Es la historia de una mujer que se niega a dejar a su pareja luego de descubrir sus mentiras, organiza la forma de conocer a su rival buscando respuesta....
NovelToon tiene autorización de CINTHIA VANESSA BARROS para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPITULO 8
ES… SOLO MÍO.
La noche se prolongó en un insomnio sin fin. Las siluetas en el techo de mi habitación parecían bailar al ritmo de mis inquietudes, reflejando la tormenta interna que me consumía. No lograré descansar. No derramé lágrimas. Simplemente reflexionado. Cuando el sol hizo su aparición, ya había tomado una determinación.
No lo dejaría ir.
No importaba que me hubiera engañado. No importaba que hubiera otra mujer, otra familia. Lo quiero. Amo a Billy, y si el destino me llevó hasta este punto siguiendo sus pasos, ¿por qué debería rendirme tan fácil?
Mi hija no crecería sin la presencia de su padre.
Quizás su esposa era una mujer excepcional, admirada y valorada. Tal vez fue su elección. Pero yo. . . Yo era superior.
Con esa firme resolución, me levanté de la cama y me dirigí a la ducha. El agua fría impactó mi piel como pequeñas dagas heladas, pero no me preocupó. Necesitaba estimular cada célula de mi ser, enfriar mis pensamientos.
Si Billy pudo mantener una farsa durante cinco años, yo también podría.
Me vestí con mayor esmero del habitual. Un atuendo sofisticado, tacones altos, maquillaje sutil pero perfectamente aplicado. Al mirarme en el espejo, no vi a una mujer traicionada. Vi a alguien lista para la batalla.
El camino hacia el trabajo fue una combinación de luces y sonidos. Los rascacielos proyectaban sombras alargadas sobre las calles, y la brisa de Nueva York traía consigo el aroma del café recién hecho y del asfalto mojado.
Al llegar a la oficina, Daniel me recibió en la entrada con dos cafés en la mano.
—Dona, hoy pareces diferente —comentó con una sonrisa intrigante.
Levanté una ceja.
— ¿Qué tonterías dices? Me arreglé igual que siempre.
—No es eso. . . —me observaron con detenimiento—. Es tu expresión. Hay algo distinto en ti.
No podía dejar que nadie percibiera lo que estaba sucediendo en mi mente. Sonreí levemente, como si todo estuviera bajo control.
—Debes estar imaginándolo. Pero gracias por el café.
Daniel me lo ofreció, aún con una mirada pensativa.
—Mi amigo quedó impresionado con tu corrección. Mencionó que tienes un ojo crítico excepcional y que desearía contar con tu apoyo de vez en cuando. Por supuesto, te compensarían por ello.
Agradecí en silencio esta distracción. Si ocupaba mis días en compromisos laborales, no dejaría lugar para pensamientos que solo me harán sufrir.
—Es maravilloso. Me encantaría colaborar con una revista tan renombrada.
—Entonces, te enviaré los próximos artículos a tu correo. Pero recuerda que tu prioridad debe ser esta editorial.
—Por supuesto. Y te agradezco por la oportunidad, Daniel.
Me di la vuelta y caminé hacia mi oficina con pasos firmes. Cada nueva tarea, cada documento que debía corregir, cada reunión que debía programar. . . Todo serviría como distracción.
No reflexionaría sobre Billy. No reflexionaría sobre su esposa.
No podría imaginar que, tras cinco años de entrega absoluta, él prefiriera seguir mintiendo a enfrentarme con su verdad, que es un hombre casado y aunque continuaba siendo únicamente un secreto, eso en algún momento tendría que cambiar porque en breve, él tendría que tomar una decisión.
Y me aseguraría de que la elegida fuera yo.