Cómo Agua Entre Los Dedos

Yassir y Martina pasaron tres días disfrutando de Sao Pablo, ella no quería admitir que le gustaba demasiado ese hombre, pero no quería dañar su amistad de años con sentimientos innecesarios, por eso mejor se enfoca en seguir siendo su amiga y confidente. Por otro lado, yassir ya estaba cansado de fingir no tener sentimientos hacia ella meses antes, su madre le había aconsejado que fuera sincero con Martina y aunque las cosas no funcionarán no habría secretos entre ellos, como buen caballero organizo su último día antes de regresar a su lugar de residencia así que en un espacio muy íntimo se declararía sin esperar nada a cambio, pues conocía muy bien el pensamiento de Martina en cuanto al compromiso. Con harto nerviosismo la llevo a un pequeño jardín decorado con hermosas luces de colores que lo hacían lucir mágico bajo la luz de la luna se sentaron en unos pequeños cojines mientras que yassir se las arreglaba sirviendo el vino.

— ¡Qué lugar más hermoso! Cada día me sorprendes más yassir.

— Esa es la idea contigo, es más fácil ser yo mismo.

— Creo que por eso nos llevamos tan bien.

— Martina, sabes que te quiero.

— Yo igual.

— Déjame organizar las palabras, sé que somos adultos, pero eso no deja que complique más las cosas.

— ¿De qué hablas? Te está haciendo efecto el vino tan rápido.

—No. Solo déjame respirar un poco.

El hombre se acostó en el cojín cubriendo su rostro lleno de vergüenza. En ese instante ella se inclinó para verlo quitando su mano de su rostro y viendo esos ojos llorosos, esa imagen la conmovió tanto que por inercia lo beso. Yassir ni siguiera, pudo reaccionar ante ello, mientras que Martina solo sonreía.

— Me gustas, yassir.

Esa frase hizo que ese hombre derramará las lágrimas que estaba con tanta fuerza aguantando.

—Lo siento, mejor nos vamos, olvida eso.

—¿Por qué?.

— Eres mi amigo y sería egoísta. Me gustas yassir. Ya lo dije así que no hay marcha atrás, no lo dije por qué quiero que lo aceptes, solo estoy cansada de fingir que no siento nada. Así que me voy.

Yassir la tomo entre sus brazos, apretándola con fuerza para evitar su escape mientras ella lloraba ante ello.

— Yo también te quiero, Martina. Lo he hecho durante mucho tiempo, pero siempre estás a un paso delante de mí. Mírame esta noche, me confesaría y terminaste haciéndolo tú.

—¡oh Dios!.

Martina se cubrió su rostro ante la confesión de su amigo, él sentía lo mismo por ella. A pesar de eso la lleno un poco de angustia, pues si las cosas salían mal ella tendría que dejar de estar a su lado.

— Sé mía, Martina. No solo mi novia, quiero que sigamos también siendo amigos.

— ¿Lees la mente o qué?.

— Te conozco lo suficiente.

— Si es así acepto, ser eso, ja,ja, ja.

Ambos pasaron el resto de la noche riendo ante esa situación y compartiendo no solo como amigos sino como una pareja.

Por la mañana ambos se despidieron, pues Martina regresaba a Brasilia y él a Río, aunque ella no sabía que Yassir abriría una sede principal de la editorial en Brasilia por petición de su jefe, eso sería una sorpresa para ella.

Ella regresó a su hogar sonriendo como una niña con juguete nuevo. Su novio la había llamado tantas veces dejándole mensajes de cariño y una que otra broma. Él seguía comportándose igual con la diferencia de que ahora estaban juntos como pareja.