Soy La Emperatriz Villana

Kaiser se encontraba junto a dos hombres más fuera de la sede principal de la organización de mercenarios, estaban ocultos esperando la señal del pequeño albino, quien había entrado hace tan solo unos segundos. Los tres hombres se sobresaltan al escuchar los gritos de auxilio, Kaiser nada más niega con la cabeza mientras sonríe, su emperatriz tiene buenos aliados. La señal es dada cuando del centro de aquella gran mansión sale disparado un rayo azul.

Los tres se adentran en la mansión y la recorren hasta llegar a la sala principal, donde se encontraba Uzziel cubierto de sangre y a su alrededor los cuerpos sin vida de varios de los mercenarios. Uzziel le hace una seña a Kaiser de que lo siga y ambos se dirigen al segundo piso de la mansión, mientras los otros dos hombres que iban con ellos se dirigen al tercero. Kaiser y Uzziel mataban sin piedad a todo aquel mercenario que se le cruzara en el camino, personas como esas que mataban sin razón solo por dinero, merecían la muerte sin ninguna piedad y más después de lo que le hicieron a Arya y a Uzziel.

Llegan a las áreas de las habitaciones y las van revisando una por una, hasta que llegan a una habitación en lo último del pasillo, al entrar se encuentran con la habitación llena de sangre, las paredes estaban teñidas de un rojo carmesí, el escritorio estaba revuelto y había varios papeles en el suelo y cuando llevan su vista a la cama solo se encontraron con el cuerpo de un hombre que había sido desmembrado vivo, y además castrado.

Kaiser se acerca al escritorio y revisa los documentos y papeles que había, notando que esta era la habitación del líder de la organización. Al volver al salón principal, los otros dos hombres le informan a Kaiser que la tercera planta ha sido limpiada, y que en sótano de la mansión encontraron a varias personas muertas, otras gravemente heridas por haber sido torturadas y un grupo de cinco niños, encadenados con esposas que absorbían su magia. Uzziel pide que lo lleven a donde están las personas heridas y el grupo de niños, los dos hombres le obedecen y lo guían.

Después de terminar la limpieza de aquella mansión y poner a salvo a las personas que había rescatado, se dirigieron a su próximo objetivo, ya que Uzziel estaba dispuesto acabar con esa organización, y solo le quedaban dos sedes más por destruir y limpiar. Pero antes de partir a su próximo objetivo, el albino crea un ave de fuego con su magia y la envía a la capital para que informe a la emperatriz de los progresos y que ya al día siguiente estarían de regreso.

En la capital los rumores seguían circulando y más después del cumpleaños del emperador, este solo estaba furioso su imagen ante el pueblo cada vez era peor, y Aysha solo conseguía más aliados, lo que le dificultaba deshacerse de ella y quedarse con todo. Mientras en una residencia a las afueras de la ciudad se encontraba llegando a caballo una joven rubia, el mayordomo la observa llegar y la ayuda a bajar del caballo, para después guiarla a dentro de la mansión.

Las sirvientas al verla le hacen una reverencia y después siguen realizando sus labores. El mayordomo le informa que hay una joven que llegó hace dos días, diciendo que era su invitada, que incluso mostró una carta que afirmaba esto. Así que le dieron una habitación para que se quedara y la han tratado de la mejor manera, Aysha pregunta en donde se encuentra la joven y el mayordomo responde que ella ha salido a dar un paseo por los alrededores del bosque. La rubia se instala en la mansión y pide al mayordomo que le sirva el almuerzo. Ya estaba oscureciendo y aquella joven aún no volvía a la mansión.

– Le advertimos que hay peligros en el bosque – habla una de las doncellas – aunque estemos todavía en territorio del imperio, eso no impide que haya bandidos o bestias salvajes en ese bosque

– Es cierta Alteza – secunda el mayordomo – además de que hay leyendas de que ese bosque está maldito, debido a las ruinas del antiguo templo que hay en lo más profundo – Aysha le presta más atención a lo que dice y con un asentimiento de cabeza le pide que prosiga – se dice que en los tiempos de la antigua religión, ese era el centro de refugio de las brujas, pero con la masacre ocurrida hace un siglo el lugar quedó maldito y todo aquel que se acerca no vuelve

— Y que tiene que ver con la chica

– Ella escuchó la historia y pidió indicaciones para poder llegar al antiguo templo quería ver con sus propios ojos aquel lugar

– Edgar, dame un mapa del bosque – se pone de pie y le entrega un sello al mayordomo — dentro de poco vendrán unas personas, pide que te muestren el otro sello igual a este y si lo tienen déjalos pasar y ubicalos en el área de invitados.

– Como ordene Alteza – se inclina levemente y se dirige a uno de los estantes de libros del estudio, saca un pergamino y se lo entrega – este es el mismo mapa que le enseñe a la joven.

Aysha asiente con la cabeza y se dirige de nuevo a las afueras de la mansión, y toma el camino que lleva al bosque, debe encontrar a esa chica cuanto antes. La rubia ya se había adentrado lo suficiente al bosque como para saber que se había perdido, volvió a mirar el mapa que le entregó Edgar y sigue de largo hacia el oeste. A medida que más se adentraba en aquel bosque Aysha podía sentir una fuerte presencia, era una gran aura de poder, después de unos cuantos pasos más, se detiene y mira asombrada el antiguo templo en ruinas, de el provenía un increíble poder.

La rubia se acerca y pasa sus manos por uno de las pequeñas estatuas que había en la que tiempo atrás debió ser la entrada, la detalla mejor y nota que es la figura de lo que parece una mujer, y abajo una pequeña inscripción que tenía en letras cursivas un nombre. Unos aullidos se escuchan por todo el bosque y una gran presencia oscura se hace notar, Aysha se pone en guardia esperando un ataque en cualquier momento.

– Sabía que eras tu princesa Kaede – escucha la voz de una mujer que resuena como un eco — a él le encantara verte de nuevo – un sello aparece bajo los pies de Aysha y unas cadenas salen de este aprisionándola

– Ya me estoy cansando de los mismos trucos de feria

Las cadenas que mantenían inmovilizadas el cuerpo de Aysha comienzan a calentarse hasta que se vuelven rojas y se derriten, liberándola. Extiende su mano al frente y en la punta de cada uno de sus dedos aparecen pequeñas esferas de fuego concentrado, que salen disparadas hacia un punto específico del templo. Un campo de fuerza aparece y detiene el ataque de Aysha, al desaparecer el campo de fuerza, muestra a una hermosa chica de cabellos negros al igual que sus ojos, quien se mantiene sería mientras observa a la emperatriz.

– Tú moriste hace doce años – baja las escaleras del templo dejándose ver por completo – yo misma fui testigo de tu muerte

– No se quien eres – crea una esfera de fuego en sus manos — pero si buscas matarme, entonces encontrarás las muerte