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Susurros Del Más Alla | Ecos Del Pasado

Susurros Del Más Alla | Ecos Del Pasado

Status: Terminada
Genre:Completas / Romance paranormal / Amor-odio / Leyendas de fantasmas / Escena del crimen / Casos sin resolver / Fantasía LGBT
Popularitas:1k
Nilai: 5
nombre de autor: R.K. Everheart

Cuando Elliot, un estudiante universitario, empieza a experimentar extraños sucesos en su hogar, nunca imagina que está a punto de adentrarse en un misterio que trasciende la vida y la muerte. La aparición inesperada de Blake, un fantasma atrapado entre dos mundos, desencadena una serie de eventos que revelan secretos ocultos y verdades perturbadoras.

Mientras Elliot intenta ayudar a Blake a encontrar su camino al más allá, ambos descubren que la conexión entre ellos es más profunda de lo que imaginaban. En su búsqueda, se enfrentan a enigmas sin resolver, fuerzas oscuras y un pasado que no está dispuesto a permanecer en silencio.

NovelToon tiene autorización de R.K. Everheart para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El retorno de la esperanza

El día siguiente amaneció gris, como si el clima reflejara la creciente tensión dentro de Elliot. Los últimos días habían sido un torbellino de emociones, revelaciones y secretos que parecían consumirlo desde dentro. Entre Blake, Adrián y el hecho de que solo Damián supiera la verdad, Elliot sabía que su vida no podía seguir igual por mucho más tiempo.

Había intentado mantener una fachada de normalidad con Lilith, William y Dylan, pero cada vez le resultaba más difícil. Las conversaciones triviales le parecían vacías, los momentos de risa fingida lo hacían sentir culpable. ¿Cuánto tiempo más podría seguir escondiendo la verdad de sus amigos?

—¿Estás bien? —preguntó Lilith, su mirada aguda siempre lista para detectar cualquier cambio en el comportamiento de Elliot. Estaban en la cafetería del campus, un lugar que solía ser el refugio del grupo, pero que ahora sentía como una prisión para él.

—Sí, solo un poco cansado —respondió Elliot, forzando una sonrisa que ni siquiera él mismo creía.

William lo observó desde el otro lado de la mesa, su mirada evaluativa y seria. —Te ves diferente, Elliot. Más… distante. ¿Está todo bien con Damián?

Elliot tragó saliva. Sabía que William y los demás se preocupaban genuinamente por él, pero mentirles una vez más le hacía sentir como si estuviera traicionando la confianza que habían construido. Miró a Damián, quien se mantenía en silencio, jugueteando con una cuchara en su café. Elliot notaba que Damián estaba igualmente inquieto, pero su comportamiento siempre era más impredecible cuando las emociones entraban en juego.

—Estoy bien —repitió, esta vez con un poco más de convicción.

Dylan, quien había estado distraído mirando su teléfono, levantó la vista justo a tiempo para captar la tensión en el aire. —Oye, si algo está mal, sabes que puedes hablarlo, ¿verdad? Todos estamos aquí para ti.

Elliot asintió, pero las palabras de Dylan solo hicieron que su pecho se apretara aún más. Sabía que el momento de decirles la verdad estaba cerca, pero no podía simplemente soltárselo allí, en medio de la cafetería. ¿Cómo les diría que había un fantasma viviendo con él, uno que estaba conectado con un pasado mucho más oscuro de lo que cualquiera de ellos podría imaginar?

Mientras intentaba reunir sus pensamientos, la voz tranquila y firme de Damián rompió el silencio.

—Vamos a tener que hablar con ellos pronto —dijo, sin rodeos, mirando directamente a Elliot.

Elliot sintió cómo su corazón se detenía por un segundo. William, Lilith y Dylan intercambiaron miradas confundidas, pero no dijeron nada. Elliot había esperado tener un poco más de tiempo, pero parecía que Damián también estaba llegando a su límite. La verdad pesaba demasiado en ambos.

—¿De qué están hablando? —preguntó Lilith, arqueando una ceja, claramente intrigada por la extraña conversación entre sus amigos.

Elliot respiró hondo, sintiendo que el momento inevitable estaba acercándose más rápido de lo que había anticipado. Pero aún no era el momento. No aquí.

—No es nada —respondió con un ligero tono de evasión, mirando a Damián con una expresión que decía "no ahora". Damián apretó la mandíbula, pero no insistió.

William lo miraba con ojos entrecerrados, claramente no convencido de la respuesta. —Elliot, no parece que no sea nada. Si hay algo que nos estás ocultando...

Elliot sintió el peso de las miradas sobre él, pero antes de que pudiera responder, su teléfono vibró en el bolsillo. Lo sacó rápidamente, agradecido por la distracción. Un mensaje de Blake apareció en la pantalla:

"Adrián está aquí."

El corazón de Elliot dio un vuelco. Sintió el aire volverse más pesado, como si el mundo estuviera cerrándose a su alrededor. Sabía lo que significaba ese mensaje. Adrián estaba cerca, y eso solo podía significar problemas.

—Tengo que irme —dijo abruptamente, levantándose de la mesa con tanta prisa que casi derramó su café.

—¿Qué? ¿A dónde vas? —preguntó Lilith, claramente sorprendida.

—Es algo importante, lo siento. Nos vemos más tarde. —Elliot prácticamente corrió fuera de la cafetería antes de que pudieran hacerle más preguntas, sintiendo el peso de las miradas de sus amigos detrás de él.

Damián lo siguió de cerca, sin decir una palabra. Sabía que el momento de confrontar a Adrián estaba cerca, y que la verdad, por más que intentara evitarla, no tardaría en salir a la luz.

Mientras cruzaba el campus, Elliot sabía que no podía seguir escondiendo la verdad por mucho más tiempo. El enfrentamiento con Adrián era solo el comienzo, y cuando llegara el momento, tendría que contarles todo a sus amigos, sin importar las consecuencias.

Pero por ahora, todo lo que importaba era encontrar a Adrián.

Elliot corría por los pasillos del campus, su corazón latiendo con fuerza mientras sentía la presencia de Damián cerca. Cada paso que daba lo acercaba más a lo inevitable, y su mente estaba dividida entre lo que estaba sucediendo con Adrián y lo que tarde o temprano tendría que explicarles a sus amigos.

La conexión con Blake vibraba dentro de él, como un susurro que le instaba a moverse más rápido. Sabía que si Blake había sentido la presencia de Adrián, la situación era delicada. Adrián no era alguien con quien pudieran jugar. Llevaba siglos ocultando su verdadera naturaleza, y cada vez que Elliot lo veía, sentía una oscuridad envolvente, como si estuviera en presencia de algo antiguo y peligroso.

Finalmente, Elliot llegó a un rincón apartado del campus, detrás de la biblioteca. Allí, bajo las sombras de los árboles, vio a Blake esperando, con los brazos cruzados y una expresión tensa. Junto a él, como una figura que parecía desentonar con el entorno, estaba Adrián. Su postura relajada contrastaba con la gravedad del momento, pero sus ojos… había algo en ellos que hacía que el aire pareciera más frío.

—Llegaste —dijo Blake sin apartar la vista de Adrián.

—¿Qué está pasando? —preguntó Elliot, intentando mantener su voz firme, aunque el nerviosismo lo carcomía por dentro.

—Adrián quiere hablar contigo —respondió Blake, sus palabras tan simples como inquietantes. Pero lo que más preocupaba a Elliot no era tanto el mensaje, sino el tono en la voz de Blake. Como si hubiera algo más que no estaba diciendo.

Adrián dio un paso adelante, sus ojos clavados en Elliot con una intensidad que lo dejó sin aliento por un momento.

—Elliot —dijo Adrián, su voz suave, casi como un susurro—. No viniste aquí para ser mi enemigo. De hecho, creo que hay más cosas que nos unen que las que nos separan.

Elliot no respondió de inmediato. Había tantas preguntas que quería hacerle a Adrián, tantas cosas que no entendía. ¿Por qué, después de tanto tiempo, Adrián seguía apareciendo? ¿Cuál era su verdadero propósito?

—¿Qué es lo que realmente quieres, Adrián? —preguntó finalmente, tratando de controlar el temblor en su voz.

Adrián esbozó una sonrisa leve, una que no alcanzó a sus ojos. —Quiero lo que siempre he querido. Respuestas. Y creo que tú puedes dármelas.

Elliot frunció el ceño, sin comprender del todo. —No sé de qué estás hablando.

Adrián soltó una risa baja, como si la respuesta de Elliot fuera casi entretenida. —Oh, creo que lo sabes. Hay cosas que aún no has descubierto, verdades que están enterradas bajo capas de secretos. Pero pronto, Elliot… muy pronto, todo se revelará.

Blake observaba la interacción en silencio, pero Elliot podía sentir su tensión. Había algo más en juego, algo que ambos estaban ignorando. Y aunque Adrián intentara parecer en control, había una lucha interna en sus ojos, una que no podía esconder completamente.

Damián, quien había permanecido en las sombras, finalmente dio un paso adelante, interrumpiendo el tenso diálogo. Su mirada oscura y seria se posó en Adrián.

—Si le haces daño —dijo Damián en voz baja, pero con una amenaza clara—, te arrepentirás.

Adrián lo miró de reojo, sin perder su compostura. —No vine a hacerle daño a Elliot, solo a ofrecerle la verdad. Es algo que tú deberías valorar también, ¿no crees, Damián?

Elliot miró a Damián con preocupación. Sabía que su amigo no era alguien que reaccionara bien ante provocaciones, y aunque había una lealtad férrea entre ellos, también entendía que Damián tenía sus propios límites. Y ahora, con Adrián empujando esos límites, Elliot temía lo que podría suceder.

—Adrián, basta —intervino Blake, dando un paso adelante—. No es el momento para esto.

Adrián lo miró por un instante, y luego su sonrisa desapareció. —Tienes razón, Blake. No es el momento. Pero pronto lo será. Muy pronto.

Elliot sintió un escalofrío recorrerle la espalda cuando Adrián se dio media vuelta y comenzó a caminar, alejándose de ellos. La sombra de su presencia pareció desvanecerse lentamente, pero el peso de sus palabras quedó en el aire, tan denso como siempre.

—¿Qué diablos fue eso? —preguntó Elliot cuando Adrián desapareció completamente de su vista.

Blake suspiró, frotándose la frente con la mano. —Adrián está buscando algo. Y, por alguna razón, cree que tú tienes las respuestas.

Elliot lo miró con incredulidad. —Pero yo no sé nada. Apenas lo conozco.

—Eso es lo que crees —dijo Blake, mirándolo con una expresión grave—. Pero hay cosas que no sabes de ti mismo, Elliot. Cosas que Adrián ha estado investigando durante siglos.

El corazón de Elliot dio un vuelco. Lo que Blake estaba sugiriendo era más aterrador de lo que había imaginado. Si había algo que Adrián sabía sobre él… algo que ni él mismo conocía…

—¿Qué voy a hacer? —preguntó en voz baja, más para sí mismo que para los demás.

Damián, que había estado en silencio todo el tiempo, se acercó a Elliot y lo miró con una seriedad que pocas veces mostraba.

—Te protegeré —dijo Damián, con una determinación tan firme que Elliot casi se quebró—. No dejaré que Adrián te toque. No dejaré que nadie te haga daño.

Elliot lo miró, sintiendo una mezcla de gratitud y miedo. Sabía que Damián cumpliría su promesa, pero también entendía que la situación era mucho más grande de lo que cualquiera de ellos podría manejar.

—Tenemos que estar preparados —dijo Blake, su mirada fija en el lugar donde Adrián había desaparecido—. Porque esto no ha terminado.

Y en el fondo, Elliot sabía que Blake tenía razón. Todo lo que había sucedido hasta ahora era solo el comienzo.

Elliot tomó una respiración profunda, tratando de asimilar lo que acababa de suceder. El encuentro con Adrián lo había dejado en un estado de confusión y vulnerabilidad. Por un lado, sentía que había algo importante en sus palabras, pero por otro, la amenaza que representaba no podía ser ignorada.

Blake lo observaba de cerca, como si estuviera esperando una reacción, mientras Damián no apartaba su mirada de Elliot, sus ojos oscuros llenos de una preocupación que no solía mostrar.

—¿Qué es lo que crees que sabe Adrián sobre mí? —preguntó finalmente Elliot, rompiendo el silencio.

Blake suspiró y miró hacia el cielo, como buscando la respuesta en las estrellas. —No estoy seguro, pero por la forma en que se comporta… es evidente que ha estado siguiéndote por mucho tiempo. No solo a ti, sino también a tu familia. Es posible que lo que él busca esté relacionado con tu pasado.

Elliot frunció el ceño. Su pasado no era precisamente un misterio para él. Sabía quién era, dónde había crecido, y lo que había vivido. Pero lo que Blake sugería iba más allá de lo que jamás había imaginado.

—No entiendo —dijo Elliot, pasando una mano por su cabello—. ¿Cómo podría tener algo que ver con todo esto?

—Hay más cosas de las que desconoces, Elliot —intervino Damián, con su habitual tono seco, pero esta vez lleno de una seriedad poco común—. Cosas que no te han contado. Si Adrián tiene razón, podrías ser más importante de lo que crees.

Las palabras de Damián lo sacudieron. Sabía que su amigo no solía hablar sin razón, y si él lo decía, había algo en juego que Elliot no alcanzaba a comprender del todo.

—Necesitamos respuestas —dijo Blake—, pero ahora no es el momento de enfrentarnos a Adrián de nuevo. Lo que más necesitamos es tiempo, y quizás… algo de ayuda.

—¿Ayuda? ¿De quién? —preguntó Elliot, sintiéndose más perdido que nunca.

Blake miró a Damián y luego de nuevo a Elliot. —Lilith, William, Dylan… tus amigos. No podemos enfrentarnos a esto solos. Aunque no sepan de Blake, ellos te apoyan, y eventualmente tendrás que decirles la verdad.

Elliot se tensó ante esa sugerencia. No estaba listo para hablarles a Lilith y a los demás sobre Blake y todo lo que estaba sucediendo. Además, no sabía cómo reaccionarían ante la presencia de un fantasma. Y sin duda, si la situación con Adrián empeoraba, involucrarlos podía ponerlos en peligro.

—No sé si sea una buena idea —dijo, dudando—. No quiero ponerlos en riesgo.

Damián frunció el ceño, mirando a Elliot con esa intensidad que pocas veces mostraba en público. —Ya están en riesgo. No decirles solo hará que las cosas sean más complicadas. Sabes que eventualmente van a descubrirlo, y será peor si se sienten traicionados por ti.

Las palabras de Damián eran duras, pero tenían sentido. Elliot sabía que, tarde o temprano, la verdad saldría a la luz. Sin embargo, el miedo a perder a sus amigos, a que lo vieran como alguien distinto, lo paralizaba. ¿Qué pensarían de él? ¿Cómo reaccionarían al saber que estaba viviendo con un fantasma y que alguien como Adrián lo estaba persiguiendo?

—Damián tiene razón —dijo Blake suavemente—. Cuanto antes enfrentes esto, mejor. Pero, claro, al final es tu decisión. Tú decides cuándo contarles, y cómo.

Elliot miró a Blake y luego a Damián. Sabía que ambos estaban tratando de protegerlo, cada uno a su manera. Pero la decisión recaía en él.

—Voy a pensarlo —dijo, sintiendo el peso de la decisión en sus hombros—. Pero no hoy. Hoy, solo quiero procesar lo que acaba de pasar con Adrián.

Blake asintió, entendiendo su necesidad de tiempo, mientras Damián permanecía en silencio, pero su mirada transmitía algo más: una lealtad inquebrantable. No importaba qué decidiera Elliot, Damián estaría allí para apoyarlo, sin importar las consecuencias.

—Hablaremos más tarde entonces —dijo Blake, con un tono que sugería que también necesitaba tiempo para reflexionar sobre lo sucedido.

Elliot asintió y miró a Damián. —Gracias, por estar aquí.

Damián simplemente inclinó la cabeza, como si no fuera necesario agradecerle. Pero Elliot sabía que, aunque su amigo no lo demostrara de forma convencional, había un profundo lazo entre ellos que lo mantenía a salvo en los momentos más oscuros.

Con una última mirada a Blake, Elliot comenzó a caminar de vuelta hacia el campus, con Damián a su lado. Las luces del edificio principal brillaban en la distancia, como si le ofrecieran un respiro momentáneo de la oscuridad que lo rodeaba.

Sin embargo, sabía que esa calma no duraría mucho.

Elliot y Damián caminaron en silencio hacia el campus, cada uno inmerso en sus propios pensamientos. La noche parecía más fría de lo habitual, como si el aire mismo estuviera cargado con la incertidumbre que se había desatado con la aparición de Adrián. Las luces de los edificios ofrecían un respiro momentáneo, pero también una sensación de falsedad; la calma de la rutina universitaria contrasta con el caos que se avecinaba.

Al llegar a su dormitorio, Elliot se dejó caer en su cama, mientras Damián se sentaba en la silla frente a él, observándolo con su mirada penetrante. El cuarto estaba a oscuras, salvo por la luz tenue de la lámpara de escritorio. Elliot tomó un profundo respiro, intentando ordenar sus pensamientos, pero las imágenes del encuentro con Adrián no dejaban de aparecer en su mente.

—¿Cómo se supone que voy a enfrentar todo esto? —murmuró finalmente, sin esperar realmente una respuesta.

Damián se inclinó hacia adelante, sus ojos fijos en Elliot. —Lo enfrentarás como siempre lo has hecho. No estás solo en esto.

Elliot lo miró, apreciando la confianza de su amigo, a pesar de su forma habitual de mantener las emociones a raya. Sabía que Damián tenía sus propias maneras de mostrar apoyo, y que, a pesar de su comportamiento frío y distante, su lealtad era inquebrantable.

—Gracias, Damián. —Elliot se recostó en la cama, sintiendo el peso de la decisión que había tomado sobre no decirles a Lilith, William y Dylan aún—. Pero, ¿cómo les cuento a mis amigos sobre Blake? ¿Cómo les explico todo esto sin parecer que he perdido la cabeza?

Damián permaneció en silencio por un momento, como si estuviera considerando la mejor manera de responder. Finalmente, dijo con calma: —A veces, la verdad es más impactante de lo que imaginamos. Puede que se sorprendan al principio, pero te conocen. Ellos confían en ti. Si les dices la verdad, entenderán.

Elliot asintió lentamente, absorbiendo las palabras de Damián. La idea de contarles a sus amigos todavía lo atormentaba, pero sabía que eventualmente no tendría otra opción. La verdad sobre Blake y la amenaza de Adrián no podía mantenerse oculta para siempre.

—Lo haré cuando esté listo —dijo finalmente, con una determinación renovada—. No quiero ponerlos en peligro antes de estar seguro de lo que está pasando.

Damián asintió en señal de acuerdo y se levantó de la silla. —Haces bien. A veces, es mejor estar preparado antes de enfrentarse a la verdad.

Elliot se quedó en la cama, mientras Damián salía del cuarto, dejándolo solo con sus pensamientos. El silencio que llenó la habitación parecía pesado, cargado de expectativas y temores. Elliot sabía que no podía seguir evitando el enfrentamiento con la verdad, pero también entendía que debía prepararse para ello.

La noche pasó lentamente para Elliot. Mientras el reloj avanzaba, se volvió en la cama, intentando encontrar consuelo en las sábanas. Sabía que el próximo día sería crucial, no solo para él, sino también para sus amigos. Tendría que encontrar el momento adecuado para contarles todo, sin saber cómo reaccionarían.

Al amanecer, Elliot se levantó sintiéndose más decidido, pero también agotado. La luz del sol filtrándose a través de las cortinas parecía ofrecer una nueva perspectiva. Decidió que hablaría con Blake antes de tomar una decisión final. Necesitaba entender mejor qué significaba la amenaza de Adrián y cómo podía proteger a sus amigos.

Se vistió rápidamente y se dirigió a la cafetería del campus, donde Blake solía pasar sus mañanas. La cafetería estaba casi vacía a esa hora, lo que le dio a Elliot el espacio que necesitaba para hablar con tranquilidad. Blake estaba sentado en una mesa, con un libro abierto frente a él. Cuando Elliot se acercó, Blake levantó la vista y le sonrió levemente.

—Buenos días, Elliot —dijo Blake, cerrando el libro y levantándose para saludarlo—. ¿Cómo te sientes?

—Más claro, pero aún confundido —respondió Elliot—. Quiero hablar contigo sobre lo que sucedió anoche, y sobre lo que hacemos a partir de aquí.

Blake asintió y se dirigió a la mesa para que pudieran sentarse. —Estoy aquí para ayudarte en lo que necesites. Dime, ¿qué te preocupa más ahora?

Elliot tomó una profunda respiración, sabiendo que tenía que ser honesto. —Tengo que encontrar la manera de contarles a Lilith, William y Dylan sobre Blake y todo lo que está pasando. Pero no sé cómo hacerlo sin ponerlos en peligro o hacerles sentir que estoy loco.

Blake lo escuchó atentamente, asintiendo en comprensión. —Es comprensible que te sientas así. Pero recuerda que ellos son tus amigos. Quieren ayudarte, y están más preparados para enfrentar esto de lo que crees. Quizás lo más importante ahora es asegurarte de que ellos estén protegidos y de que entiendan la gravedad de la situación.

Elliot miró a Blake, agradecido por sus palabras. —Tienes razón. Necesito encontrar el momento adecuado para hablar con ellos, y asegurarme de que lo entienden todo claramente.

Blake le dio una sonrisa alentadora. —Confía en ellos. La verdad puede ser dura, pero también es liberadora. No estás solo en esto, Elliot.

Elliot asintió y se levantó de la mesa, sintiendo una renovada determinación. A pesar de la incertidumbre que aún lo envolvía, sabía que debía enfrentar la verdad con valentía y que sus amigos, eventualmente, lo ayudarían a superar los desafíos que se avecinaban.

Mientras salía de la cafetería, sintió que el peso de la decisión que llevaba sobre sus hombros comenzaba a aligerarse. Aunque el camino hacia la verdad era incierto y lleno de riesgos, estaba listo para enfrentarlo.

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badboys
caballero he leído muchas novela pero su novela me impresionó demasiado😆😆😆😆😆😆😆😆jejeje eres increible
pan dulce: me alegra que te guste!
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Má lúm
No puedo dormir pensando en qué pasará después, ¡necesito la próxima parte yaaaa! 😴
pan dulce: pronto estará lista otra parte!
total 1 replies
Jing Mingzhu5290
Tu manera de escribir es increíble, ¡y tu historia es adictiva! Por favor, publiquen nuevo capítulo pronto. 😏
pan dulce: gracias! el capitulo está en el horno!
total 1 replies
NovelToon
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