Una Rosa Sin Color

Miraba el dinero sobre la mesa tratando de no golpear la cabeza del idiota sentado frente a mi contra la pared, para que se acomoden sus neuronas.

—¿es encerio?—agarre algunas monedas y las tire al suelo—¿es medio millón?

—puedes contarlas si quieres—dio unas palmadas al montón de monedas riendose—pero creo que tardarás horas...o días.

—dame lo otro que te pedi—demande.

—claro—de su bolsillo saco el celular más antiguo que pude haber visto.

—debes estar jodiendo.

—solo lo necesitas para atender mi llamadas—inclino su cabeza a un lado fingiendo inocencia.

Este imbécil me está molestando y lo está logrando.

—quiero el dinero en billetes, no en monedas—me levanté—de otra forma te lo meteré en la boca—di una patada a la mesa.

—interesante propuesta—cruzo sus piernas

—pudrete.

Aunque no necesito el dinero, es necesario que me lo de para ver qué tan comprometido está con deshacerse de mi una vez que finalize el contrato, de esa manera podré firmar sabiendo que no me arrepentiré en el futuro.

Hasta ahora no cumple con la condición.

—no puedo con esto—empece a caminar a la puerta principal.

—¿a dónde vas?—en un segundo su cuerpo se movió hacia la puerta impidiendo que salga.

—hazte a un lado—le dije causando que se enderezará—¿será así?.

—solo tomo precauciones. No saldrás.

—no discutire— di unos pasos hacia atras—soy una persona de paz.

Justo cuando choque con una silla, la agarre y la tire al ventanal que estaba a lado de la puerta, está se hizo pedazos y SeoHoon se quedó estático mientras pequeños vidrios cortaban su estúpida mejilla.

—¡me voy!—corri hacia la ventana.

—¡maldito idiota!.

El corrió hacia la ventana tratando de impedir mi escape, lo que no se esperaba esque esa era la reacción que deseaba para poder salir por la puerta fácilmente.

—¡quedaste en ridiculo!—grite.

...****************...

—¿por qué estás aquí?—gruñí viendo cómo salía de su vehículo un poco familiar.

Ese auto lo he visto en alguna parte.

—solo quería confirmar algo—se acomodó las mangas de su camisa indicándome que buscaba golpearme.

—hay muchos ojos aqui—mire a mi alrededor—da un golpe y te aseguro que te irás directo a terapia intensiva. Bastardo.

—¿crees que te golpeare?—solo lo mire fijamente—¿de verdad?

—ya lo hiciste antes, no me culpes por ponerme a la defensiva.

—te recuerdo que tú fuiste el que dió el primer golpe.

—era lo mínimo considerando que me compraste.

—como sea—se dio la vuelta—asi que era el hospital. Pense que volverías a escapar con tu amigo.

—no es mi amigo—rode los ojos.

—eso es mejor.

Ahora que lo pienso, ese traidor no se apareció frente a mi desde el día que me vendió, ¿estará muerto?. Solo espero que esté bajo tierra, no quiero matarlo frente a Cristian.

Cuando lo vea le partire el brazo con el que recibió el dinero...luego lo mataré.

—¿lo mataste?—pregunte viendo fijamente el edificio.

SeoHoon debió enterarse de que el fue mi proveedor de armas, considerando ese hecho, es posible que lo matará, no creo que dejara cabos sueltos.

—¿crees que lo hice?—pregunto causándome un revuelo en mi cabeza—digamos que le di un susto, nada más.

Entonces es posible que Cristian fue el que recibió la parte mala.

—¿le hiciste algo a su esposo?—no respondió—¿a su hijo?—tampoco respondió—al menos...¿dejaste vivo al niño?.

—el único niño del cual te tienes que preocupar es el nuestro, de nadie más.

—sera tu hijo, no el mio—lo ví apretando los labios— confirmaste que no escaparía, es momento de que te vayas.

—¿cómo?—se giro hacia mi—no puedo dejar a mi prometido sin vigilancia, por qué corro el riesgo de que vuelva a tirarse al maldito rio.

—pero si puedes encerrarlo, ¿no?

—son cosas diferentes.

—si, una es peor que otra—rode los ojos.

—vamos—me ofreció su brazo—hay muchos ojos, tu lo dijiste.

—hasta no ver billetes en mi cuarto, no tomaré tu estúpido brazo—me adentre al edificio.

...****************...

—tiene dos costillas rotas y algunas heridas de bala, ¿podría explicarlo?—hablo el doctor deschechando sus guantes.

—No, en realidad—sonrei.

—necesito saber cómo se hizo esas heridas para colocarlo en el expediente.

—no es necesario.

—de hecho si, es para tratarlo—insistió.

—pero no es obligatorio—me coloque la camisa con la mirada del doctor clavada en mi espalda.

—entonces creo que colocaré mi teoria—empezó a escribir en su computadora.

—¿teoria?—alze una ceja en señal de confusión.

—su prometido lo daño, ¿verdad?—me miro expectante a mi respuesta.

—por supuesto que si—hable sin pensar.

A diferencia de lo que espere el solo esbozo una sonrisa.

—entonces no tendré que anotarlo—dejo su computadora.

—¿que?—hize una mueca—¿no debería reportarlo?

—no, por qué sería injusto—inclino su cuerpo hacia delante colocando sus manos como soporte para su mentón—debido a lo que intento hacer.

—sea directo.

—intento matarlo, ¿no es así?.

—¿que?—mi corazón empezó a latir fuertemente.

El lo sabe, pero ¿cómo?, no deje huellas, SeoHoon declaró frente a mi, no hay manera de que lo sepa, nadie debería saberlo, exepto los hombres que me encerraron en esa maldita casa, ¿dijieron algo?

No, no creo, ellos son solo perros, actúan conforme las órdenes que les dan, pero entonces...

¿SeoHoon me delató?

—¿ahora hablaras?—su voz se escuchaba bastante cerca.

Cuando me di cuenta el me tenía acorralado entre la camilla y su cuerpo.

—¿quien eres?—mire al hombre frente a mi con recelo.

—soy tu doctor, Minwon—dio una sonrisa escalofriante—solo soy tu doctor.