Mi nombre, consideró que mi nombre no tiene relevancia, porque mi vida nunca fue relevante para nadie, todos me utilizaron según su conveniencia, mi padre me comprometió con Álvaro Duque de Frost, un hombre que me ignoró y trajo una concubina quien en realidad era el amor de su vida, esa mujer con sus intrigas y acusaciones falsas, casi logra matarme, pero voy a luchar por obtener mi final feliz.
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Padre
El Barón pudo llegar sin ningún inconveniente al Ducado al amanecer, no espero que lo anunciaran, en cuanto ingreso a la mansión fue directo a la planta de arriba en busca de su hija, antes de que terminara de abrir todas las puertas del corredor Ana apareció y lo guió a la habitación correcta, con cuidado abrieron la puerta, para evitar despertarla, William se asomó y pudo ver que estaba dormida.
- Álvaro: ¿Por qué irrumpe en mi casa de este modo?
- Ana: por favor bajen la voz mi señora está descansando.
- Tomas: pueden hablar abajo señores, recuerden que en este momento deben priorizar la salud de la Duquesa.
- William: está bien, lo hago por mi hija – al bajar a la sala siguen discutiendo.
- Álvaro: usted puede ser mi suegro, pero no me gustó nada que invada mi casa de ese modo.
- William: a mí no me importa que usted sea el Duque, a mi me interesa el bienestar de mi hija, cuando se la entregue pensé que estaría en un lugar seguro, en el que sería feliz, está bien, no espero que se amen, pero sí que se respeten.
- Álvaro: no le he faltado el respeto a su hija.
- Tomás: caballeros por favor cálmense, desean tomar algo…
- Álvaro: no
- William: Ana alista primero tus maletas, solo lleva lo necesario, hazlo mismo con el equipaje de mi hija.
- Ana: como ordené Barón – ella se retira.
- Álvaro: usted no puede dar esas órdenes en mi casa, puede ser su hija, pero es mi esposa.
- William: que esperaba después de lo sucedido…, ya sé que la saque para su entierro, no pienso esperar que algo como eso suceda, acepté el compromiso entre ustedes porque a diferencia de usted, su padre era un hombre honorable, amable, que se casó en las mismas condiciones que lo hicieron ustedes y siempre respeto a su esposa y la cuido, confié en que al ser hijo de buen hombre usted tendría buenos principios, me equivoque y ahora solucionare el error, no se preocupe me encargare de su divorcio.
- Álvaro: usted no puede entrometerse de ese modo.
- William: mire su concubina tampoco debía entrometerse de ese modo con mi hija, usted no debía permitir que le pusiera un dedo encima, lo permitió, agradezca que no hice esto antes, cuando tomó a esa mujer, no respeto el deseo de sus padres, ellos esperaban que al estar casado con Paula por fin olvidara a esa mujer, que nunca les agradó, no pensó que si sus padres no la aprobaron se debía algo…, porque mi posición social es la de un Barón ustedes estaban por encima de nosotros, que beneficios podían tener…, lo que diferenciaba a Paula de esa mujer es su educación y reputación, es una lástima que no haya valorado a mi hija.
Supongo que ahora que se van a separar, esa mujer puede asumir el título de Duquesa, por fin serán felices, así que no compliquen la situación.
- Álvaro: le aseguro que su hija no volverá a pasar de nuevo por una situación como esta, no entiende el daño que le hará, nadie de buena posición querrá volver a casarse con una mujer divorciada.
- William: ese ya no es su problema. Mi hija puede llevar la Baronía de forma excelente, le aseguro que incluso aumentara nuestras riquezas y tierras, le pasare mi título a ella, para que no tenga que volver a depender de un sujeto como usted.
- Álvaro: ese no es el trabajo de las mujeres.
- William: no hay una ley que lo prohíba.
- Álvaro: si insiste en el divorcio me asegurare de arruinar sus negocios.
- William: hágalo, de esa manera solo me ayudara a demostrar de lo que es capaz de hacer mi hija, no entiendo ni siquiera pudo protegerla dentro de esta casa, ahora que piensa que la puede perder si está dispuesto a darle el lugar que merece, tarde se dio cuenta del valor de mi hija.
- Tomás: señores disculpen que intervenga, no creen que esta decisión debería tomarla junto a la Duquesa.
- William: mi hija está de acuerdo, Paula pidió mi ayuda.
- Álvaro: no puede ser verdad – al enterarse de la situación se queda en shock un momento.
- William: permiso, iré a despertarla no deseo que nos quedemos más tiempo del necesario.
Sin que nadie se lo impida William va a la habitación de su hija, donde encuentra a Ana guardando con mucho cuidado algunos vestidos, lo que a William no le agrada, así que con cuidado despierta a su hija.
- Paula: padre qué sucede…
- William: nos vamos. Ana, mi hija no necesita esos vestidos, puede comprarse unos nuevos, con lo necesario me refería algún objeto que tenga algún valor sentimental.
- Ana: estos vestidos los diseño mi señora y los envió a confeccionar, por eso los estoy empacando.
- Paula: ¿A dónde vamos?
- William: regresarás a tu casa – mira detenidamente el rostro de su hija, al Paula percatarse agacha su cabeza -. No vuelvas hacer eso Paula, nunca bajes la cabeza ante nadie.
- Paula: padre no logro entenderte, no entiendo por qué ahora al verme así te ves preocupado, molesto, cuando varias veces me viste así, e incluso más lastimada por lo que me hacía Martina y no te importo.
- William: si me importaba, Martina también era castigada, nunca supe como acercarme a ti, lo siento.
- Paula: hace años añoraba escuchar esas palabras, no sé qué decir..., al enviarte la carta esperaba que me reafirmaras tu apoyo, no verte aquí. ¿Cómo que nos vamos?
- William: no pensabas que te iba a permitir quedarte después de lo sucedido. Le dije al Duque que van a divorciarse, no pregunte tu opinión, pero… - es interrumpido.
- Paula: está bien, no pensaba quedarme, solo que no esperaba que sea tan rápido. Puedes darme unos minutos quiero ponerme algo ligero y nos podemos marchar.
- William: por supuesto, me llevaré las maletas que estén listas.
- Ana: no se preocupe Barón, puedo encargarme.
- William: no, no quiero que dejes sola a Paula, voy a llamar a los guardias para que me ayuden a llevar las maletas y subirlas al carruaje. Por favor no se demoren, el viaje será largo – sale de la habitación.
En cuanto se marcha Paula le pregunta a Ana si había guardado los documentos que tenía escondidos, lo que Ana afirma e indica en que equipaje se encuentran, enseguida Ana la ayuda a cambiarse y colocarse un vestido ligero, además de asearse brevemente.
- Las joyas que le ha dado el Duque, se las llevara…
- No, pero bájalas quiero entregárselas personalmente, no quiero dejarlas en la habitación, que desaparezcan y después quiera reclamarme algo. Lo demás no me interesa, ayúdame a caminar, debo fingir que estoy adolorida.
- Y no lo está…
- Un poco, es bueno exagerar en esta situación, así los empleados comenzaran esparcir rumores que me favorezcan. Si me hago cargo de la Baronía debo tener en una buena reputación.
- Está segura de hacer esto, en cuanto de un paso afuera, todo termino, esa mujer se adueñará de todo. Esta castigada, pero sabrá ganarse el perdón del Duque.
- Creo que nunca tuve un lugar en esta casa, no siento que esté perdiendo algo.
prefiero verla con Guillem
no me gustaría que pase como en la anterior novela tantos insultos y maltratos que le daba ese duque y terminó quedándose con el después que perdió la memoria
no me gustaría que pase algo similar con Paula
ella merece a un hombre que la ame y la valore y le de su lugar