Kael Walton no fue criado, fue forjado, desde niño conoció más el frío del abandono que el calor de una familia. A los quince años quedó huérfano, y su refugio fueron las calles, los trabajos mal pagados, y los silencios largos que solo entienden los que han sobrevivido más de lo que han vivido.
El ejército le dio estructura, disciplina, y una nueva identidad: soldado, protector, fantasma. A los 25 años, pensó que había encontrado la única guerra que valía la pena luchar: el amor. Pero la felicidad duró poco. Su esposa fue asesinada por un mafioso al que todos temían, excepto Kael. Desde entonces, el amor quedó enterrado junto a ella.
Años después, en medio de una misión de venganza donde logran su cometido, cuando al fin reina la paz para el solo era el inicio de un caos y encanto, llamado Nadia Drake.
Podrá Nidia Alojarse en el corazón de Kael?
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Capítulo 13
... DISTANCIA... INTENCIONES OCULTAS...
Kael llevaba tres días sin responder sus mensajes.
Ni un "hola", ni una llamada, nada.
Nadia no quería admitirlo, pero cada vez que su teléfono vibraba y no era él, sentía una pequeña punzada, como si su estómago hiciera una mueca de decepción antes de poder evitarlo.
En el fondo, sabía que lo haría, que después de aquella noche en donde se besaron, él se alejaría.
Así era Kael, un paso adelante, tres atrás, siempre huyendo cuando algo empezaba a sentirse demasiado real.
Y aun así… Me dolía.
—¿Todo bien, jefa? — preguntó su asistente en la oficina de Drake Security USA, la sede principal.
—Sí, todo bien —mintió, ajustándose la chaqueta negra mientras cerraba el informe.
—¿Segura? Porque si quiere que le dé un buen número para terapia, tengo uno que es mágico…
Nadia sonrió, agradeciendo la broma, pero no dijo nada más, había aprendido hace tiempo que las emociones eran algo que debía procesar sola, y Kael… Kael era esa emoción demasiado fuerte para poder hacerlo.
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Kael, por su parte, llevaba la cabeza llena de conflictos, dormía poco, comía mal, su rutina habitual en el campo de entrenamiento no estaba funcionando como antes para despejarlo.
Ni siquiera las sesiones de tiro lograban calmarlo, lo único que había logrado… era mantenerlo lejos de Nadia.
O al menos, eso pensaba él.
—No puedes seguir así, como crees que se siente ella si te alejas —dijo Ethan un par de días antes, cuando Kael lo buscó para una misión de distracción en otra ciudad.
—Es que no sé cómo actuar, necesito protegerla de mí.
Ethan frunció el ceño, cruzado de brazos.
—Mi hermana te ve como algo bueno, Kael, quizás sea hora de empezar a creértelo.
Kael no respondió, porque no sabía cómo.
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Esa noche, Nadia decidió aceptar una invitación a cenar con Luca, era mejor saber que quería.
Después de todo, ¿por qué no? Él era amable, educado, guapo y lo más importante: estaba ahí, no desaparecía.
—Tengo reservas en Il Fiore. Y ya que me costó conseguirlas, sería una tragedia desperdiciarlas —dijo Luca, sonriendo como si todo en el mundo fuera simple.
Nadia dudó. Algo en ella no terminaba de confiar del todo en él… pero la parte herida por Kael la empujó a aceptar.
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Desde su auto, Kael observaba la entrada del restaurante.
No sabía qué hacía ahí, solo… había pasado por casualidad o al menos, eso se decía.
Y ahí estaba ella, bajando de un auto elegante, con Luca ofreciéndole el brazo como un caballero de manual.
Ella reía, se la veía hermosa, el vestido azul oscuro se le veía hermoso. Y, sin embargo, Kael notó algo. Una rigidez en sus hombros, una sonrisa más ensayada que auténtica.
Sabía leer esos detalles, había aprendido a detectar cuándo alguien fingía estar cómodo.
Y aunque desde fuera parecía una cita perfecta, algo en Nadia decía: "No estoy del todo aquí."
Kael apretó el volante, estaba a punto de irse cuando algo más llamó su atención.
Un hombre de barba descuidada y gafas oscuras cruzó la calle, no parecía un transeúnte normal, llevaba un auricular pequeño, y aunque disimulaba con el teléfono, su mirada seguía a Luca con demasiada atención.
Kael lo reconoció de inmediato, no el rostro, pero sí el comportamiento: vigilancia, reconocimiento, informe en tiempo real.
Su entrenamiento entró en alerta.
¿Qué hacía un tipo con perfil de mercenario siguiendo a un sujeto como Luca?
Tomó su teléfono.
—Isaac soy Kael, necesito que me averigües algo sobre un tal Luca Santorini. Sí, el mismo, estoy afuera del restaurante Il Fiore y hay alguien observándolo, no me gusta esto.
Del otro lado, Isaac no preguntó mucho.
—Dame una hora.
Kael colgó, y bajó del auto.
Dentro del restaurante, Luca seguía con su teatro encantador.
—Te ves increíble esta noche, Nadia.
—Gracias.
—Espero no parecer demasiado insistente, pero me gustaría que repitiéramos esto, si te sientes cómoda, claro.
Ella forzó una sonrisa, era raro, había algo… medido en su forma de hablar. Como si cada palabra estuviera escrita en un guion.
—Veré mi agenda —respondió ella, sin comprometerse.
Luca le tomó la mano suavemente sobre la mesa.
Y en ese momento…
—Disculpen — dijo una voz grave.
Ambos alzaron la vista.
Kael estaba allí, de pie, imponente, con una mirada fría dirigida a Luca.
—Nadia, tengo que hablar contigo, es urgente.
Ella lo miró, desconcertada.
—Kael, estoy en una cena.
—Lo sé, pero es importante.
Luca intentó levantarse, como para intervenir.
—¿Pasa algo? —preguntó, fingiendo preocupación.
Kael lo miró fijamente.
—¿Tú qué crees?
Luca mantuvo la compostura, pero su mandíbula se tensó apenas, ese pequeño detalle no pasó desapercibido para Kael.
Nadia se levantó, confundida, aunque en el fondo… aliviada.
—Dame un momento — le dijo a Luca.
Ambos salieron del restaurante.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó ella, cruzándose de brazos.
Kael no supo por dónde empezar.
—Hay alguien vigilando a Luca.
—¿Qué?
—Un hombre con auricular, actitud de reconocimiento, está parado a menos de una cuadra, no parece un simple paparazzi.
—¿Y eso qué tiene que ver conmigo?
—No lo sé, pero quiero que tengas cuidado, mandé investigar y el señor es un santo, perfecto, impecable, sospechoso.
Ella lo miró, incrédula.
—¿Eso es todo? ¿Eso te hizo aparecer después de ignorarme tres días?
Él la miró con una mezcla de culpa y preocupación.
—Nadia, ese tipo no me da buena espina y no confío en Luca.
—Tú no confías en nadie — replicó ella, dolida —. ¿Y sabes qué? Yo sí confiaba en ti.
Kael bajó la mirada.
—Me alejé porque pensé que era lo mejor para ti, pero si Luca es quien sospecho que es… entonces esto ya no se trata de lo que siento o dejo de sentir.
—¿Y qué sientes, Kael?
Silencio.
Sus ojos se encontraron. Él no respondió, no como ella esperaba.
—Solo… prométeme que vas a tener cuidado y que, si ves algo raro, me llamas o a Ethan.
Nadia apretó los labios, asintió con la cabeza.
—Está bien.
—¿Volverás a cenar con él?
Ella lo pensó.
—No lo sé, tal vez.
Kael apretó los puños, pero no dijo nada más, solo la miró unos segundos más, como si quisiera memorizar su rostro.
Y luego se alejó.
Sin decir adiós.
Desde la sombra, el hombre con gafas habló por su auricular.
—Confirmado, interferencia de Kael Walton, al parecer existe un vínculo emocional con el objetivo secundario: Nadia Drake.
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Gracias mis amores por leer esta novela, gracias por apoyar con sus 👍, sus 🎁, sus votos y comentarios,
que decepción
así me gusta que no tengan tantos capitulos 💯