Los Placeres Del Engaño

...Advertencia Este capítulo contiene escenas violentas, contenido sexual explicito y un vocabulario vulgar, además de contar con alto contenido de poder y dominio que pudieran afectar a un público sensible, si por algún motivo es sensible ante lo mencionado con anterioridad puede abandonar su lectura, en caso de no ser así, corre bajo su propia responsabilidadmíGracias....

...PLAYLISTS Haunted —Beyoncé Ride or Die —Megan Thee Stallion y Vickeelo...

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Era una perdición, era mi perdición.

Su boca quemaba en mi piel, sus dedos sabían lo que más deseaba, este hombre era seudónimo de peligro, pero cuanto amaba el peligro.

Solté un gran gemido al sentir sus dedos ir más rápido, al ritmo en que su boca jugaba con mis pechos, una por encima de mi cabeza, una en su nuca, mis piernas lo apretaban más a mí.

Conocía la magnitud de nuestro arrebato, sabía las consecuencias que traía consigo mi desliz con este hombre que era todo menos un santo, comprendía, comprendía y aun así no hizo lo posible por detener la locura que esto implicaba. Sí que lo veía, sí que lo deseaba, era todo lo que él había dicho antes.

—Alex...

Lo llame suplicante y sentí la ausencia del calor de boca en mi pecho, lo miré, sus ojos exudaban dominio, deseo, sus pupilas dilatas, fue bajando por mi cuerpo dejando besos en mi barbilla, en la piel descubierta de mi cuello, pecho y suaves mordidas sobre la tela blanca de mi vestido, fue bajando hasta mi vientre y entonces lo vi soltarse derecho.

Ese era un hombre, uno varonil, uno con un gran lívido, uno que aspiraba poder, protección, dominio, éxtasis; era un demonio andante, se inclinó y fue besando mis muslos, dejando fugaces caricias sobre mis pantorrillas, su nariz recorrió la cara de mi muslo, su lengua fue quemando todo a su paso hasta que mi vestido quedó sujeto en mi vientre quedando expuesta a sus pesados ojos que podía sentirlo.

Gemí con fuerza al sentir como simulaba una mordida sobre la única prenda de encaje que me ocultaba de su vista, sus dedos enredaron la tela de mis bragas y las fue bajando con lentitud, una lentitud abrumadora una desesperante por saber su próximo movimiento.

—Alex...

Suspire de nuevo su nombre mientras me retorcía por el palpitante dolor en mi centro.

—Y tan solo he provocado esto con mis dedos, que será cuando este dentro de ti...

IMBÉCIL, era un maldito desgraciado. Lo odiaba, lo odiaba por hacerme sentir las mejores cosas que nadie había provocado en mí.

Solté un gemido aogado al por fin sentir su boca en mis pliegues, en mi clítoris hinchado que palpitaba, que gritaba por atención, su boca era audaz, ágil, hábil a la hora de hacer magia. Inconscientemente, llevé mi mano hasta su cabello negro y sedoso, buscando que profundizará más las embestidas de su lengua y así lo hizo.

Soltó un gruñido que logre sentir hasta la pinta de mis cabellos, encorve la espalda al sentir lo jodida que estaba, no me cansaría de esto, de él, de sus juegos preliminares antes de todo, moví mi cadera contra su boca y me sujeto por las caderas para evitar todo movimiento.

No sabía la hora, había olvidado el día, había olvidado para que había ido, lo había olvidado todo, por la culpa de este maldito hombre que me satisfacía con experiencia.

Cerraba los ojos con tanta fuerza que empezaron a dolerme, me contraje encima de la mesa y apreté su cabello con demasiada fuerza tanto así que pude sentir su mirada. Sí, disfrutaba de lo que veía, de lo que el provocaba, mis pechos estaban al aire y demasiado endurecidos, sus ojos de un azul profundo se pasearon por mi, que era un desastre, su barbilla comenzó una danza peligrosa al igual que su boca que daba mordidas ligeras recorriendo mis pliegues con tanto ímpetu.

Jadee con fuerza al sentir la contracción de mi vientre, al sentir el escalofrío que me recorrió, debía sujetarse de algo, sentía la necesidad de sujetarme de algo por sentía que cairia en un abismo interminable, mis ojos se fueron a la luna, mis sentidos se agudizaron y gemia con fuerza, aceleró el movimiento de sus labios yendo cada vez más profundo. Lo sabía, sabía cuando estaba a punto de correr me en su boca y no pude evitar explotar en ese orgasmo que tenso mis músculos, que provocó una reacción en desencadena, que me dejó débil y expuesta a el.

Lo bebio todo, lo tomó en su boca gustoso mientras sentía como se apartaba lentamente de mi desastre.

Las secuelas del orgasmo aun permanecían en mi cuerpo, mi respiración era un desastre. Aún con mis ojos cerrados sentí sus delicados toques que me ayudaron a sentarme de nuevo, sus manos subieron el vestido cubriéndome y su boca dejaba besos por mi hombro mientras deslizaba su nariz por la hendidura de mi cuello.

Jamás lo había sentido de aquella manera, jamás me había tratado con tanta delicadeza, jamás había sentido esos pequeños detalles que mostraban cariño hasta que tomó mi rostro entre sus manos.

—No pienso dejarte después de esto...

Abrí débilmente mis ojos para verlo, ver sus monstruosos ojos que no eran más que lívido, el aire olía a sexo, él lo sabía yo lo sabía, ambos conocíamos el peligroso camino que estábamos a punto de recorrer para quemarnos lentamente en el infierno de los mejores placeres.

No conteste, no dije absolutamente nada, solo me limité a besarlo, a sentir su boca que me robo un jadeo, subí mis manos hasta dejarlas en su cuello pegando su cuerpo al mío, incline mi rostro dándole más acceso a mi boca, nuestras narices chocaban por lo profundo de nuestro beso, abrí mis dientes una vez sentí su lengua comenzar una danza con la mía, sus manos se aferraron a mi cintura, su virilidad golpeaba mi vientre. Lo abracé por los hombros con uno de mis brazos mientras con mi otra mano lo tomé por la nuca pensando su boca más a la mía.

Nuestro beso, ese beso que solo ambos sabíamos darnos, ese beso nada gentil, nada delicado, ese era el beso de dos amantes que comenzaban un juego del cual ambos saldrían quemados, alargados tanto el beso como nos era posible, sintiendo nuestros alientos mezclarse, nuestra saliva mezclándose, habíamos durado tanto como pudimos, hasta donde nuestras respiraciones no lo permitieron, atrajeron su labio herido, el que había mordido entre mis dientes mientras me alejaba.

Si, esa mirada que compartimos no era de dos amantes únicamente, él me recordaba, él me había extrañado, él me tenía en su poder y yo, yo le tenía todo para mí, somos dos amantes, dos villanos que no dudarían en complacerse uno al otro, era mío, tanto como yo era suya.