Vestido Azul

Después de que Sophia hubo sido enterrada, Thomas está a un lado para agradecer a todos los presentes por acompañarlo en este momento. Los Michaels están muy tristes, pero Philip ha responsabilizado a sus padres y al mismo profesor por el crimen.

- En el nombre de la familia Michaels nos sentimos en deuda contigo. Lamentamos la muerte de Sophia, pero un tal Jack nos amenaza con destruir su hablamos.

- Philip tiene que saber la verdad, somos ajenos al asunto, que todo es planificado por Jack.

Le dan el pésame y se alejan del cementerio, pero Philip sólo se despide de Alex.

- Usted mató a Sophia, usted organizó todo. - Philip habal con dureza a su maestro - Le saldrá caro no sólo a usted sino también a mis padres ya los Smith por exigir que yo me case con la Paisley, esa.

- Todo es un mal entendido. Jack es el autor de todo, le puso ojos a mi hija cuando era mesera, pero al verte con ella, inicio con el chantaje, tus padres y yo hemos intentado separarlos de manera sutil.

- ¡Vaya! Ahora se lava las manos culpando a un tal Jack.

- Hijo, es la verdad. Me he quedado sólo con mis pequeños hijos. – Thomas habla sin ganas.

- Puras excusas para salir limpio. – lo fulmina con la mirada.

- Este es un colega y nos hicimos amigos, pero jamás pensé que sería capaz hacer eso, no sabía de su obsesión.

- ¡Qué bonita historia para lavarse las manos!

Philip no le cree ni una sola palabra, esa desconfianza entre alumno y profesor hace mella en el corazón de Thomas. Thomas veía a Philip como su heredero intelectual, esa visión ahora está desaparecida.

Una vez que quedó sólo en el cementerio, buscó la tumba de Mildred. Llevó consigo sus hijos.

- ¿A dónde vamos papá? – Alexander no entiende todavía.

- Vamos a saludar a la tía Mildred.

- ¿La tía vive aquí?

- Esta en el cielo, pero aquí tiene una casa.

Están frente a helada lápida conmemorativa de Mildred. Pero la lápida es diseñada e instalada por Frederick, porque está muy decorada.

- Ella está aquí.

- Hola tía Mildred, soy Alexander y ese bebé es mi hermano Iván.

- Consigue una flor, por aquí cerca para que no te pierdas.

Ahora soólo y con Iván durmiendo, se arrodilla.

- Mildred ¿Qué hice contigo Mildred? Tú, que desde el cielo lo vez todo, sabes muy bien toda verdad. Ayúdame a hacer entender a Philip que no maté a Sophia. Me estoy dando cuenta de muchas cosas, sé que es tarde para enmendar los errores, pero recién me doy cuenta. Espero que puedas descansar en paz.

- Papá – llega Alexander – encontré una flor para la tía Mildred.

- Ponla aquí.

- Tía Mildred espero que te guste esta flor. – le habla a la tumba.

- Vamos Alexander, está haciendo mucho frío.

- Adiós, tía Mildred.

Thomas se va a casa, deja solos a Alexander e Iván.

- No abras la puerta a nadie, voy por pan ¿Quedó claro?

- Sí papá.

Esa noche, Thomas comió sólo con sus hijos, los lleva a la cama, les lee un cuento para que se duerman y ahora en su soledad, siente que por dentro se va haciendo trozos y medita.

-“Si hubiera entendido por qué el destino te trajo a mí, te hubiera querido Mildred, pero me aferré a Sheila, me aferré a alguien débil, a alguien que me dejó. Perdóname Mildred, perdóname Sophia, cometí muchos errores y recién los veo”.

Thomas lamenta de sus errores, pero han pasado dieciocho años cuando inicio con los errores, mucho tiempo. En cambio, Philip, no deja de llorar, no deja de llamar a Sophia. Sus padres se quedaron afuera esperando a que su hijo los reciba y poder dialogar.

Pasado el duelo, Thomas pone en venta su casa; la otra, donde vivía Sophia, la vendió poco después del nacimiento de Iván. Presenta su carta de renuncia a la universidad y se muda a Cambridge, va a trabajar la tierra, mientras que Alex es transferido a otro colegio.

Philip quiere tomar venganza, pero para ello debe aceptar el arreglo y usará de carnada a Paisley. Eso sería en su temporada de vacaciones.

Las vacaciones llegaron y Philip viajó a Londres para ver a la familia. Sus padres lo reciben con los brazos abiertos. Sus hermanos también vinieron para saludarlo. No se esperaban que viniera tan pronto así que, salieron para hacer compras, quedando madre e hijo. Minutos más tarde, llegó a la casa la señorita Paisley, era bonita sí, pero se le veía tímida, era la primera vez que vería al hombre con quién se casaría.

- ¿Quién es usted y a quien busca? – el tono frío de Philip estremece.

- Buenas tardes, soy Paisley Smith. Y soy la prometida de Philip. – habló con timidez.

- Jajajaja - ríe con sarcasmo - ¿Usted cree que una tipa como usted es capaz de ser mi mujer?

- Yo… yo soy tímida.

- Detesto las tímidas.

- Por favor, Philip, ella es tu prometida. Trátala bien. – su madre le reclama y defiende la joven.

- Señora madre, esa señorita no cumple con mis requisitos, usted se preocupa por mi futuro le agradezco, pero hizo un pésimo trabajo en conseguir una cosa como esta.

- Yo no te he enseñado a ser despreciable.

- Le recuerdo señora madre, que acabo de enviudar. Mi mujer es por mucho, mejor que ella. Dudo que esté a la altura para reemplazar a la mujer que ustedes me quitaron. Ustedes han querido quedar bien con los Smith y junto a Thomas organizaron el crimen ¿Para esto? – señalando a Paisley – ¿Me arrebataron a mi esposa por esto? ¿Cambiar buen collar de perlas por uno de papel?

- ¡Cállate! – levantó la voz – Ella es bien portada, ella es tu futura esposa. Más respeto.

- Tuve una esposa, con un hijo en camino, arruinaron mi vida, arruinaron mi felicidad por esta, porque ustedes han querido prevalecer sus caprichos.

- ¡Compórtate! ¿Dónde están los modales que te enseñé? - la madre lo reprende duramente.

- Usted lo acaba de tirar a basura con el asesinato de mi familia.

Paisley no pudo más, se fue de la casa de los Michaels. En la puerta fue recibida y en la puerta la dejó Philip.

- ¿Qué has hecho, Philip? ¿Qué va a pensar tu prometida?

- ¿Desde cuándo se le dice prometida a alguien de quién no se sabe su nombre? Y no me interesa saberlo. Bastó con verla para darme cuenta es muy insignificante.

- Basta, hijo, basta, ya es suficiente. - esta alterada la señora.

- Sophia no está fría y ya me obligan con una total extraña ¿Es que en esta casa no respetan el luto ni la memoria de mi esposa?

- Sophia no es más que una muchacha…

- Mas respeto para mí esposa y madre de mi hijo. – vociferó Philip.

- ¿Sophia estaba embarazada?

- Sí, íbamos a tener un hijo, lo quisimos así, fue una decisión de los dos ¿Satisfecha?

La señora Michaels empezó a sentirse mal, no sólo murió una joven enamorada de su hijo, sino que era la esposa de carne y con ella se fue su nieto. Ella se dejó caer sobre el sillón, está agitada, le cuesta respirar, pero reúne fuerzas para hablar con su hijo. Los gritos cesaron y Philip se está calmando.

- ¿Perdimos un nieto? – la voz le tiembla mucho.

- Ustedes lo mataron. – las lágrimas salen con total facilidad. Philip no puede con el dolor, aún no supera a Sophia. Y lo del bebé no se sabe, lo único que se sabe que nunca se cuidaron.

- No tenemos nada que ver con la muerte de Sophia y del bebé.

- ¿Cómo debo pensar las cosas si ya tenían todo planificado con la familia Smith?

- Es un malentendido, hijo. -la lagrimas de la señora no convencen al joven.

- No les creo ni una sola palabra. Pero, de todos modos, me voy a casar con Paisley si eso es tú quieres. Les daré el gusto a ustedes, pero no se atrevan a pedir buen trato porque los voy a destruir, empezando por Paisley. Ella es la razón por la que ustedes mataron a mi esposa y mi hijo.

- Ella es inocente. – la madre llora de la desesperación.

- Ella me las a pagar, y luego tú con mi padre, porque ustedes así lo quisieron.

- Soy tu madre, quiero lo mejor para ti, eres mi útimo hjo.

- Sabias de Sophia desde el principio, pero no, tú no, tú has querido imponer tus malos gustos para arruinarme. Has preparado el crimen para obligarme con esa cosa.

Se va a su habitación y vocifera desde arriba.

- ¡Me las van a pagar!

La señora Michaels sólo puede desfogar sus sentimientos llorando, lamenta haber hecho un trato con los Smith, saber que también murió un nieto por nacer y que su hijo la trate de criminal fue lo peor que pudo haber escuchado en su vida, le causan tanto dolor esas palabras y no es para menos, se las dijo su propio hijo.