Ander Hernández, un futbolista nacido en cuna de oro, decide ocultar su apellido para construir su carrera sin la sombra de su influyente padre. En su camino, conoce a Dalia Molina, una mujer que desafía los estándares tradicionales de belleza con su figura curvilínea y sus adorables mejillas.
Dalia, que acaba de sufrir una pérdida devastadora, se enfrenta al reto de sacar adelante a su madre y a su hermana menor. Pero su mundo da un giro inesperado cuando un hombre, tan diferente de ella en apariencia y situación económica, irrumpe en su vida, alterando todos sus planes.
A pesar de sus diferencias, tanto físicas como sociales, los corazones de Ander y Dalia laten al unísono, mostrando que, aunque sean polos opuestos en muchos aspectos, comparten lo más importante: un espíritu noble y un amor que trasciende todas las barreras.
NovelToon tiene autorización de Fer. para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Parte 22
Ander
La final había bastado para callar a todos los que querían un escándalo de nuestra relación, marque territorio, la otra forma de hacerlo era embarazarla, pero debía tomar en cuenta su decisión.
—Oye, amor —Dalia se acerca para darme un beso —¿Ya elegiste a qué club vas a ir?
—No, no estoy seguro del cual sería la mejor opción para todos nosotros.
—Deberías pensar lo mejor para ti, está bien tener una relación a distancia.
—Dios, no quiero —Hago mala cara, ¿estar separado de Cachetes? Nunca, en la vida, amaba su compañía.
—¡Cuñado! —Olivia llega con una sonrisa, suspiro.
—Olí, no te daré tres millones para comprarte un celular, tienes que ahorrar y comprarlo tú.
—Qué aburrido —Ella hace puchero mientras se retira.
—Disculpa la confianza de mi hermana.
—Nada que ver, además ya llegará diciembre y se lo podría dar ese día —Mi mujer me mira y entrecierra los ojos.
—Dios, ¿por qué nos llevas tantos los caprichos? No tienes ningún deber con nosotros.
—Déjame ser feliz, me gustaría poder hacerlo con mi mamá y mi hermana, pero ellas ya eligieron su bando.
—Te amo, ¿lo sabes? Me encantaría que arregles la situación con tu familia.
—Lo sé, sin embargo, no estoy de humor de hablar con esas personas, mi madre pudo hacer algo para avisarme que haría mi padre, no lo hizo.
—Amor, no sabemos qué pasa por la cabeza de mi madre.
—Lo sé, sé que no debo juzgarla, pero no sabes lo doloroso que se vuelve como hijo, ver como siempre se dejó aplastar de esa forma, cuando pudo luchar y no quiso.
—Siempre ha tenido comodidad, no cualquiera es capaz de alejarse de una estabilidad.
Así es como la conversación se corta, porque tenía razón, yo no debía dejarme llevar por mis emociones, ya había pasado una semana. Ya había tomado mi decisión de ir a Inglaterra, había negociado que la paga y todo lo demás, podría ir con Dalia, incluso el entrenador quería conocerla, porque muchos habían hablado de ella y como puso en otro punto al equipo.
Si iba a irme del país, tendría que hacerlo con el pie derecho, al menos intentarlo, aunque no funcionará.
—Mamá —En el segundo tono suena —Me gustaría que fuéramos a cenar hoy en la noche.
La voz de mi madre tembló un poco al responder.
—Ander, hijo, claro que sí. Me encantaría. ¿Dónde te gustaría que nos encontráramos?
—En nuestro restaurante favorito, el de la esquina cerca de la casa. Te veo a las 8.
—Allí estaré. Te quiero, hijo.
Colgué el teléfono, sintiéndome aliviado pero nervioso. Este era un paso importante, uno que Dalia había insistido en que tomara. Ella siempre había sido la voz de la razón, y sabía que tenía que intentar reconciliarme con mi madre, aunque solo fuera por mi propia paz mental.
La cena estaba preparada en el restaurante favorito de mi madre. Había elegido un lugar elegante, con la esperanza de que el ambiente ayudara a suavizar las tensiones. Llegamos temprano, y pronto se unieron a nosotros Dalia, su madre y Olivia. Mi padre y mi hermana también llegaron, pero con caras de pocos amigos.
La mesa estaba bellamente arreglada, con velas y flores. Nos sentamos y comenzamos a charlar sobre temas triviales, tratando de mantener el ambiente ligero. Pedimos la comida y mientras esperábamos, intenté mantener la conversación fluida.
Mucha tensión en la mesa, demasiada.
—¿Cómo te ha ido en el colegio? —Le pregunto a mi hermana con una sonrisa, ella me mira quitando su mirada de su celular.
—Bien, normal. —No puedo evitar recordar que siempre es lo que dice Olí cuando le preguntan eso mismo.
—Una respuesta muy similar a alguien que conozco —La miro, Olí pone los ojos en blanco.
—Es buena respuesta si reflexionas, es como ni bien ni mal, simplemente fluyendo —Sonrió mientras niego con la cabeza, mientras Dalia también hace lo mismo.
La comida no tarda en llegar y todos empezamos a comer, presiono con una mano el musl*o de Dalia, ella me sonrie para empezar a comer. Me estaba apoyando, aunque no le había sonado ni cinco cenar con mis padres.
—Eres igual de tragona que tu hermana —Cierro los ojos cuando escucho a mi hermana hablar, escuchar la risa de mi padre no hizo calmar mi cabeza.
Detengo con una mano a Dalia.
—Yo vine con la mejor voluntad, los invité para poder irme en paz, sin ningún remordimiento. Convenzo a mi novia y su familia para también venir con una buena voluntad —Comienzo mi discurso, mientras dejo la comida ahí.
—Solo es un chiste de parte de tu hermana —Defiende mi papá lo indefendible.
—¿Eso cuenta la entrevista que hiciste? —Silencio —. No, yo recuerdo como decías que los arqueros no servían para nada, yo recuerdo tus palabras y ahora la mentira tan grande que diste en la entrevista, me quedé callado solo para darle alas a tu fachada, pero que toques a las personas que me importan, no lo voy a permitir.
—¿Qué harás? No puedes hacer nada, al final vendrás arrastrado donde nosotros, porque no duraran nada.
—Dios, usted suelta tanta tontería —Cachetes hace una mueca, mientras pone los ojos en blanco —. Me quedé callada porque sé que mi hombre puede manejar la situación, aunque es más diplomático que yo, cosa que es muy tierna, pero los estúpid*os no ven la diferencia de una cosa con la otra.
—¿Cómo nos dijiste? —Mi papá estaba dispuesto a irse contra ella, pero lo miro, todas las personas lo estaban mirando, no se estaban perdiendo nada de la conversación.
—Estúpid*os —Mira a mi hermana —Ya te dije, la belleza no dura nada, y tu cerebro al parecer no tienen buen potencial, entonces debería pensar más y organizarte menos o al menos tener en armonía ambas cosas. —La señala —Si vuelves a decirle algo a mi hermana, te juro por Dios que no seré tan linda como lo estoy siendo.
—No quiero pasar esto, no quiero volver a pasar esto, de verdad que no —Niego con la cabeza para levantarme de la mesa —Cortemos lazos, gracias por darme la vida, pero no los quiero volver a ver.
Cachetes, mi suegra y Olivia se levantan conmigo, pero la mirada desesperación de mi mamá me mueve todo mi interior.
—Hijo, solo es una mujer.
—Es la mujer que quiero como esposa, la mujer que quiero como madre de mis hijos.
—No creo que su cuerpo pueda dar un hijo de un futbolista —Cierro los ojos mientras me toco la frente, me estaba dando dolor de cabeza de solo escucharlo hablar.
Escucho la risa de mi cachetes.
—Estoy embarazada —Miro a Dalia, luego miro a mi suegra y Olivia que tienen una sonrisa, ¡Ellas ya sabían! —Le aseguro, que será el bebé más feliz de este mundo sin tenerlos a ustedes presentes.
Que familia tan ignorante y estúpida, mucho dinero poco cerebro
La mujer está sensible será que hay gente en la panza