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Mandarins Deceit

Mandarins Deceit

Status: En proceso
Genre:Romance / Yaoi / Posesivo / Omegaverse
Popularitas:3.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Koura Riel

Lee Haeng-un, intercambiado al nacer, creció sintiéndose fuera de lugar en una familia que no era la suya. A los 25 años, se refugió en una granja de mandarinas, intentando escapar del doloroso pasado que lo perseguía. Una noche, un misterioso omega millonario llamado Ryu Lian apareció en su vida. Ryu, al descubrir la verdadera identidad de Lee como el hijo perdido de una poderosa familia, planeó ganarse su confianza con intenciones ocultas.

NovelToon tiene autorización de Koura Riel para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Venganza

Lee despertó, como siempre, sin emoción, sin sorpresas. Otro día más. Pero hoy no era un día cualquiera. Era su cumpleaños número 32. El tiempo había pasado, dejando marcas invisibles pero profundas en su alma. Mientras se vestía, su mente vagaba en pensamientos oscuros, el resentimiento ardiendo silenciosamente bajo la superficie. Hoy era el día.

Había pasado años observando desde las sombras. Años planeando. Cada movimiento, cada paso, había sido calculado con precisión. Ahora, todo estaba listo. Era intocable. Su reputación como un hombre de justicia, pulcro e impecable, estaba completamente asegurada. Nadie jamás sospecharía lo que realmente se escondía tras esa fachada perfecta.

El clima era su cómplice. Las nubes negras cubrieron el cielo justo cuando dio la orden a sus subordinados. El plan comenzaba. Mandó a secuestrar al hijo de Ryu, asegurándose de que no hubiera ni un solo fallo. La lluvia comenzó a caer implacablemente, inundando las calles, bloqueando el tráfico. Los relámpagos rasgaban el cielo, acompañando el latido acelerado de su corazón. El destino parecía alinearse con su venganza.

En la casa de Ryu, todo estaba tranquilo. El niño jugaba en el jardín, inocente, sin saber lo que estaba por venir. Lee no pudo mirarlo. El odio que le tenía era demasiado intenso. Ese niño era la prueba viviente de la traición de Ryu. Era el símbolo de todo lo que había perdido, todo lo que le habían robado.

Mientras observaba desde la distancia, Lee sintió un nudo en el estómago. El aire húmedo lo envolvía, el olor a tierra mojada subía desde el suelo, mezclándose con la tensión en su pecho. No podía soportar la idea de que ese niño existiera, de que fuera fruto de Ryu y alguien más. Su ira era incontrolable. No quiso verlo. Ni una sola vez.

Sus hombres actuaron con rapidez y precisión. El niño fue sedado, su cuerpo pequeño se desplomó sin resistencia en los brazos de su secuestrador. Las gotas de lluvia golpeaban el suelo con violencia, pero el mundo parecía moverse en cámara lenta para Lee. Cambiaron la ropa del niño, manchándola con sangre, y la dejaron tirada en el jardín, justo frente a la puerta de Ryu.

Esa fue la última vez que alguien vio a Ree Hae el hijo de su Omega..

Las noticias llegaron rápido. La alarma resonó en toda la casa. El Omega, en pánico, salió corriendo bajo la tormenta, buscando desesperadamente a su hijo. Su grito desgarrador atravesó la lluvia, pero no había nadie que respondiera. Todo estaba sucediendo tal como Lee lo había planeado. El caos que había orquestado se desplegaba frente a sus ojos.

Desde lo alto del edificio, Lee lo observaba todo. El frío viento acariciaba su piel, pero su corazón estaba encendido, lleno de emociones contradictorias. Quería que Ryu sintiera la desesperación, el miedo, el vacío que él mismo había experimentado cuando fue abandonado. Quería venganza.

Mientras Lee observaba a Ryu caer de rodillas en el jardín, empapado por la lluvia, una oleada de satisfacción oscura lo invadió. Había esperado tanto por este momento, y verlo derrotado, gritando el nombre de su hijo bajo la tormenta, era justo lo que había soñado.

El agua caía con fuerza, empapando todo a su alrededor. Las gotas rebotaban sobre los charcos, creando pequeños círculos que se expandían lentamente. Cada trueno que retumbaba en la distancia resonaba dentro de él, como si el cielo aplaudiera su victoria.

Lee respiraba hondo, llenándose de esa sensación intoxicante de poder. Finalmente, era él quien tenía el control. El Omega que lo había traicionado estaba sufriendo, y eso lo llenaba de una fuerza indescriptible. Sentía el sabor de la victoria en el aire húmedo y frío. No había lugar para el arrepentimiento, no había espacio para la duda.

Ryu, completamente destrozado, suplicaba por su hijo, pero Lee solo sentía satisfacción. Los gritos que emergían de la garganta del Omega eran como una sinfonía perfecta, una banda sonora para su victoria largamente esperada. Cada lágrima de Ryu era un trofeo, cada lamento, una confirmación de que todo había valido la pena.

El odio que había sostenido a Lee durante todos esos años ahora brillaba con más intensidad que nunca. No había amargura, solo la dulzura de una justicia cruel, perfecta. La traición, las promesas rotas, los años de planeación... todo se había alineado para culminar en este preciso instante, y Lee disfrutaba cada segundo.

La lluvia continuaba golpeando el cristal a su lado, pero no era más que el telón de fondo de su triunfo. Mientras miraba a Ryu, derrotado y humillado, no sintió el más mínimo vacío, solo satisfacción. Su plan había sido ejecutado con una precisión quirúrgica, y el resultado era más glorioso de lo que jamás había imaginado.

Con cada trueno que retumbaba en la distancia, Lee se sentía más vivo. No había dudas, no había arrepentimientos, solo un poder oscuro que lo embriagaba. El Omega que una vez lo había herido estaba a sus pies, y eso le daba una sensación de invencibilidad que ningún otro sentimiento podría igualar.

"Esto es todo lo que quería", pensó Lee, mientras sus labios se curvaban en una sonrisa fría. No había espacio para la compasión en su corazón endurecido. Ryu estaba pagando por todo, y eso era suficiente.

La tormenta seguía su curso, implacable, y el viento arrastraba las hojas del jardín como si el universo entero celebrara su victoria. Lee cerró los ojos por un instante, dejando que la sensación de poder lo inundara. Había ganado. Finalmente.

Cuando volvió a abrirlos, no había vacilación en su mirada. Observó a Ryu una vez más, empapado y desolado. El Omega había sido destruido, y Lee se deleitaba en cada segundo de esa caída. Había traído justicia a su propia manera, y no había nada que lamentar.

Con una última mirada de satisfacción, Lee se apartó de la ventana. El frío del cristal aún vibraba en sus dedos, pero eso solo intensificaba la sensación de logro. La victoria era suya, y nada ni nadie podría quitársela.

1
Sil🌻
Excelente
Nicole Campoverde
hermosa escritura
Nicole Campoverde
lindo
Nico
muy lindo esperando leer más.
Ofelia Paloma Rodriguez
Excelente
Fernando Loja
Se durmió por mucho tiempo
Fernando Loja
Nooooo, que sad...
Fernando Loja
me van a ver comentando cada capítulo...
me encanta la escritura....
Fernando Loja
cada día Ryu es más divertido
Fernando Loja
Ese Ryu cada día más /Slight/ loco jaja
Fernando Loja
Crueles los padres de Ryu
Fernando Loja
Pobre Ryu 😭
Fernando Loja
excelente trama, me encantó las vueltas que da cada personaje y la emoción que se transmite en la escritura.
ánimo 😁
Koura Riel
💕💕💕💕
Nico
AJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA "Amo las mandarinas."
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