"Fueron muchos años de maltratos y humillaciones, pero ya no más, hoy, voy a ser todo lo que yo quiera ser".
Viviana es una chica abandonada por su madre, y en quien su padre descarga todas sus frustraciones. Pero un ángel dará luz a su vida y le ayudará a cruzar las más densas tinieblas.
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Reconciliación
Julia cerro los ojos y pensó rápidamente en algo, ella misma le decía a sus hijos que a pesar de todo, Rafael era su padre, y que ellos no deberían guardar rencores para evitar volverse como él, tenía que dar el ejemplo. Entonces a pesar del dolor por el pasado y el dolor por la pérdida de sus hijos, ella se armó de valor para soltar algo de esa amargura, así que decidió hablar.
— Padre, de eso ya ha pasado mucho tiempo, todos aquí nos hemos equivocado y hecho las cosas mal, yo también cometí errores, yo también me equivoqué al permitir que Rafael me manipulara y controlara, yo permití todo esto, pero ahora estoy aquí, con mis hijos quienes han sabido perdonarme y darme una segunda oportunidad. Vinimos aquí buscando ayuda, respuestas y justicia, es verdad que no puedo borrar el pasado, pero podemos intentar sanar las heridas juntos.
El viejo Montero asintió con lágrimas en los ojos, y Julia se acercó a él, abrazándolo con fuerza. Ese abrazo representaba el perdón y la reconciliación que tanto habían necesitado durante tantos años.
Mientras tanto, los hermanos Alvarado observaban la situación, siempre pensaron que no tenían a nadie más en el mundo, y resulta que tenían abuelos y seguramente un montón de familia más, que de ellos haberlo sabido, jamás se hubieran quedado a aguantar malos tratos de Rafael, ellos habrían buscado refugio. Observaron a su madre darles ejemplo, ese de que de nada sirve guardar rencor, ni desgastarse señalando y culpando a los demás, ellos admiraron profundamente a su madre.
Ahora que las cosas estaban así, tenían que seguir adelante en su búsqueda de Viviana, decididos a descubrir la verdad y hacer justicia por su hermano. A pesar de los peligros y los obstáculos que se interpondrían en su camino, sabían que lo único que importaba era encontrar a su hermana y llevar paz a sus almas atormentadas.
La historia de la familia Alvarado y de Julia Montero era una historia de dolor, tragedia y redención, una historia de aprendizaje y crecimiento a través de las adversidades. Aunque el camino hacia la paz y la verdad era largo y difícil, estaban dispuestos a seguir adelante juntos, con valentía y amor, enfrentando lo que sea necesario para encontrar la paz que tanto anhelaban.
— Así que uds sin mis nietos, pero si son todos unos hombres, vengan aquí, denle un abrazo a este viejo, no tienen idea de cómo quería conocerlos.
Ellos cooperaron y abrazaron a su abuelo, fue un momento muy emotivo. A su vez, el viejo Alvarado quien también supo del regreso de Julia, había ido hasta allí para recogerlo, pues Ronald nunca le dijo cuando irían, de haberlo sabido, él habría mandado por ellos. Llegó en ese justo momento cuando Montero abrazaba a sus nietos, se sintió molesto de inmediato.
Y la cosa es que ambos ya no se llevaban bien, Montero siempre lo acusó por haberlo manipulado y haberlo hecho entregarle a su hija. En el pasado cuando aquella situación paso, el viejo Montero estaba en problemas económicos serios, había tenido una muy mala cosecha en sus tierras, y así no podía pagar el préstamo que había hecho al banco, sus tierras serían embargadas antes de que pudiera hacer algo, desesperado solo pudo acudir a su vecino más cercano, quien acepto ayudarlo solo con una condición, una alianza matrimonial entre sus hijos.
Montero no estaba muy de acuerdo, pero no le quedó de otra, y acepto, siempre sintió culpabilidad por la manera como entrego a su hija, aún recordaba la forma en que ella lo miró aquel día, y como luego no pudo volver a saber nada de ella. Esa era la rencilla que había entre aquellos dos hombres mayores, que ahora enfrentaban una difícil situación.
— Deja a los muchachos, deben estar muy cansados de su viaje, después podrás pasarte por la hacienda y hablar con ellos, ahora me los llevaré para que coman y estén más tranquilos.
Alvarado fue autoritario.
— No eres el único que tiene casa aquí, mis nietos y mi hija, pueden quedarse en mi casa que también es la de ellos, no olvidemos aquí como son las cosas.
Montero protestó mirando fieramente a Alvarado, y así todos los presentes se dieron cuenta de que ambos hombres no se soportaban.
— Yo no vine aquí para generar más conflictos, estamos aquí con una misión y un objetivo claro, así que no les permití este comportamiento, sus rencores y cualquier diferencia que tengan, hasta aquí llego, mis hijos son lo más importante aquí, y lo que necesitamos es la unión y la ayuda de todos, colaboren con nosotros por favor, o si no, nos dicen y nos regresamos a donde estábamos.
Julia corto de tajo aquel enfrentamiento absurdo y ambos ancianos se sintieron avergonzados.
— Vinimos aquí porque el señor Alvarado nos invitó a la hacienda con el fin de colaborar juntos para encontrar a mi hija, así que allí es a donde vamos porque a eso vinimos, si quieres papá, puedes venir y ver que puedes aportar, pero a los dos les pido respeto por mi dolor y el de mis hijos aquí presentes, nosotros estamos de luto.
Julia lo dijo con voz entrecortada, y todos no pudieron evitar levantar la vista y ver aquella urna que ella protegía entre sus brazos. Si, allí estaban las cenizas del cuerpo de su hijo Vicente. Luego todos se encaminaron a la hacienda Alvarado, allí el viejo había dispuesto un lugar especial en el mausoleo de la familia, los restos de Vicente descansaron allí.
Poner la urna en aquel lugar fue un momento muy doloroso, ese era el funeral de su hijo, y Julia estaba destrozada. Ella recibió el apoyo de sus hijos, padre y ex suegro, allí todos lo despidieron y prometieron que harían justicia, y que esperaban que pudiera descansar en paz.
Mientras tanto al otro lado del país.
— Esto es muy difícil de aceptar, yo mismo ni lo puedo creer, y precisamente por eso es que quiero pedirte un favor.
— Lo que tú necesites sabes que puedes contar conmigo.
— Quiero que me haga un favor enorme, ¿Podría llevarse a mi hermana a otro lugar? ¿O yo pudiera irme a otro sitio y usted cuidarla por mí? La verdad es que no me siento seguro en este cuerpo, y con esos episodios que he tenido, me aterra lastimarla, lo que sucedió antes fue grave, mi hermana se asustó mucho y no quiero que le tenga miedo, no quiero eso.
Vicente estaba desesperado, y como el gran hermano que era, solo estaba pensando en el bienestar de Viviana, ahora él confiaba mucho en Adrián, y sabía que su hermanita estaría bien con el doctor cuidando de ella.
— Te entiendo y no te preocupes, yo me encargo de Viviana, recuerda que en mi casa tengo una hermana también, pienso que será bueno que se conozcan y se hagan amigas. Habla con ella y dile lo que piensas, si necesitas ayuda para convencerla, entonces me dices.
— Gracias Adrián, en serio, gracias por todo. Si en algún momento yo... Ya sabes, te pido por favor, que la cuides como si fuera yo mismo, no dejes que nada ni nadie le haga daño por favor.
— Te lo prometo.
Me encantan los temas de resiliencia... Son aleccionadoras y enseñan a no rendirse y sobreponerse a los problemas.
Gracias escritora
Excelente trabajo... continúe regalandonos su intelecto