Alex Lower no es un héroe. Ni un genio. Ni un elegido. Solo un humano común, arrastrado por accidente a los confines de la galaxia. Ahora, forzado a servir en la organización intergaláctica ARMA, forma parte de un equipo improbable: una androide con emociones reales llamada Heart y un elfo elemental tan poderoso como impredecible, Writz.
Juntos, recorren mundos desconocidos, enfrentan criaturas legendarias y desmantelan complots que amenazan con reescribir el orden galáctico. Pero lo que Alex aún no sabe... es que su historia apenas comienza. Y que dentro de él se esconde un secreto capaz de cambiarlo todo.
Una odisea cósmica repleta de acción, ciencia ficción, humor, lazos inquebrantables y un misterio que podría reescribir las estrellas.
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Capitulo #20: Alfa.
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Los ojos rojos como rubíes de la primera princesa vampira de Monsterad, Vez Vampcleir, tenían un aire amenazador, pero a la vez hipnótico.
Alex se acercó a Heart, tragando saliva.
—¿Crees que podremos con ella? —preguntó—. Hay algo aquí que no me da... buena espina.
Heart no respondió; su mirada permanecía clavada en la vampira.
—¿Te parezco linda? ¿O acaso tienes miedo? —rió Vez, con voz seductora y cruel.
—Resetéate... —murmuró Heart, entre dientes.
La vampira cambió de semblante como si nada. La arrogancia altanera de princesa dio paso a un aire más cínico y desenfadado, impropio de la realeza. Caminó con calma hacia la caballería élfica. Cada paso que daba arrancaba murmullos de miedo; los soldados retrocedían, presas de un pánico creciente.
Finalmente, se plantó frente al grupo de caballeros.
—Je, je... me sorprende que no salgan huyendo.
—¿Oh, acaso se podía? —preguntó un joven soldado, su voz quebrada por el miedo.
Vez asintió con los labios apretados, conteniendo una risa.
—Avisen al rey que una vez acabe con... —sus ojos se desviaron hacia Heart—. Sus invitados... iré a visitarlo.
La caballería empezó a retroceder, pasos temblorosos que apenas sostenían sus armaduras. Alex, con cierta picazón en la mano, dio un paso adelante, pero la mano acuosa de Esker lo detuvo en seco.
El hydronido lo miró con dureza, su expresión gritaba: “No te metas esta vez.”
Los caballeros huyeron hacia el castillo, sus gritos de piedad ahogados entre los muros de piedra. Vez los observó con una mueca de aburrimiento.
—Mmm... ¿saben? Creo que solo necesito un mensajero... —susurró, antes de sonreír con malicia.
Entonces, el infierno se desató.
Uno a uno, los soldados empezaron a caer: un grito ahogado, una espada chocando contra el suelo, un cuerpo arrancado de su lugar como una hoja en el viento. Lo único visible eran destellos fugaces de garras, colmillos y un resplandor carmesí que teñía la bruma.
—¡Maldición...! —Alex corrió hacia la vampira, con el corazón en la garganta.
—¡Alex! —gritó Writz, invocando sus enredaderas.
Las lianas atraparon a Vez por la cintura, pero ella apenas arqueó una ceja con desdén.
—¿Es en serio...? —musitó. Las enredaderas se marchitaron como flores secas, cayendo sin vida al suelo. Vez ni siquiera se detuvo.
Alex intentaba seguirla con la mirada, pero sus movimientos eran demasiado rápidos. La vampira luchaba con la elegancia de una bailarina en pleno espectáculo... excepto que cada paso suyo era una muerte más.
El humano se quedó paralizado mientras veía cómo los soldados caían como muñecos rotos. Heart lo tomó del brazo con fuerza, obligándolo a reaccionar.
—¡Alex, ella es una de los veinte alfas de OMEGA... no podemos vencerla! —su voz tembló con un matiz extraño en ella, mezcla de furia y miedo.
Alex se soltó con brusquedad; la impotencia le quemaba las entrañas, pero una idea cruzó por su mente.
Golpeó el suelo con los guantes Hammer con toda su fuerza. Grietas y temblores recorrieron el terreno, logrando que la vampira perdiera un instante de equilibrio.
Esta giró hacia él, molesta.
—Interrumpes mi danza... —gruñó, los ojos ardiendo de furia.
—¡Todos, corran! —gritó Alex, preparándose para lo peor.
Vez saltó hacia otro soldado, pero esta vez el equipo reaccionó a tiempo.
Qer descendió como un relámpago y arrancó a la vampira de su presa. Vez giró buscando otra víctima, solo para ver cómo Glugoo absorbía a los soldados cercanos y los lanzaba como proyectiles hacia la entrada del castillo, asegurando su huida.
Por primera vez, la princesa tembló ante lo que veía: un slime de su tamaño.
Pero en cuanto posó la mirada en el último soldado, un joven élfico que no paraba de temblar, su sonrisa volvió.
—¡Ayúdenme! ¡Por favor! —gritó el muchacho, con lágrimas en los ojos.
—Qué melodramático... —murmuró Vez, frustrada—. Mejor cállate.
Se abalanzó hacia él, garras listas para desgarrar. Pero en ese instante, fue detenida: Alex sostuvo una de sus manos con los guantes Hammer, y Heart bloqueó la otra con sus sables.
Esker arrastró al elfo fuera de peligro.
Los ojos de Vez brillaron carmesí, colmados de rabia.
—¡Ay, ya me hartaron! —exclamó, antes de tomar a Heart del brazo y lanzarla con brutalidad.
Alex forcejeó con ella, sudando frío, pero un golpe lo hundió en el suelo.
La vampira no le dio tregua: lo tomó del cuello e intentó estrangularlo. Alex apretó los dientes, sus guantes Hammer eran lo único que lo mantenía vivo, sosteniendo las garras de la princesa a escasos centímetros de su garganta.
Aguanta Alex... Aguanta...
En medio de su furia, la vampira notó algo en el agarre: las letras grabadas en los guantes de Alex.
—¿Hammer...? —murmuró, frunciendo el ceño.
Sus ojos se abrieron con sorpresa, y una sonrisa torcida iluminó su rostro.
—¡Oh! Pero qué pequeño es el universo... Así que tú eres Alex Lower.
Alex la miró, confundido y enfurecido.
—¿Cómo...? ¿¡Diablos, me conoces!?
Vez rio suavemente, con malicia.
—Esos guantes... pertenecen a ese general psicótico con quien negocié en la Tierra.
—¡Mierda... ¿conoces a Kennedy?! —Alex ya no parecía temeroso, sino rabioso.
No hubo tiempo para más. Glugoo saltó sobre la vampira con todo su peso gelatinoso. Vez retrocedió instintivamente, un escalofrío recorriéndole la espalda. El slime cayó sobre Alex y lo cubrió por completo.
Como un escupitajo, Glugoo lo expulsó de su cuerpo, empapado en baba.
—Puaj... qué asco... —escupió Alex, limpiándose como pudo. Vez lo miró con un gesto de repugnancia.
La princesa extendió su brazo y lo giró en sentido horario.
—Wokus Tompus... descansa, mi fiel presa.
Un círculo con runas de reloj se abrió bajo Glugoo. El slime cayó al instante en un sueño profundo.
Alex tragó saliva, paralizado. “¿Qué clase de hechicería es esta...?” pensó, temblando al ver cómo ella volvía a poner sus ojos sobre él.
Vez sonrió con mueca victoriosa.
—Kennedy estará complacido cuando le devuelva lo que es suyo...
Saltó sobre Alex como un relámpago. Él esquivó una, dos, tres veces, pero cada esquive iba acompañado de un golpe que hacía crujir sus huesos. El aire se le escapaba con cada impacto.
—¡Basta! —gritó Writz, invocando una enorme roca desde su anillo Terreok. La lanzó directo hacia la vampira.
Vez desapareció en un parpadeo.
—Adiosito... —susurró a su espalda.
Alex apenas giró la cabeza antes de que la roca lo impactara de lleno, lanzándolo inconsciente al suelo.
—¡No...! Alex... —Writz se tapó la boca con horror. No había tiempo para remordimientos.
El elfo sacó un pergamino, sus manos temblaban al desplegarlo.
—¡Tordorus Máxima! ¡Aleja a mi enemigo! —conjuró con fuerza, casi gritando.
Un enorme tornado emergió, rugiendo con furia ancestral mientras se dirigía a toda velocidad hacia la princesa.
—¿¡Pero qué...!? —Vez gruñó sorprendida, cubriéndose apenas con su brazo. Por un segundo, la ráfaga la empujó varios pasos atrás, levantando polvo y escombros.
—No tan rápido... ¡Duende! —el grito de la vampira fue tan potente que su voz se transformó en un trueno; una onda sonora desestabilizó el vendaval, destrozándolo hasta hacerlo desaparecer.
Writz retrocedió, con el pergamino aún en la mano temblorosa.
"¡Ese era uno de mis conjuros más fuertes... y apenas logró moverla un instante!" Pensó, sintiendo un nudo de miedo apretarle el pecho.
Vez apareció a su lado, extendiendo las garras, pero un tridente y un puño de agua la obligaron a retroceder. El equipo Heartless había entrado en acción.
West, la súcubo, intentó interceptarla con un salto ágil, pero la princesa se desvaneció y reapareció junto a ella.
Con gran agilidad, West se agachó, aprovechando el descuido para tomar la mano de Vez y besarla con picardía.
—¿Qué crees que ha... ceees...? —Los ojos de Vez se iluminaron de un rosa suave, su expresión por un segundo se relajó.
—Te tengo... —La súcubo sonrió, desplegando su ala izquierda con fuerza y preparando un zarpazo cargado de energía oscura.
El impacto estuvo a punto de acertar, pero los ojos de la vampira cambiaron bruscamente a un rojo intenso. Una carcajada resonó en el aire.
—¿Piensas que un truco tan estúpido podría conmigo...? —bufó con malicia.
West retrocedió, tragando saliva.
—Oh, oh...
Vez la tomó por el cuello en un abrir y cerrar de ojos y la azotó contra el suelo con tal fuerza que el pavimento se agrietó. El cuerpo de la súcubo quedó tendido, intentando levantarse, pero el golpe en la cabeza la dejó inconsciente.
Qer, el escarabajo volador, chilló con furia desde el aire. Descendió en picada con su ácido preparado, dispuesto a lanzarlo sobre la vampira.
Vez lo recibió con una sonrisa inocente. Tomó a Esker por el cuello, lo golpeó varias veces hasta dejarlo mareado y lo alzó frente al torrente corrosivo. El hydronido gritó de dolor cuando el ácido lo alcanzó, su cuerpo líquido burbujeando como si se evaporara vivo.
—¡Ya, detente! —rugió Writz, lanzando bolas de fuego desesperadas.
—Inútil... —rió Vez, usando otra vez a Esker como escudo. Cada impacto lo evaporaba más y más, hasta que su cuerpo se volvió vaporoso.
—¡Esker! ¡No! —el grito de Writz desgarró la noche.
Qer volvió a lanzarse, alas abiertas. Vez sonrió con crueldad.
—No me engañas dos veces.
Con un movimiento brutal, lanzó a Esker contra la trayectoria del escarabajo. El choque fue violento: ambos se estrellaron contra el suelo, Qer quedó inconsciente y Esker apenas respiraba.
El hydronido temblaba, intentando levantarse, sus ojos llenos de odio.
—Esa... maldita... —jadeó.
Writz, petrificado, vio cómo todos sus compañeros caían uno tras otro. Su cuerpo temblaba, el miedo le recorría la sangre.
—Se acabó —susurró Vez, antes de golpearlo en la nuca y dejarlo inconsciente como a los demás.
La princesa los observó, todos derrotados a sus pies. Su corona brillaba en contraste con la sangre en el suelo.
—Vaya... ¿y de qué rango son? ¿Acaso ARMA ya no me ve como una amenaza? —preguntó al aire, sin esperar respuesta.
Sacudió su vestido con gracia, ajustó su corona y caminó con calma.
—En fin... supongo que es hora de visitar al rey.
La vampira caminó entre los cuerpos caídos con calma silenciosa, la mirada indiferente de quien pasea por un jardín. Nada la preparó para el impacto repentino en el abdomen: un golpe seco y brutal, como si un tanque la hubiera arrollado.
—¡Ah...! —Vez se dobló apenas, cayendo de espaldas contra el suelo. Se levantó de inmediato, furiosa. —¿Quién... se atrevió...? —rugió.
Un siseo metálico la desconcertó. Humo salía a presión de los guantes Hammer, agrietados por el golpe.
“Ese humano era más resistente de lo que pensé...” alcanzó a pensar, antes de recibir un puñetazo directo que la lanzó contra los barandales del castillo élfico.
La princesa se incorporó con una sonrisa de rabia.
—Veo que esos guantes funcionan mejor en las manos correctas... —ironizó.
Heart estaba frente a ella, mirada decidida, los guantes de Alex ajustados a sus manos metálicas.
—Lárgate... El árbol elemental pertenece a Alay. —Su voz era firme, casi solemne.
—¿El árbol? —rió Vez, coqueta—. Por favor, querida... solo lo quería para decorar mi jardín.
Heart no respondió. Se lanzó contra ella a toda velocidad. Sus puños chocaron contra las manos de la vampira; los impactos resonaban como martillos contra acero. Vez desvió un golpe, haciendo que Heart perdiera el equilibrio y cayera de rodillas.
La vampira rio con burla.
—¿De verdad crees que puedes enfrentar a alguien de la reale...
El filo del sable de Heart interrumpió la frase. La robot había retirado un guante y lo usó para apuñalar a la princesa en el abdomen.
Vez retrocedió un paso, sin inmutarse. La herida se cerró al instante, regenerándose como si nunca hubiera existido. Heart apretó los dientes y respondió con un nuevo golpe, que esta vez la vampira bloqueó con ambas manos.
“Qué chica tan fuerte...” pensó Vez, sorprendida por la presión de los puños mecánicos. Sus ojos se abrieron, por un instante mostrando una chispa de respeto. Pero enseguida agitó la cabeza. “Concéntrate... no pienses en eso.”
Ese segundo de distracción fue suficiente: Heart le encajó un golpe en la cara. Por primera vez, la nariz de la princesa sangró, una sola gota carmesí deslizándose por su piel pálida.
Vez sonrió. Esta vez sin coquetería, sin sarcasmo: pura excitación por el reto.
Su contraataque fue implacable. Un zarpazo le abrió el rostro a la robot, seguido por una serie de golpes continuos al abdomen y, finalmente, una patada que la lanzó contra el suelo.
Heart se incorporó tambaleante, girando con rapidez para sorprender a Vez con un puñetazo en la mandíbula. La vampira lo recibió con un escupitajo de sangre y una risa suave.
—Nada mal... No eres como esos debiluchos.
—¡No hables así de ellos! —gritó Heart, desatando una ráfaga frenética de golpes. Su cuerpo temblaba, los guantes Hammer agrietándose más con cada impacto.
La vampira soportó la tormenta, riendo, aunque un leve estremecimiento recorrió su cuerpo.
—¿Ya se te acaban los golpes, querida...? —se burló, la sonrisa amplia y sádica.
En un parpadeo, Vez la atravesó con sus garras. El dolor recorrió el pecho de Heart como fuego líquido.
La robot cayó al suelo, tosiendo un chorro de aceite oscuro, la mirada clavada en la enemiga.
Vez se inclinó sobre ella, su sombra cubriéndola como una lápida.
—Fuiste un buen calentamiento, debo admitirlo...
Heart la miró, temblando. Intentó mantener el gesto serio, mostrar resistencia, pero el miedo la carcomía por dentro.
Vez sonrió al verla así. “Qué tierna se ve fingiendo valentía...” pensó con deleite.
En un acto inesperado, Vez se inclinó hacia Heart y depositó un beso frío en su mejilla.
La robot quedó paralizada, el miedo bloqueando cada circuito de su cuerpo.
—Considera esto un acto de piedad de tu princesa... —rió la vampira, mientras su puño se iluminaba con un resplandor rojizo.
—No sentirás nada... pero veamos qué temperatura necesita el biotrilo para derretirse...
Heart abrió los ojos de par en par, su rostro se quebró en pura desesperación. Lágrimas digitales resbalaron por su rostro mientras cerraba los ojos, resignada al final.
El impacto llegó.
La oscuridad la envolvió... pero no sentía dolor. “¿Qué sucede...?” pensó, confusa.
Abrió los ojos. Y allí estaba Esker. El hydronido, interpuesto frente a ella, su cuerpo chisporroteando y evaporándose bajo el calor letal.
—E-Esker... —la voz de Heart temblaba como nunca.
Él sonrió débilmente, jadeando.
—¿Tan mal se ve...? Menos mal no están transmitiendo esto... —bromeó con ironía rota, apenas en pie.
Heart extendió la mano, desesperada.
—¿Por qué...?
Esker la miró con una ternura serena, incluso en la muerte.
—Heart... Se que fuí un idiota contigo... Pero... —su voz se deshacía como su cuerpo—. Haz que tu hermana... y yo... estemos orgullosos...
El vapor se lo llevó, difuminándolo en la nada. Heart gritó sin voz, los ojos distorsionados por la impotencia.
Vez los observó, confundida por un instante.
—Bueno... ¿en qué estábamos? —levantó la mano hacia Heart, molesta por haber perdido su atención.
La robot no respondió; su mirada estaba perdida en el vacío.
—Agh... ya no tiene gracia... —gruñó Vez con fastidio.
Un portal se abrió detrás de ella, desgarrando el aire con un chillido metálico. La princesa apenas alcanzó a golpear a Heart, dejándola inconsciente. La mirada de la vampira se tornó confundida al voltear al portal.
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El tiempo pasó. ¿Minutos? ¿Horas? El olor a medicinas y hierbas llenaba el ambiente.
Alex despertó sobresaltado en la enfermería de ARMA. Agujas en sus brazos, camillas gravitatorias, cortinas con flores. Una canasta con frutas y un “Recupérate pronto” firmado por West.
—¡Ah! ¡Heart, Writz! —exclamó, confundido.
La puerta se abrió de golpe. Heart entró apresurada, y al ver a Alex despierto, sus ojos brillaron y se humedecieron.
—¡Idiota, no sabes lo preocupada que me tenías! —lo abrazó con fuerza.
—¡Ah! ¡Heart, me crujes todo...! —se quejó él, sin poder contener una risa nerviosa.
Heart retrocedió de inmediato, preocupada.
—¡Uy, lo siento! ¿Estás bien...?
—Sí... mejor. Pero... ¿qué pasó? —preguntó Alex, aún desorientado.
Heart lo ayudó a levantarse. El Dr. Caracoloro le dio el alta, y juntos salieron. Mientras caminaban por los pasillos de ARMA, ella relató lo ocurrido:
—Yo desperté antes que los demás... El equipo Hell Oh apareció y obligó a Vez a retirarse. Apenas notó que la batalla se complicaba, escapó por un portal.
—¿Así que ni siquiera pudieron arrestarla? —Alex frunció el ceño.
—No... fue más escurridiza de lo que imaginábamos.
Al llegar al hogar de los Explorers, ambos se dejaron caer en el sofá.
—¿Y Writz? —preguntó Alex.
—Se ofreció para ayudar a reconstruir Alay junto a la realeza. Es su gente. No lo detuve. —Heart bajó la mirada.
Alex asintió, sobándose un brazo dolorido.
—Quizá deberíamos ir también... ayudar.
Heart negó suavemente.
—Nos pidió que esperemos. Dentro de unos días nos llamarán. El rey quiere condecorarnos por lo de Alay. —Intentó sonreír—. Prepárate, deberás usar traje.
—¿¡En serio!? —Alex sonrió, intentando animar el ambiente—. Bueno, creo que todavía tengo uno decente...
La tensión no se disipaba. Heart, finalmente, le entregó un sobre.
Alex lo abrió con nerviosismo. “¿Me están despidiendo...?” pensó un segundo, hasta leer las palabras.
Equipo Explorers, han ascendido a rango Estrella. Muchas felicitaciones.
Atte. Epsilon y Crowy.
—¡Increíble! Ahora somos Estrella... ¡jamás lo imaginé tan pronto! —exclamó Alex, con los ojos brillantes.
Pero su sonrisa se congeló.
Junto a él, Heart sollozaba en silencio, lágrimas cayendo sobre sus manos metálicas.
—Heart... ¿qué pasa?
Ella levantó la mirada, quebrada, y sus palabras desgarraron el aire:
—Esker... murió... Perdí a alguien... otra vez...
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-Es como que todo está saliendo súper bien y de repente
-¡¡Kaboom!!
-Pelea con memes de por medio,al estilo comedia deadpool,pero sin apenas insultos,también es una buena forma,de decir que la personalidad de Alex es única,nunca jamás vi a un personaje imitar a varios otros a la vez,es como que mola y se siente súper divertido leerlo e imaginármelo.
*Voz de Fasikos:"Resumiendo le a flipado tu capítulo ostia tío,espero y sigas así todos los días hermano,de nada por el resumen"
-Otra vez,mis aplausos crack,a molado.
-Mi parte favorita,cuando Alex se pone a cantar spiderman jejeje...
*una cachetada, el escritor se queda desmallado, aparece una sombra negra con traje elegante... Azul cían...*
Habla la sombra llamada Fasikos:
"Hablar de esta historia es un gran honor y me encanta, leer y argumentar de vez en cuando, así que por que no hacerlo de vez en cuando.
-(Esto es mi calificación, no me juzguen)
-Ahora que lo veo bien, esta historia va por un buen rumbo, para mis ojos nunca antes visto, para mi gusto está en el top 5 de las 340 historias que leí en diferentes apps y en top 1 de los libros que tengo en casa, que serán unos 30,de novelas ligeras y 5 de manga,pero eso es secundario jejeje...
-Esta historia de merece mucho y lo dice un chaval de cierta edad mayorcito, imagínense que tengo 15,aunque tenga casi el doble jejeje...
-esto es un pasatiempo y con esta historia se convertirá en mi hobby, esperar cada día un capítulo nuevo mientras trabajo desde mi casa en mi trabajo jeje...
*No esperéis mucho de todo lo escrito, pero si de la historia, visitar la historia y os llevará a un mundo maravilloso jejejejeje... *
TU PUEDES CRACK...
A por cierto, cuidado con lo que se hacé, ya que puedes llevar al prota a la desesperación si sigues por un camino de esos de me sacrifico o algo así, pero solo es un aviso, cuidado, porque el prota si está solo contra alguien fuerte contra la princesa vampiro, a no ser que se saque una transformación como Goku o algo así, sería imposible derrotarle, pero todo se puede en esta vida, excepto tener un harem, sin ser guapo o con dinero xddd
Si sigues así llegarás alto, pero no con el público común, si no que con un público que ayuda como yo.