La Reina Y El Actor

Capítulo 23

⚠️En este capítulo, tiene contenido erótico y sexual, etc. No aptos para personas susceptibles a ellos. Si no crees adecuada la lectura estás en libertad de omitirla.⚠️

No era sencillo escaparse de la vista de Tommy Liddell, incluso enviaba a espiar y seguir cada paso que daba la Reina. Pero también de Catalina, y todo porque sabía que definitivamente Nicolás era su amor imposible. Pero no le hacía daño a nadie con ese sentimiento, solo se hacía daño a ella misma.

Con la ayuda de la señora Wintour la reina salía sin ser detectada e iba directo a encontrarse con su amado Trevor, llamó a su puerta y de inmediato él la recibió entre sus brazos.

Los besos entre ellos eran apasionados, llenos de fuego y de amor, el jugueteo de sus labios se volvía excitante. Beatriz traía su cabello suelto, y debajo de su abrigo solo tenía puesta su lencería provocativa.

Su respiración realmente estaba agitada, en cuanto a Trevor estaba listo para devorarla. Beatriz desabrochó su sostén dejando sus senos totalmente visibles, a Trevor le encantaba lo que veía. No solo era deseo carnal, era unirse a la mujer que amaba y que lo volvía loco.

Se acercó para acariciar y lamer sus pezones, arrancando los gemidos de su amada. Trevor deslizó sus labios desde sus senos, recorriendo su abdomen hasta llegar a su parte íntima, probaba una vez más de su indescriptible sabor. Se puso de pie para también lamer y morder la espalda de Beatriz, ella estaba realmente extasiada por todas las caricias de Trevor. A él solo le faltaba quitarse su bóxer, ella le ayudó mientras deslizaba sus manos por sus glúteos bien definidos. El cuerpo del hombre que amaba estaba bien definido, era escultural y excitante.

Trevor la llevó contra la pared para seguir lamiendo y recorriendo su espalda, hasta llegar a su lencería de encaje, con su boca la jaló hasta quitársela por completo dejando solo sus medias y sus zapatillas aún puestos, se colocó atrás y junto su cuerpo con el de ella, mientras besaba su cuello, y con su mano estimulaba sus centro. Ella gemía sin control alguno, estaba preparada para unirse a él y que la embistiera.

Sin soltarla, colocó ambas manos en sus senos y caminó tras de ella hasta llegar al borde de la cama, ella recostó su pecho a la cama y él alzó sus caderas para embestirla y así poder unirse a ella. Lo hacía lento para que ambos disfrutaran del momento, cada entrega entre ellos era verdaderamente única. Antes de que llegaran al clímax de su pasión, Trevor se separó de ella para acostarla sobre la cama para unirse a ella, mientras la embestía lenta y delicadamente la besaba, quería estar así con ella sin testigos y haciéndole él amor.

Poco a poco subió la intensidad de las embestidas, la respiración de ambos se aceleraba sin control. Hasta que juntos llegaron al clímax de la pasión, se quedaron así unidos mientras se besaban. Trevor besaba su nariz, sus mejillas y sus labios, pero permaneciendo entre sus piernas. Más tarde se acurrucaron para dormir juntos, ella tenía que estar en su habitación antes de que todos despertaran en el ducado, pero mientras se refugiaba en los brazos de su amado.

—Nunca me imaginé que volveríamos a estar así, juntos amándonos.—decía Beatriz mientras descansaba entre sus brazos

—Tampoco yo, pero me alegra que haya sido de esta manera. No quiero alejarme nunca de ti y de nuestro hijo.—respondió Trevor mientras la apretaba a su pecho

Una vez más volvieron a entregarse al amor, sin duda no podían estar el uno sin el otro pero era la hora de volver, estaba amaneciendo y se darían cuenta que la reina no estaba. Sin embargo Trevor la convenció de quedarse un poco más, pero llamaron a su puerta era la señora Wintour, Beatriz colocó su abrigo y se despidió de su amado con un beso.

Él se sentía dichoso, podía amar a su mujer sin obstáculo alguno, Beatriz había olvidado su collar de perlas y su lencería de encaje. Ahora su amor tenía que ser a escondidas y de manera clandestina. Así que Trevor los guardaría, estaba tan agotado por la noche tan ardiente que había vivido que se quedó profundamente dormido.

Por la mañana salía de la ducha para ir a las grabaciones, tenía varias llamadas perdidas de Megan. Sinceramente no sabía cómo decirle lo que estaba ocurriendo tarde o temprano tendría que hacerlo, enfrentar las cosas cuanto antes era mejor.

Mientras tanto la reina pensaba solo en Trevor, todos esos días al lado de su amado le habían devuelto la esperanza de seguir y sobre todo de recuperar su libertad para poder estar con el y poder viajar con él a Nueva York al lado de su hijo. Preparar a Catalina para quedarse en su lugar, era una opción viable.

Nicolás sabía que todo estaba por terminar, que el día menos pensado Beatriz abdicaría y él tendría que volver a Dinamarca. Para así seguir observando cómo la mujer que amaba era la esposa de su hermano, el futuro rey.

Catalina estaba sentada en el pasto disfrutando de un libro, Nicolás se acercó a ella. Al verlo llegar fue inevitable para Catalina, que se acelerara su pulso.

—Su alteza real.—saludó Nicolás

—No seas tan formal, he tenido que vivir de esa manera toda mi vida.—respondió Catalina, en ese momento él decidió tomar asiento a su lado.

—Estás demasiado susceptible.—dijo Nicolás

—Es inevitable, estoy cansada de todo. Quisiera convertirme en una ave para poder huir, del ducado.—respondió Catalina

—Te entiendo mejor de lo que crees, hermosa Catalina de Teck.—le decía Nicolás

—Deberíamos ir a comer helado, la reina está en una audiencia y el príncipe está con la reina madre.—le decía Catalina

Catalina se volvía cada vez más bella, y más madura era imposible para Nicolás no notarlo. Era la hermana menor de la reina y siempre había sido controlada por su madre, pero ella tenía un espíritu fuerte, ambos salieron del palacio a buscar un helado. Era obvio que su cuñada se aburría bastante encerrada día y noche en el palacio, pero verla fuera del ducado y hablando de algo más que no fuera la monarquía era alentador.

Catalina y Nicolás saludaban a todos los que estaban en la heladería, hace mucho tiempo que Nicolás no se sentía tan tranquilo con alguien. Conversar con la princesa era algo que jamás hubiera podido suponer, se comprendían, después de todo ambos eran hijos que habían hecho a un lado sus padres solamente por su posición a sucesores del trono. Siempre los últimos, pero tan importantes como cada miembro de la familia real.

—Eres muy divertida, sabes bastantes cosas.—expresaba Nicolás

—No tantas como tú, y no has sabido nada de Alicia. ¿De la futura reina de Dinamarca?.—preguntó Catalina

—No, la futura reina consorte ya me olvido.—decía con mucha tristeza Nicolás

—Dudo que alguien como tú, sea tan fácil de olvidar. Continuamos.—dijo Catalina para evitar su bochornoso comentario, mientras que a Nicolás le parecía dulce

Trevor los observó de lejos, era imposible no reconocer a Nicolás, sobre todo reconocer ese particular brillo en sus ojos. Sin temor a equivocarse algo estaba naciendo entre el esposo de la reina y la princesa Catalina, la hermana de la mujer de su vida.

Sin temor a nada los días siguientes, Beatriz y Trevor se encontraban en la habitación disfrutando del amor que se tenían, también de la pasión que sentían el uno por el otro. Mientras la luz de la luna entraba por su ventana, ellos no se detenían en demostrarse su amor, llenarse besos y caricias. Más tarde estaban desnudos sobre la cama, mirándose fijamente.

—Te extrañé tanto, estos días le has dado de nuevo aliento a mi vida.—expresaba Beatriz

—No solo te extrañé, anhelaba todos los días poder encontrarte.—respondió Trevor

El volvió a besarla, todas esas noches juntos alimentaban su amor. Esta vez Beatriz dormiría a su lado sin importarle si se daban cuenta que no estaba en su habitación por la mañana.

Despertaron y Trevor se fue a duchar mientras su amada Beatriz seguía profundamente dormida, en ese momento llamaron a la puerta. Eso despertó a Beatriz, escuchó el sonido de la regadera así que puso la camisa de Trevor para ir abrir. Lo que vería, cambiaría la situación totalmente.

—¿Qué haces tú aquí, en el departamento de mi novio?.—preguntaba Megan enojada

—¿Tú eres?.—preguntó Beatriz

—Su novia, y al parecer tú solo una chica más a su lista así que agarra tus cosas y lárgate de aquí.—respondió Megan

Beatriz estaba en una pesadilla, no entendía porque Trevor le había ocultado que tenía una relación. Tomó su ropa, se vistió y salió de inmediato. Megan quería pelear con ella, sin embargo Beatriz no podía hacer un escándalo así que continuó su camino. Mientras tanto Trevor tenía que darle muchas explicaciones a Beatriz no solo a Megan, pero por lo pronto ella estaba herida necesitaba procesar lo que acababa de suceder.