"El Misterio del Bosque Encantado" es una emocionante novela de aventuras que sigue a Lucas, un joven aventurero que, desafiando las advertencias de su pueblo, explora un bosque misterioso lleno de secretos. Tras encontrar una puerta oculta y enfrentarse a una criatura mítica, Lucas descubre que su destino está ligado a una espada ancestral y a un portal que lo transporta a un mundo desconocido. Allí, es recibido por un grupo de guerreros que lo guiarán en una nueva misión, mucho más peligrosa de lo que jamás imaginó. Esta es la historia de un viaje lleno de valor, misterio y descubrimientos.
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Ecos en la Oscuridad
Al dejar atrás las montañas de Cailhen, Lucas, Mara y Torak se adentraron en un paisaje cada vez más inhóspito. A medida que avanzaban, la vegetación se volvía más extraña y menos colorida, como si el mismo terreno respondiera al oscuro poder que alguna vez había dominado la región. Pero, más allá del cambio en el paisaje, algo más comenzó a inquietar a los tres: una sensación indefinible de que no estaban solos, una sombra que los seguía en silencio.
Esa noche, mientras acampaban cerca de un claro rodeado de árboles antiguos y retorcidos, Lucas percibió algo extraño. No era una visión ni un sonido, sino un sentimiento, como si alguien estuviera observándolos desde una distancia prudente.
—¿Sienten eso? —preguntó, observando a sus compañeros.
Torak, cuya atención a los peligros nunca disminuía, asintió mientras dejaba de afilar su espada.
—No estamos solos —dijo en voz baja—. Pero quien o lo que sea que nos esté siguiendo es lo suficientemente hábil para no dejar rastro.
Mara miró hacia los árboles, cuyos troncos se contorsionaban en formas extrañas. Sintió una punzada de inquietud al recordar las palabras del santuario de los antiguos maestros: "cada sombra que enfrentes es parte de ti". Aquella advertencia se le había quedado grabada, y ahora esa sombra parecía estar mucho más cerca de lo que imaginaban.
Antes de que pudieran tomar alguna medida, una figura apareció entre las sombras de los árboles. Era alta y delgada, con una capa oscura que se fusionaba con la penumbra. Sus ojos, de un extraño tono ámbar, parecían contener un conocimiento antiguo, como si cada uno de ellos guardara siglos de secretos.
—Los Guardianes del Equilibrio —dijo la figura en un tono suave, pero cargado de poder—. Finalmente los encuentro.
Los tres se pusieron en guardia de inmediato. Sin embargo, la figura levantó una mano, indicando que no tenía intención de atacar.
—¿Quién eres? —preguntó Lucas, con la voz firme pero alerta.
—Me llamo Nyran, un Guardián de la Vieja Orden —respondió la figura—. Hace muchos años, mi misión era proteger el equilibrio, tal como ahora es la suya. Pero desde entonces… todo ha cambiado. El equilibrio que ustedes buscan restaurar no es el mismo que alguna vez defendimos.
Sus palabras sorprendieron a Lucas y sus compañeros. No esperaban encontrarse con un Guardián de épocas antiguas, y menos aún con alguien que parecía desafiar el propósito mismo de su misión.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Mara, con los ojos entrecerrados.
Nyran dio un paso adelante, y sus ojos brillaron con intensidad.
—Los antiguos Guardianes aprendimos que el equilibrio no es solo una idea, sino una fuerza con voluntad propia. Hace siglos, intentamos mantener ese equilibrio… pero descubrimos que cada acto de luz genera una sombra igual. Cada esfuerzo por mantener la paz, cada intento de justicia, da origen a fuerzas que se oponen a ello.
Torak frunció el ceño, escéptico.
—Entonces, según tú, ¿el equilibrio es imposible de alcanzar?
—No, no es imposible —respondió Nyran—. Pero no es como ustedes creen. Aquellos que lo buscan deben estar dispuestos a aceptar la oscuridad en sí mismos, a convertirse en la sombra cuando sea necesario. Eso fue lo que nos destruyó. La Vieja Orden se dividió, y aquellos que no aceptaron ese camino… desaparecieron.
La revelación los dejó sin palabras. ¿Acaso su misión estaba destinada al fracaso? Lucas sentía la duda crecer dentro de él, pero también recordaba las pruebas que había superado, el camino recorrido. Había algo en las palabras de Nyran que sonaba a advertencia, pero también a desafío.
—Quizás, entonces, nuestra tarea no es seguir el mismo camino que ustedes —respondió Lucas, con renovada firmeza—. Sabemos que hay una lucha constante entre la luz y la oscuridad, pero creemos que ambas pueden coexistir. No es una cuestión de ganar o perder, sino de entender y aceptar.
Nyran los observó en silencio, como si considerara sus palabras. Finalmente, asintió lentamente.
—Tal vez. Pero aún así, deben saber que el verdadero equilibrio no es algo que puedan imponer en el mundo. Es algo que deben encontrar primero en ustedes mismos, y luego permitir que los demás descubran.
Con esas últimas palabras, Nyran extendió una mano hacia Lucas. En su palma, descansaba una piedra negra con un grabado antiguo, un símbolo de protección que representaba el antiguo juramento de los Guardianes.
—Este es un símbolo de nuestra Orden. Es un recordatorio de lo que enfrentamos, de los sacrificios que hicimos. Llévenlo consigo, y recuerden siempre que el equilibrio tiene un precio.
Lucas tomó la piedra con cuidado, sintiendo su peso en la mano. Observó a Nyran, asimilando sus palabras, y comprendió que el camino que tenían por delante sería más difícil de lo que había imaginado.
Nyran los observó por última vez, y antes de desvanecerse en la penumbra, dejó un último consejo.
—La oscuridad no es siempre enemiga, Guardianes del Equilibrio. Aprendan a escuchar sus susurros, porque a veces, los mayores aliados pueden encontrarse donde menos lo esperan.
La figura se desvaneció en la noche, y los tres amigos quedaron en silencio, procesando todo lo que habían escuchado. Sabían que el viaje continuaría, pero también que había algo en sus propias sombras que debían enfrentar y aceptar si querían seguir adelante.
Mientras guardaban la piedra de Nyran, comprendieron que su misión iba más allá de restaurar el equilibrio en el mundo. Ahora, debían encontrar el equilibrio en ellos mismos.