro y lo sacó de la habitación con una fuerza sorprendente.
—Vamos, compañero. Esto no es un hotel —dijo, cerrando la puerta de golpe detrás de él.
Laura, que había visto todo desde el pasillo, llegó rápidamente en mi ayuda. Estaba tan preocupada por Luca que ni siquiera se detuvo a escuchar las disculpas que él intentaba balbucear.
—¿Qué haces aquí? —Laura le preguntó a Luca mientras le daba una suave palmadita en la espalda—. Mis padres no están, ¿recuerdas?
Luca miró alrededor, confundido, mientras Laura lo guiaba suavemente hacia la sala.
Mientras tanto, yo no podía evitar reír. Me había olvidado de lo protector que David podía ser, especialmente cuando se trataba de su hermana menor. La risa empezó suave, casi tímida, y pronto se convirtió en una risa de esas que no puedes parar.
Luca, de pie en la sala con Laura, me escuchaba riendo con una expresión entre confundida y encantada. Parecía no poder creer lo bonita que sonaba mi risa.
—¿Por qué estás riendo? —preguntó Luca, con una sonrisa torpe.
—Es... gracioso, Luca. ¡David casi te mata! —respondí, sin poder contenerme.
Luca sonrió, sacudiendo la cabeza con un aire divertido.
—No pensé que mi primera impresión sería tan... eh, fuerte —dijo, encogiéndose de hombros.
Laura, por otro lado, seguía con una sonrisa divertida y aprobatoria.
—No te preocupes, Luca. Así es David con sus amigos. Pero me alegra verte tan feliz con Danara —le dijo, guiñándole un ojo antes de regresar a mi lado.
Luca miró hacia mí, todavía sonriendo. Parecía completamente embobado con mi risa.
—No sabía que eras tan graciosa —dijo, con una expresión de asombro.
Yo, aún sonriendo, me acerqué a él y le cogí la mano.
—¿Crees que soy graciosa, Luca?
Él me miró con una expresión sincera, completamente maravillada.
—Sí, de verdad. Me encanta escuchar tu risa. Es... mágica.
Mis mejillas se sonrojaron, y Luca también se sonrojó, mirándome con una expresión de ternura que me hizo olvidarme de las risas y empezar a mirarlo con una intensidad diferente.
Mientras tanto, David estaba en la cocina refunfuñando, intentando entender qué hacía Luca en mi habitación. Laura solo reseguía sonriendo de lado, disfrutando de la escena con una mezcla de diversión y alivio. Ella sabía que lo que había pasado no era para tanto, pero también sabía que David se había puesto así porque realmente se preocupaba por mí.
Yo, sin embargo, aún no podía parar de reír por lo que había sucedido. La situación había sido tan absurda, pero tan tierna a la vez. Luca, tan nervioso y confundido, y David actuando como si fuera el protector más feroz. Me hacía sentir tan… especial, como si mis hermanos realmente me cuidaran, aunque a veces eso significara escenas como esa.
—¿Estás bien? —Luca preguntó mientras se acercaba a mí, su expresión ahora un poco más relajada. Su rostro estaba teñido de una leve sonrojada, aunque parecía más divertido que molesto por la situación.
—Sí, solo… —me reí de nuevo—, es solo que no me esperaba a David entrando de esa forma. ¡Fue tan dramático!
Luca sonrió, y pude ver cómo sus ojos brillaban con cariño. No pude evitar sentirme más unida a él, a pesar de la confusión y el caos que habíamos experimentado. La situación nos había hecho más cercanos, y su forma de mirarme me hacía sentir como si en ese momento, solo importara yo para él.
—Bueno, yo no sabía que necesitaba pedir permiso para entrar en tu habitación —dijo con tono juguetón.
—No es eso —respondí, aún riendo—, es solo que… David es un poco protector conmigo.
Luca asintió, comprendiendo la situación.
—Lo puedo ver. Pero, en serio, ya me voy a acostumbrar a las reglas de esta casa. Solo me hacía falta una bienvenida más... intensa.
—Sí, eso fue... definitivamente intenso —dije, agachando la cabeza para ocultar una nueva risa.
Laura se acercó a mí, mirándome con una sonrisa cómplice.
—Tienes que aceptar que en esta casa siempre habrá alguien cuidándote —dijo, guiñándome un ojo.
—Sí, ya lo sé. Y ahora... creo que también tengo que lidiar con el hecho de que David probablemente se quede con el control remoto toda la noche —respondí con una sonrisa irónica.
Luca rió junto a mí, y en ese momento me sentí más conectada con él que nunca. Ya no importaba que mis hermanos fueran protectores o que mi vida no fuera tan tranquila como pensaba que debía ser. Lo importante era que, en medio de todo eso, había alguien que me hacía sentir bien, que me entendía y que estaba dispuesto a compartir conmigo no solo las risas, sino también los momentos incómodos y tiernos.
—Y ahora, ¿qué hacemos? —preguntó Luca, mirando hacia la puerta como si estuviera evaluando sus opciones.
—Bueno, creo que lo primero será sobrevivir al ataque de David, pero luego… ¿qué tal una película? —sugirió Laura, mientras guiñaba un ojo.
Yo asentí, contenta con la idea. Luca miró hacia mí, y antes de que pudiera hablar, yo ya le había dado mi respuesta con una sonrisa.
—Perfecto. ¡Una película suena genial!
Y así, con el caos de la visita de Luca y la reacción de David, pasamos la tarde entre risas, abrazos, y miradas cómplices. Yo me sentía más feliz que nunca, porque, aunque no todo fuera perfecto, estaba rodeada de personas que realmente me querían. Y, por primera vez, sentí que podía confiar en mi corazón, que estaba empezando a descubrir algo más profundo con Luca, algo que se construía día tras día.