Alana lleva una vida difícil, pero todo empeora cuando es usada como parte de una apuesta entre los jóvenes ricos.
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Cap. 6 ¿Quieres tu medalla?
Esa tarde madre e hijos empezaron a empacar las pocas cosas de valor que tenían y botaron las cosas que solo les traían malos recuerdos o nostalgia, habían vivido en la desgracia por demacrado tiempo y debían avanzar de una vez por todas.
Después de cenar Alana se encontraba alistando su poca y desgastada ropa cuando un mensaje de número desconocido entró a su celular.
¿Quieres tu medalla? Te espero en el lugar de siempre.
En ese momento Alana se puso pálida y busco la medalla con su nombre que le dio su padre cuando era una niña días antes de la explosión.
Habían sido unos días de locura tanto en el buen sentido como en el malo y no se dio cuenta que faltaba su medalla y tal vez se le cayó esa noche cuando se entregó como una tonta a ese demonio despiadado de Basilio Román.
Dudó un poco pero se iría para no volver y no quería dejarle algo tan valioso a ese bastardo., bajó y vio que aún estaba su madre en la sala arreglando y guardando cosas.
Alana corrió a la cocina y sacó la bolsa de la basura y se dirigió a la entrada mientras miraba lo más tranquila delante de su madre.
Mamá voy a botar la basura ya vuelvo _ dijo con una linda sonrisa.
Bien pero hazlo rápido que no quiero que nadie te moleste _ hablo Susana, estaba preocupada por la seguridad de Alana.
Alana asintió y salió con las bolsas y las llevó hasta el pasillo contiguo y las puso en el contenedor, volteó para todos lados y no vio a nadie, en cuanto se puso en marcha para volver a su casa sintió que le tomaban de la cintura por detrás y una mano grande le tapaba la boca arrastrandola a un lugar un poco más oscuro que se veía escondido.
Alana se asustó de muerte hasta que sintió un aroma familiar, ese olor de menta mezclado con esencia de pino solo le pertenecía a una persona.
Shuuuuu…. Alana no hagas ruido _ la gruesa y profunda voz de Basilio sonó en sus oídos.
¿Qué es lo que quieres?, dame mi medalla y vete, no te quiero ver _ Alana forcejeó para liberarse y el tono de su voz era frío, no había ya ni siquiera irá en sus palabras, ella se veía harta de tener que verlo.
Alana, soy un hombre de negocios y no doy nada por nada _ Basilio le susurro en el oído mientras aún la abrazaba por detrás.
Suéltame Basilio ya te dije que no quiero que me toques _ Alana estaba empezando a enojarse de verdad, ella solo quería su medalla y no quería ser parte de sus juegos.
Pero a cambio Basilio la giró 360 grados quedando frente a frente y la volvió a besar pero ahora era un beso desesperado, angustiado y la envolvió en sus brazos como si ella fuera a desaparecer en cualquier momento.
Alana forcejeo todo lo que pudo pero él es fuerte alto con un físico de Dios griego que para la pequeña Alana es como empujar una montaña.
Alana intentó morderlo como lo hizo la vez anterior pero él la esquivó y le dio una fuerte nalgada en su delicado trasero haciéndola gemir de dolor.
Abrumada, Alana dejó de luchar y lo dejó ser esperando que termine esa humillación lo más rápido posible.
El se delito con la dulzura de sus labios hasta separó sus labios de los de ella y hundió su rostro en su delicado cuello oliendo el dulce olor de la niña que no podía sacar de su cabeza y después al llegar cerca de su oído hizo su solicitud.
Alana, te devolveré la medalla que dejaste en mi cama a cambio quiero que pases la noche conmigo y seas mía otra vez _ Basilio le susurro al oído pausadamente sin ninguna pena.
Alana abrió los ojos como platos y lo empujó con todas sus fuerzas pero sólo logró alejarlo un poco pero lo suficiente como para mirarlo de frente.
Ella estaba furiosa "cómo se atreve a pedir algo como eso? " Alana lo fulminó con la mirada indignada.
Acaso estas bromeando?, como se te ocurre que voy a ensuciar tu cama, no me dijiste que nunca te fijarías en mi? _ Alana estaba perdida con la desfachatez de ese hombre, primero la destruye públicamente y ahora la quiere volver una ¿vulgar amante?
Tu decides si quieres o no la medalla que te regaló tu padre, estar en mi cama es el pago por recuperarla. _ Basilio habló tranquilamente como si no entendiera la molestia de Alana.
Bien, acepto pero esperame en tu departamento, yo iré después, quiero que todos en casa se queden dormidos y me escabulliré para ir a tu casa _ Alana hablo con indiferencia pero con seguridad.
Basilio río satisfecho y girando sobre sus talones se alejó para ir hacia su auto que estaba parqueado una cuadra más lejos de la casa de Alana.
Ella corrió a su casa y en cuanto cerró la puerta detrás de ella se sintió segura, se dio unos golpecitos en el pecho para calmar el susto y la ira mezclados como una masa dolorosa en su pecho.
Miró hacia arriba pidiendo perdón a su padre "papá lo siento, no podré recuperar tu medalla, no me voy a dejar humillar con ese imbécil de nuevo"
Aún inquieta se fue a su habitación para dormir ya que al día siguiente ella debía ir a otro país con su madre y sus hermanos.
Al día siguiente a las 6:30 am el timbre sonó y ellos estaban listos, cuando abrieron la puerta casi les da un infarto ante el espectáculo.
Afuera había una comitiva de 9 vehículos de lujo, todos negros y con banderolas diplomáticas, además de sus visibles placas que tenían ese color característico de AUTO DIPLOMÁTICO.
Enmudecidos solo parpadean sin comprender, hombres altos con trajes oscuros y que se comunican con aparatos especiales en las mangas de sus sacos entran y sacan sus pertenencias de su casa y las acomodan en las vauleras de los autos parqueado y uno de los más distinguidos de los hombres de negro se acerca a los nuevos Salavert y los guía al auto que está en el medio donde entra Alana y Susana y en el auto de atras van los gemelos.
Ambas ven a Fernanda en el interior quien ni siquiera las mira porque habla por celular de muchas cosas que ellas no entienden mucho.
Después de 10 minutos de escuchar a Fernanda hablar por teléfono por fin termina la llamada y las saluda como si la mujer indiferente de hace un segundo no existiera.
Buenos días preciosas, están emocionadas de empezar una nueva vida _ Fernanda tenía una sonrisa radiante.
Emmm… Si pero ¿por qué estamos en autos diplomáticos?_ Susana no pudo evitar preguntar ya que todo era muy extraño desde que apareció Fernanda.
Oh… es verdad que no lo había mencionado, bueno estamos en autos diplomáticos porque yo soy El Primer Ministro de País del Sur o lo que ustedes llaman aquí el Presidente._ dijo con una sonrisa dulce.
¿QUÉ TU QUÉ? _ dijeron Susana y Alana al mismo tiempo.
Fernanda no pudo evitar reír ante la reacción de ambas y ya que demoraría unos 40 minutos en llegar al aeropuerto decidió explicar la situación claramente.
Preciosas les dije que nuestra familia es de la alta elite ¿verdad?, bueno, no solo somos los más grandes empresarios del país Del Sur, si no también somos una clase política reconocida, hemos gobernado el país por generaciones y lo hemos hecho muy bien ya que somos el país con mayor crecimiento de la región, uno de mis sobrinos manejara el pais algun dia o tambien tu seas la elegida Alana eso lo veremos después pero de momento ustedes son la familia presidencial y por eso Susana es que te dije que tus hijos en mi país son dioses, nadie se atreverá a molestarlos.
Susana empezó a entender por qué los Salavert buscaban herederos, efectivamente se estaban quedando sin descendencia que siga manejando el poder acumulado por generaciones.
Después de la revelación impactantes Alana y Susana inundaron de preguntas a Fernanda la cual estaba dichosa de contestar detalladamente.
Cuando llegaron al aeropuerto se unieron a los gemelos quienes no terminaban de entender y menos aún al llegar al hangar presidencial y fue cuando Fernanda al ver a sus lindos sobrinos descolocados envolvió un brazo en cada uno poniéndose en medio de ellos y los guió hacia el sofisticado avión mientras les resumía lo que pasaba.
Todos subieron a la nave que no tardó en ponerse en posición para despegar y carreteó por la pista alzando vuelo y la que alguna vez fue la familia más humillada de ciudad norte se fue en un jet privado escoltados por un cuerpo de seguridad diplomático hacia un país extraño que sin conocerlos los trataría como sus joyas más preciadas.