Mi vida siempre fue estar en un internado religioso, tanto que creí que mi vida estaba destinada a ser una monjita después de todo era la única vida que conocía pero el destino o Dios tenían algo preparado para mí muy distinto a lo que pensé que sería.
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Un patrón enamorado
Una vez dentro de esa enorme casa nos llevaron a curar a un hombre herido de bala era uno de los empleados, no era nada de gravedad, extraje la bala ya que su herida era superficial no había daño, el jefe salió dando órdenes que nos llevarán de regreso, dándonos una gran suma de dinero, estábamos a punto de irnos cuando entro una mujer gritando--
--- Patrón su mujer ha entrado en labor de parto y todavía le falta un mes, se ha puesto muy mal tiene mucha fiebre---
Les pedí que nos llevarán con ella, efectivamente ella entro en labor, el problema es que el bebé no estaba en la posición correcta, no teníamos tiempo para llevarla aún hospital para realizarle una cesaría, trate de acomodar la creatura con algunos conocimientos aprendidos de una partera, que vivía en la hacienda de mi abuelo, la muchacha a penas tenía 16 años era muy frágil, me recordó a Annie heces unos años atras, Annie estaba a mi lado ayudándome y tratando de calmar a esa pobre niña, logré a comodato al producto empezó a coronar, empezó a salir el bebé venía perfecto, no se podría decir lo mismo de aquella pequeña chica tenía una hemorragia, la presión había bajado aquel hombre no paraba de llorar y gritar...
--- Perdoname no quería que quedarás embarazada aún siendo tan pequeña, perdón, por favor no me dejes te necesito, sin ti no soy nada, no te vayas te lo ruego.---
Le pedí que consiguiera algunas cosas ya que las próximas horas serían de relevancia, tal vez necesitaría una transfusión, por suerte tenía los antibióticos necesarios Annie le aplicó algunas, le coloco un suero, pero tendríamos que quedarnos algunos días hasta que ella mejore..
ANNIE
Después de aquel día tan pesado nos dirigimos hacia la comunidad que nos tocaba , unos hombres armados nos secuestraron me jalaron hacia un coche yo temblaba de miedo el doctor Fernando, me abrazaba, me tranquilizó aquel hombre cuando dijo que por ser monjita no me haría nada por suerte traía este hábito, llegamos una enorme hacienda entre el bosque, curamos a un herido, pero lo más terrible fue ver a aquella pequeña chica en labor de parto todo se había complicado, sentía gran empatía por ella, su sufrimiento. Podía ver la cara de angustia del doctor Fernando, pero también de aquel hombre que era temido por aquellos que lo llamaban jefe, su amor y desesperación lo hacían tan vulnerable, no observó a su pequeño bebé que tenía en mis brazos solo se dedicó a su mujer, le entregué el bebé a una de las mujeres que se encontraban ahí después de limpiarlo seguí las órdenes del doctor Fernando, aplicando los antibióticos y el suero, tendríamos que quedarnos algunos días para estabilizarla, lis días pasaron y ella iba mejorando sin embargo las lluvias continuaban y cada vez con más fuerza, casi no había hablado con el doctor Fernando, solo nos preocupaba la salud de esa chica, tomábamos diferentes turnos para no dejarla sin atención, el padre de su hijo siempre la acompaño, no quería separar de ella, yo ya no traía el hábito, traía una sudadera y un pantalón, no traía ropa interior ya que no me había proporcionado alguna me sentía un poco incómoda, justo cuando le iba a retirar el suero a la chica el doctor Fernando se me acercó creo que se dio cuenta que no traía sosten, sus brazos rodaron por mis pechos produciendo una gran excitación.