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De La Forma Equivocada

De La Forma Equivocada

Status: Terminada
Genre:Romance / Completas / Madre soltera / Embarazo no planeado / Hijo/a genio / Malentendidos / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Dejar escapar al amor / Secretos de la alta sociedad
Popularitas:259.7k
Nilai: 4.9
nombre de autor: Roxane Enriquez

Aunque su corazón se destrozara en mil pedazos tras el dolor que sufrió a causa del padre de su hijo, aún no nato, está dispuesta a seguir adelante por la pequeña vida, aunque su alma aun grite por el dolor.

En la vida a veces comenzamos muchas cosas de la forma equivocada, y el amor no está exento de caer en ese error, pero no por eso deja de ser verdadero.

Esta es la historia de un amor que aunque empezó de la forma equivocada encontró el camino.

NovelToon tiene autorización de Roxane Enriquez para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Veintitrés

Buenos días. - las dos mujeres escucharon la voz de Gabriel y lo vieron parado delante de ellas después de varios días de ausencia.

A Mariana le pareció que su corazón saltaba más de lo debido dentro de su pecho y a él cuando la vio le pareció que no había nada más por buscar en el mundo.

- Buenos días Gabriel- respondió Ninete por las dos pues se dio cuenta de que su cuñada estaba ida de la realidad.- Eh... voy un momento a la oficina.- les dijo pero enseguida supo que a ninguno de los dos le importó a donde ella se fuera- Da igual, me voy.- habló con ella misma y se fue.

- Estás hermosa- le dijo y el color rojo tiñó las mejillas de la chica- Te extrañé- siguió hablando, y no era una mentira, él había luchado todo este tiempo contra las ganas de venir a verla y de tener algo más con la mujer que una simple conversación.

- No sé que decir a eso, yo...

- No digas nada.- él llegó hasta ella y tomó sus manos, y rezó porque lo que estaba viendo no fuera fingido, ella no podía ser tan buena actuando, ella no podía haber hecho todas las cosas que le contó Anabel en este último encuentro que habían tenido hacía dos días,  con lo de haber robado a su hermano ya era más que suficiente para odiarla y ya ni eso conseguía  hacer.- Vamos a cenar hoy o a almorzar o a lo que tú quieras.- le pidió tocando su pelo que estaba suelto.

- Lo siento- contestó en cuanto pudo poner las ideas en orden- La niñera de mi hijo necesita resolver unos asuntos y yo voy a aprovechar para dar un paseo con él esta tarde.

- ¿Puedo acompañarlos?- le soltó de pronto aunque sabía que lo más probable era que ella se negara.

- Gabriel, es mi hijo, no es un cachorro,  no creo que quieras estar en una cita con un niño en medio.- intentó darle una razón para rechazar lo que le pedía.

- Mariana, yo te quiero a mi lado y tu hijo forma parte de ti, así que creo que lo más justo es también pasar tiempo con él.- y allí estaba otra vez el Gabriel directo.

- Yo no lo sé, es muy pronto, y nosotros somos solo amigos.- a ella le parecía que el hombre iba demasiado rápido.

- Por favor, déjame conocerlos a los dos, es solo un paseo.- a Gabriel lo alteró la idea de tener también a su sobrino junto a él, hasta ahora solamente había tenido la oportunidad de ver al niño de lejos y sacarles fotografías a ambos para enviárselas a su madre.

- Solamente iremos al parque, para que él esté un poco en el césped y se divierta, no es un paseo como tal.- siguió tratando de hacer que el hombre olvidara la idea de ir con ellos.

- No importa, estaré contigo y con él y yo también pasaré un buen rato, por favor, déjame acompañarlos.- a ella le pareció que el rubio suplicaba y se sintió vencida.

- Está bien, espéranos en...- ella no terminó de hablar.

- Yo los recojo en tu casa si no te importa, solamente dime la hora.

- Ah...  a las tres me parece bien.

Gabriel le sonrió, y esta vez era una sonrisa que sacaba toda la felicidad que tenía dentro, por fin estaría junto a su sobrino, al hijo de su hermano y como complemento ella, no podía ser mejor su día.

- Gracias- le dijo pasando un dedo por la cara de la chica.

Mariana cerró los ojos al sentir el tacto del hombre y él no pudo aguantarse, se inclinó y rozó sus labios con los de ella, solo un roce, pero sintió que con eso un escalofrío recorría todo su cuerpo, así que sin pensarlo mucho se giró y escapó de allí para evitar sentir lo que esa mujer le provocaba.

No eran las tres de la tarde cuando Mariana vio aparecer el auto de Gabriel frente a su casa y salió con el pequeño en brazos y un bolso con sus cosas en el hombro.

- Creo que tendremos que ir en mi auto.- le dijo ella a modo de saludo y él levantó una ceja extrañado- El tuyo no está preparado para llevar un bebé.

- Es verdad, que tonto soy, perdona, no me di cuenta de eso.

- No te preocupes, iremos en el mío si no te importa, o podemos ir cada uno en el suyo.

- No- respondió rápidamente- ¿Cómo crees? Vamos juntos.

Él tomó el bolso que ella cargaba y la acompañó hasta el auto y la vio abrir la puerta trasera de este y acomodar a un niño que más parecido a su hermano no podía ser, a excepción de sus ojos, mientras que el pequeño valvuceaba y pasaba sus manitas por el rostro de su madre.

El camino al parque no fue largo, y el hombre miró al niño en cada oportunidad que tuvo, habría querido no quitar la vista ni un momento de él pero pensó que habría parecido raro, así que fue sorteando la mirada entre la madre y el hijo.

Al llegar allí ella sacó una manta bastante grande de colores con adornos infantiles y la extendió sobre el césped cerca de un gran arbol, puso algunos muñecos en el medio junto a su hijo, se quitó los zapatos y se sentó en una esquina de la tela con la espalda recostada al tronco y a él le pareció que no era la primera vez que la chica hacía aquello.

- ¿Vas a estar todo el tiempo de pie como si fueras nuestro guardaespaldas?- ella se burló un poco al ver que el hombre seguía parado junto a la manta.

Pero él solamente la observaba, se veía tan natural, tan en paz con ella misma que no podía seguir creyendo que era todo fingido.

Entonces la imitó, se deshizo de su calzado, fue hasta donde ella estaba y se sentó a su lado.

Renato parecía estar en su propio paraíso yendo y viniendo de una punta a la otra de la manta y causando la risa de aquellos dos al ver como el niño cuando intentaba salir al césped tenía un escalofrío y se regresaba a la cobija.

- ¿Puedo poner mi cabeza en tus piernas?- le preguntó el hombre tomándola por sorpresa y ella lo pensó un momento para después asentir.

Gabriel se acostó sobre la fina hierba y puso la cabeza sobre ella, cerró los ojos y pensó en el cielo, aquel era su cielo, pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando sintió un montón de babas caer sobre su cara con un balbuceo.

- Espera Renato, no hagas eso.- una apenada Mariana intentaba alejar a el niño de él.

- Déjalo, no me molesta.¿ Verdad que no molestas Renato?- otro balbuceo fue la respuesta como si el bebé hubiera comprendido lo que el hombre decía- Mamá tiene lugar para los dos no te preocupes.

¿Tierno? ¿Era esa la palabra que tenía Mariana para describir aquel momento? No lo sabía, no sabía ni siquiera si se estaba equivocando o no al dejar que aquel hombre al que conoció hacía tan poco y del que sabía solo lo que él mismo le había contado se acercara a su hijo, pero verlos allí juntos removió algo dentro de ella, ver aquellas dos cabelleras rubias casi iguales le recordó que Greg ya no estaba para poder disfrutar de su hijo.

La tarde se convirtió en algo familiar y terminó con el hombre dormido sobre las piernas de ella y el bebé dormido también sobre el pecho de él.

Parecían una familia de verdad, si alguien se detuviera a mirarlos no podría decir que Renato no era hijo de Gabriel y ella sintió culpa con aquel pensamiento.

Dejándose llevar metió sus dedos dentro del pelo del hombre y lo alisó una y otra vez.

- No te detengas.- escuchó la voz del rubio cuando ella retiró su mano.

- Perdón, pensé que estabas dormido.- Mariana lo miró y vio sus ojos todavía cerrados.

- Lo estaba, me desperté cuando dejé de sentir tus dedos en mi pelo, hiciste que te extrañara.- ella volvió a ponerse roja, no tenía forma de verse pero el ardor que sentia en sus mejillas lo decía todo.

Así que volvió a poner su mano en el pelo del hombre y lo acarició nuevamente.

1
Claudia Ixmatlahua
Excelente
Alba Linda
una hermosa novela en todos los sentidos. gracias 🌹 Escritora gracias la Felicito
Claudia Leticia Caldera Perez
Excelente
Sandra Robles
muy hermosa historia de amor, gracias Autora
Sandra Robles
otro tonto más ,tan inteligente y se deja agarrar por bobo por esa trepadora
cdi sagrado corazon
Excelente
Sandra Robles
que lindo capitulo 😍😍
Sandra Robles
ojalá ya ella también cuente cómo fueron las cosas con el hermano y que es millonaria, que no fue ella quien lo robó
Alejandra Barrenechea
me gustó muchísimo la novela mis felicitaciones a la escritora la disfruté mucho ❤
Sandra Robles
Excelente
Monica Liliana Broudiscou
genial historia felicitaciones 👏👏
Adry Cuéllar
Me encanto y muy feliz de q Gabriel no haya hecho cosas feas en contra de su Ada de ojos azules
Adry Cuéllar
perra muñeca diabolica
Marisela Blanco
Excelente
Adry Cuéllar
Me encanto el último párrafo
Adry Cuéllar
Para mi q la zorra le dijo a la sra que fuera
algo le a de haber insinuado
Adry Cuéllar
Nooo
la putyZorra
Sandra Robles
con razón los hermanos iguales de idiotas que creen todo lo que les dicen si investigar
Sandra Robles
por lo menos que deje que los hermanos le den unos buenos golpes /Curse//Curse/
Sandra Robles
que mal nacido, 😠
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