En Mi Segunda Vida Soy La Villana

Al estar fuera de la habitación, ella se encamina a las afueras del palacio, y al estar allí se va al bosque. Luego, ella usando un portal se va a unas cuantas cuadras del templo, ya allí, se hace invisible y camina hasta el templo.

Allí usó magia para entrar al lugar, y al igual que la vez pasada, de esa manera entró en el templo.

En esta ocasión, el lugar estaba solo, sin una alma en la entrada, lo que fue bueno.

Con discreción ella recorre los pasillos y por suerte en uno de ellos ve a un sacerdote como de unos 30 años, quien parece que va a su habitación, ella lo sigue y no muy lejos de ahí, el hombre se entra en un cuarto, y ella también lo hace y al estar allí, ella sin perder tiempo, noquea al hombre, se transforma en él, y luego revisa sus recuerdos y al saber lo que tiene que saber, y cómo actuar y hablar, acaba con el sacerdote y no dejó siquiera rastro de él, después de todo, por los recuerdos de ese sujeto, ella se enteró de que este era un hombre malo.

Al estar ya sola, se hace visible y recorre la habitación y esta no está para nada mal.

Está limpia y ordenada, cosa que es buena, pero de igual manera, le haría algunos cambios.

Ella luego de recorrer la habitación, va hasta la orilla de la cama y cambia todo con magia; lo mismo hizo con todo allí, ya que no pretende usar nada de nadie.

Lo único allí que no cambio es su actual apariencia.

Con todo a su gusto, ella se acuesta en la cama, y no tardó mucho en dormir.

Como a las 6 de la mañana, sonó una especie de alarma, cosa que fue muy molesta.

Ella con pesar, se levanta de la cama, se prepara rápido y sale de la habitación.

Al leer los recuerdos del hombre al que mató en la noche de ayer, le ayudó a llegar a dónde tiene que ir, que es el comedor.

Cuando llegó al lugar, vio un gran comedor, el cual tenía algunas mesas.

Ella sin darle importancia, se sienta en un lugar al azar, y no más de diez minutos después, estaban sirviendo el desayuno, uno que se veía decente.

Ella tras verificar que no tenga nada, come de él, y no estaba para nada mal.

***

Cuando todos terminaron de desayunar, un hombre tomó la palabra.

—Todos, vayan al gran salón, el gran sacerdote tiene algo que decirles— dice el hombre y todos se levantan en silencio y se van al gran salón del que habló dicho hombre.

Para llegar al lugar, se tomaron como unos 10 minutos y cuando todos estaban allí, había un hombre que se veía diferente al resto. Allí también estaba Fausto, cosa que a Cristal no se le hace difícil de creer; después de todo, ese idiota es un traidor.

—Hermanos, lo he citado hoy aquí, para informarles sobre la situación actual por la que estamos pasando— dice aquel hombre para luego decir— debido a lo sucedido, debemos reclutar más sacerdotes, y así prepararnos para la batalla que se aproxima — dice el gran sacerdote y todos menos Cristal empiezan a hablar al mismo tiempo.

Un sacerdote tuvo que intervenir.

—Silencio, dejen que su santidad hable— dice aquel hombre enojado por el murmullo que estaban haciendo.

Los que hablaban hicieron silencio nuevamente.

—No teman, el plan es simple, en dos o tres meses atacaremos el palacio mientras ellos duermen, y sí tomamos la delantera, estaremos a un paso de la gran victoria, nuestra magia es poderosa y además, en unos días nos llegarán unas gemas explosivas, esas gemas nos serán de gran ayuda, ellas harán explotar el palacio— dice el hombre — Ya es hora que la familia imperial Silva salga del poder, una vez ellos fuera del camino, podemos actuar como nos plazca — dice aquel y todos menos Cristal celebran.

Tras aquella celebración, el sacerdote líder terminó la reunión, y luego de eso, todos se fueron a practicar su magia. Aquel hombre al que Cristal le tomó su apariencia, es un hombre llamado Jonás, y tiene magia de hielo muy poderosa.

Cristal en sus recuerdos puedo ver que el hombre era muy bueno en magia de hielo, y era un prodigio, por los que ella pudo darle rienda suelta a su magia en el elemento de hielo y así crear nuevos hechizos.

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Tal como dijo el líder de los sacerdotes, unos días después, llegó un cargamento de piedras explosivas, y ese mismo día ellos le enseñaron cómo usar esas piedras, las cuales hacían mucho daño al explotar.

Cristal cuando todos estaban durmiendo, tomó las piedras, y las llevó a un lugar seguro. Luego de eso con magia, ella sustituyó las gemas explosivas, por simples gemas, las cuales eran iguales, eso sí, en cada lugar donde estaban guardadas, dejó encima algunas de las originales, por si acaso.

Con las piedras fuera del templo, ella por las noches sin que la vean, cada día las distribuía en lugares estratégicos, y las hacía invisibles con un hechizo.

Le tomó un total de tres días hacer eso, y luego de tener todo listo, se fue al palacio en horas de la noche, tomando nuevamente la apariencia de su doncella.

Estando ya en el palacio, se fue a su habitación, en dónde estaba dormida su doncella, quien había tomado su lugar y se había reportado así misma enferma, para evitar inconvenientes.

—Ana, soy yo Cristal — dice la pequeña Cristal mientras despierta a la doncella. Ella, al escuchar el nombre de su ama, se despierta más que contenta.

—¡Dios! he estado muy preocupada por usted, en unos de estos días moriré de preocupación— dice la mujer llorando — Me reporté enferma estos días que estuvo fuera, y eso me ayudó a escapar de sus responsabilidades — dice Ana y Cristal ríe por eso.

—Escucha bien lo que diré, mañana les dirá a mis padres lo siguiente— dice Cristal y luego hace aparecer una gema explosiva y se la muestra a la doncella, y le cuenta los detalles de la situación, y también su plan.

Cuando terminó de contar todo, se despidió de ella, y regresó al templo, con la apariencia de Jonás.

Allí ingresó al lugar, como siempre y sin más, se fue a dormir.

La doncella en cambio, estaba aún procesando la información que le acaba de dar Cristal y eso le quitó el sueño.

Cuando el día llegó, ella tenía unas ojeras muy grandes y sin mucho ánimo se preparó para ir a ver a los emperadores.

Cuando se reunió con ellos, ella poco a poco le contó todo lo que le dijo Cristal y estos al escuchar semejante cosa, por poco se mueren del susto.

La emperatriz da gracias a Dios que su hija terca y cabeza dura no está allí entre ellos, pues así no le da dos nalgadas por ser tan rebelde.

El emperador se reía de la situación, y aunque está preocupado por su hija, sabe que ella lo que está haciendo es por el bien de todos. Él se asegurará de hacer todo como su terca hija dice, para que de esa manera, todo salga bien.

Deben agradecer que ella está haciendo el trabajo de espiar, ya que los espías a los que han mandado, no han podido hacer nada.

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Nos vemos mañana si Dios quiere.