Un CEO Para La Villana

EMMA:

Camino muy feliz mientras llevo una pequeña caja con unos gemelos que compré especialmente para el príncipe.

—¿Jade? ¿Eres Jade Chandler?

La voz de una chica interrumpe mi caminata y me detengo para mirarla con curiosidad.

—Así es.

Respondo de manera educada mientras observo a la chica que me mira con una sonrisa en los labios.

—Un gusto conocerla señorita Chandler, mi nombre es Melody Prieto, he escuchado hablar mucho de usted.

—El gusto es mío señorita Prieto, si me disculpa ya debo irme.

—¿Se va a encontrar con el príncipe?

Su pregunta me hace fruncir el ceño y la miro.

—Así es, no puedo hacer perder el tiempo de su alteza.

Es lo último que digo antes de retirarme sin mirar atrás.

Al llegar al lugar de encuentro del príncipe sonrío acercándome a él.

—Señorita Chandler.

Dice serio y yo hago una reverencia sin dejar de sonreír y le entrego el regalo.

—Su alteza, espero le guste este regalo, lo escogí especialmente para usted.

Él toma el regalo en sus manos y no dice media palabra, solo lo mira y se lo entrega a uno de sus hombres y yo frunzo el ceño sintiéndome ofendida.

—¿No lo vas a mirar?

Le pregunto y este hace una mueca con sus labios.

—Señorita Chandler, la he llamado aquí por la razón de que quiero decirle algo muy importante.

Su tono serio pone mi cuerpo alerta, pero mantengo la calma.

—Lo escucho.

—Hablé con mi padre para disolver el compromiso.

Sus palabras me dejan en shock por algunos segundos.

—¿Qué? ¿De qué está hablando alteza?

Pregunto frunciendo el ceño, pero somos interrumpidos por una molesta voz.

—Alteza, que sorpresa encontrarlo aquí.

Exclama la misma chica de hace rato mientras se cuelga del brazo del príncipe.

—Melody, no esperaba verte por aquí.

Le responde con cercanía y yo alzo las cejas sin poder creer lo que mis ojos miran.

—¿Por eso quieres disolver el matrimonio? ¿Por esa zorra?

Pregunto con furia y la chica me mira asustada y se oculta tras el príncipe.

—Cuida la manera en como te diriges a ella Chandler.

—Oh si, claro, debí suponerlo, con razón rechazabas todas las invitaciones ¿Era para estar con ella cierto?

—Eso es algo que no te incumbe, lo mejor será que te largues con dignidad y nos dejes en paz.

—¿Paz? Es lo que nunca van a tener mientras yo siga viviendo.

—No se ponga así señorita Jade, si lo que deseas es estar con el príncipe yo puedo apartarme con todo el dolor de mi alma...

—¡Cállate! Señorita Chandler para ti, señorita Prieto, le recuerdo que me debe respeto, no es más que hija de un simple varón se refiere a genero masculino y baron es título nobiliario.

Las falsas lágrimas comienzan a rodar por su mejilla y el príncipe la abraza.

—¡Guardias! Lleven a la señorita Jade Chandler a su hogar, mañana recibirá el documento con la anulación de nuestro compromiso.

Dice para luego largarse con su zorra.

Los guardias intentan tocarme, pero yo los miro con ganas de matarlos.

—No me toquen, a menos que quieran morir claro.

Mientras camino de vuelta a la mansión de mis padres, pienso en como mis padres se tomarán esto... Muy mal, estoy segura.

(...)

—Ya llegamos, es hora de despertar bella durmiente.

Escucho una lejana voz, pero aun así no abro los ojos.

—Mmm.

Es lo único que murmuro y vuelvo a escuchar esa voz.

—¿Quieres que te cargue? Yo no tendría problemas con eso te lo aseguro.

Dice y abro los ojos de golpe encontrándome con unos bellos ojos brillantes que me miran fijamente.

—Tus ojos son hermosos.

Murmuro y observo su sonrisa.

—Si te quedas conmigo lo podrás ver todas las veces que quieras.

Sonrío y me levanto de su hombro mientras bostezo.

—Me siento agitada y no he hecho nada.

Hago un puchero y Alexandro sonríe mientras se coloca de pies y me tiende su mano.

—Vamos, te llevaré a tu casa para que recojas tus cosas y te vienes conmigo, mañana iremos al hospital.

Bato mis pestañas varias veces y no me niego.

—Está bien, pero no les diremos a nadie que estamos viviendo juntos, bueno aparte de tus padres claro.

—Lo que usted mande señora.

Yo sonrío y juntos bajamos del avión.

Observo a Oliver de pies junto a un vehículo de color negro y nos mira por algunos segundos y luego se quita las gafas y dirige su mirada a nuestras manos juntas.

Se vuelve a poner las gafas y no deja de sonreír hasta que llegamos junto a él.

—Bienvenidos a casa señor y señora Moretti.

Menciona y Alexandro sonríe como bobo.

—Que lindo se escucha ¿Qué te parece si nos casamos?

Lo miro como si estuviera loco y saludo a Oliver.

—Es bueno volver a verte Oliver ¿Cómo has estado?

—En perfectas condiciones.

Dice abriendo la puerta del vehículo y yo entro de inmediato.

Alexandro entra junto a mí y Oliver rodea el vehículo para luego comenzar a conducir.

observo como dos vehículos más nos siguen y recuerdo que estoy junto a un hombre poderoso económicamente.

Oliver nos mira varias veces por el espejo y Alexandro suspira.

—Si quieres preguntar algo hazlo Oliver.

—¿Están saliendo? ¿Ya es oficial?

—Estoy en eso, trato de convencerla.

Dice Alexandro y yo lo miro alzando las cejas.

—Vaya, sí que te has tardado... Pero felicidades, vas por el buen camino amigo.

—Estoy aqui.

Murmuro y ambos ríen.

Tiempo más tarde llegando frente a la mansión de los Miller.

—¿Segura que no quiere que entres contigo?

—No, mi hermana es muy envidiosa, si te mira luego va a estar detrás de ti, eres muy guapo.

Menciono mientras me quito el cinturón de seguridad.

Observo su sonrisa.

—Vaya, si que eres celosa.

—Celosa no, solo me gusta cuidar.

Susurro para que él solo escuche y antes de irme dejo un beso en su mejilla.

Mientras Emma camina con dirección a la mansión Alexandro solo suspira sin dejar de sonreír.

—Si que te ha pegado muy fuerte este enamoramiento.

Dice Oliver con burla.

—Hay, ya cállate.

—Ajá... Entonces ¿En verdad serás padre? ¿A quién embarazaste?

Sonrío feliz y miro a Oliver.

—¿A quién más?

—No hablas en serio... ¿De verdad? Pero ¿y cuándo?

—Ya eso es personal ¿no crees?

Él me mira por varios segundos para luego decir.

—Fue ese día... Sí que tienes buena puntería, amigo.

EMMA:

Entro a la mansión y Gladis me mira emocionada.

—¡Señorita Emma! Que alegría volver a verla.

Ella camina hacia mí y yo la envuelvo en mis brazos.

—También me alegra volver a verla Gladis ¿Cómo ha estado?

—¿Qué es este escándalo Gladis?

El rostro de mi madre se hace presente y ella sonríe.

—Ah, que bueno que volviste, tu hermana tuvo un accidente y ni siquiera tuviste el descaro de llamarla, pero ahora que estás aquí tienes que atenderla.

La miro como si estuviera loca.

—¿Hablas conmigo?

Mi madre rueda los ojos.

—No te hagas la graciosa, ahora ve a atender a tu hermana, ha preguntado mucho por ti.

—¿Acaso me ves con cara de sirvienta? Por qué tendría yo que ir a atenderla, es tu hija, no mía.

La señora se acerca a mí y levanta la mano para pegarme, pero yo la detengo y aprieto su brazo con fuerza.

—Querida madre, no te metas conmigo o vas a conocerme ¿Entendido?

Suelto su mano con brusquedad y ella me mira con los ojos bien abiertos.

—Esto no se quedará así, hablaré con tu padre.

La miro con fastidio y cuando me dirijo a las escaleras veo el rostro de mi querida hermana que me analiza para luego decir con una sonrisa.

—¡¡Volviste querida hermana!!

—¡Oh sí zorra!

Hablo en su mismo tono y su rostro se transforma.

Jajaja.