Cuando Llegaste

Jéssica Coutinho

Estar en los brazos de Gabriel es tan bueno, el placer que me da, nunca he sentido nada como cada una de sus caricias, puedo sentir su deseo por mí.

Gabriel hizo un rastro desde mi cuello hasta mi coño y mi novio me chupó como si fuera lo más sabroso que había probado nunca.

Sentía tanto placer que sujeté la cabeza de Gabriel y apreté mi coño contra él, masajeando su preciosa cara mientras él masajeaba mi pecho derecho, que me estaba volviendo loca.

Voy a ir.

Gabriel: Cum en la boca de su hombre.

Tras esa frase y el apretón que me dio en el clítoris, fue el fin para mí. Me volqué en su boca como nunca y Gabriel chupó toda mi miel.

Lo ansiaba, quería más, quería que me follara duro, el fuego que sentía era abrumador, tenía fiebre y quería aliviarla.

Le ayudé a quitarse la ropa, los calzoncillos y los pantalones y cuando su polla@ salió de sus pantalones me sobresalté. Sólo había tenido un hombre en mi vida y al ver ahora el documento de Gabriel me sobresalté y salivé. Era blanca y las venas eran muy evidentes en la cabeza rosada que rezumaba pre-cum.

Llevé a Gabriel al enorme puff donde vimos la película, lo senté y se la chupé.

Gabriel: El amor no tiene por qué.

Hacía movimientos frenéticos, me los metí con cuidado en la boca mientras le masajeaba los huevos, me llevé la mano derecha para ayudarme mejor, aumenté los movimientos y oír el gruñido de Gabriel me estaba volviendo loca, aullaba como un animal hambriento, me lo metí lo más profundo que pude en la garganta, me lo saqué de la boca y le chupé los huevos y luego volví a chuparle la polla.

Gabriel: Cariño, no puedo soportarlo.

Gabriel intentó sacármelo de la boca, pero no le dejé y para ser la primera vez que me lo tragaba entero, no estaba tan mal.

Gabriel: Hostia puta, te voy a joder mucho Jessica, esa cara de niña tímida que tienes es solo un disfraz y me encanta.

Gabriel se levantó del puff, me cogió en su regazo y me tiró en la cama. Luego me dio la vuelta, me puso a cuatro patas y me metió sólo la cabeza en el coño.

Por favor, Gabriel.

Plantilla: ¿Qué quieres?

Te quiero dentro de mí.

Dije mientras gemía: mi amiguito de abajo suplicaba sentir cómo me penetraba.

Gabriel: Cariño, no tengo un condón aquí.

Uso un DIU.

Estoy limpio.

Yo también.

Gabriel me penetró sin previo aviso, sus empujones eran fuertes y sus duras palmadas en mi culo eran una combinación perfecta para la perdición.

Gabriel: Apretado y caliente, muy sabroso, amor.

Jessica: Eso es delicioso, amor, lo quiero más fuerte.

Gabriel me levantó sobre las puntas de los pies, con una de sus rodillas apoyada en el colchón y la otra colgando. Sus fuertes embestidas me estaban volviendo loca y una presión volvía a acumularse en mi vientre, y supe que iba a correrme otra vez.

Jessica: Nena, me voy a correr.

Gabriel: Puedes correrte sobre la polla de tu hombre mientras te revuelcas.

Gabriel sacó su polla y se deslizó dentro, repitiendo esto unas tres veces, llevó su mano a mi clítoris y lo masajeó mientras me decía que me revolcara en su boca.

p@u y su mano.

Gabriel: Qué rico, ven conmigo y llénate de mi porr@.

Me corrí mientras rodaba para Gabriel y confieso que nunca me habían follado y deseado así, y pude ver en los ojos de mi novio lo excitado que estaba.

El día ya estaba amaneciendo fuera mientras los dos nos amábamos en el dormitorio, nuestro deseo mutuo era insaciable, no podíamos saciarnos, pero lo hacíamos, pero queríamos.

Gabriel: Vamos a descansar, que ya estás agotado.

Mi novio se rió y yo también. Me cargó y fuimos al baño a darnos una ducha, donde Gabriel lavó mi cuerpo y yo hice lo mismo con el suyo.

Caminamos hacia el armario y me puse sólo una de las camisas de Gabriel. Sabía que al día siguiente no podría ni andar.

Deitamos en la cama de cuchara mientras él acariciaba mi cabello. Entretejí nuestras piernas y una de mis manos fue hacia su axila. Sí, tenía esa manía; incluso Ana bromeaba sobre esa costumbre mía.