¿Es posible volver a amar después de una ruptura? Cinco años después de romper su compromiso, Gus y Félix vuelven a cruzar miradas. El pasado regresa como una herida abierta, trayendo consigo el amor que nunca murió… y la falta de valor que amenaza con destruirlos. Esta vez, no solo se juegan el corazón: también su última oportunidad de salvarse el uno al otro para poder terminar juntos.
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QUERÍAMOS
—Así que eres fotógrafo, eso suena bastante bien —James está conversando con Alán.
Nos encontrábamos sentados alrededor de una mesa, disfrutando de la comida.
—Sí. Soy fotógrafo.
—¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo? —Me atrevo a preguntarle.
Sus ojos me dan la atención, sonríe con dulzura y yo estoy atento, quiero averiguar.
—Me gusta la oportunidad que tengo de capturar momentos importantes y únicos que pudieran parecer efímeros o memorables al instante en que se están viviendo, yo los convierto en algo duradero. La fotografía es la memoria que guarda la vida en recuerdos.
Su respuesta me pareció fascinante.
—¡Suena bastante bien! ¿Te hizo sesión de fotos? —Luisa se anima a preguntarme.
No puedo evitar sonreír.
—Sí, le hice una sesión de fotos. Al terminar de comer te las enseño —Alán se dirige a ella.
—¡Qué muchacho tan más agradable! —Laura lanza un halago para Alán.
—¿Y solo te dedicas a la fotografía? —Harry le pregunta al fotógrafo.
—Sí y también tengo una librería.
—¡¿Vendes libros?! —Ben parece sorprendido.
—Así es.
—Gus escribe webnovelas —Luisa le hace saber.
Alán me mira con atención y sonríe.
—¿Escribes?
—Sí.
—¡Qué sorprendente eres!
❤️❤️❤️
Esta atardeciendo, el clima es fresco, el cielo se pinta de naranja y frente a mí hay un puente colgante que cruza el río. ¡La belleza está aquí! En la tranquilidad que produce el sonido del agua viajando a toda velocidad, en los tonos y pinceladas que el cielo tiene. ¡Aquí me siento en paz!
—¿Te gusta este lugar? —Su voz captura mi atención.
Félix está caminando hacía mí.
—Sí. Es muy tranquilo.
—A mí también me gusta.
Se detiene justo a mi lado. Ambos contemplamos el río, el agua, la vida.
—Me alegro de haber venido, que bien que le hice caso a Laura de acompañarlos en este viaje.
El canto de un ave ameniza el momento.
—¿Te agradó mucho el fotógrafo? —Él quiere saber.
—Es agradable. ¡Tenemos cosas en común!
—¿Te gusta?
Esa pregunta me hace meditar.
—Pasé una mañana agradable.
—¿Pero te gusta?
—¿Por qué tendría que responderte eso? —El tono de mi voz es neutro.
—Tengo curiosidad.
—Ya creo que tengas curiosidad.
—¿Yo te gusto?
—Tienes treinta años, ¿no?
—Sí. Tú tienes veinticinco.
—Entonces compórtate como un hombre de treinta años. ¿Qué es lo que realmente quieres?
—Quiero ser feliz.
—¿Y yo tengo algo que ver en esa felicidad?
El río sigue su curso, el agua no se detiene y mi paz se está viendo afectada por él. ¿Qué rayos está pasando entre nosotros? ¿Por qué en este momento el afecto que yo decía tener por Félix no está presente?
—Bueno, creo que sí.
Su voz irradiaba inseguridad, el mismo tono de voz que el día que estuvimos a solas él y yo.
—Crees que sí. ¡Eso no es suficiente!
—Gus.
—Yo estoy agradecido de no habernos besado el otro día. ¡Tu y yo solo hemos actuado por impulso estos días! Sigues dándole alas a Luisa y eso me da la impresión de que no quieres ser valiente.
—¿Por impulso? Entonces si te gusta el fotógrafo.
—¿Y eso tiene algo de malo? Tú no me perteneces y yo tampoco te pertenezco. ¡No somos novios! No hay algo que me impida poder sentirme bien conociendo a nuevas personas.
Esta vez quiero mirar sus ojos, quiero descubrir la reacción que mis palabras detonan en su alma. ¿Qué nos estaba pasando? ¿Por qué parecía qué él se estaba volviendo tóxico? ¿Por qué esta vez no me sentía nervioso frente a él como en días pasados?
—¿Esto es por Luisa?
—No, es por ti y tu canija inseguridad. Me dices que sientes cosas por mí pero tú...
—Dijiste que piensas que yo quiero con ella. Te demostraré que...
—¡No! Nada de eso. ¡Esto no es por Luisa! Las cosas de hoy se dieron de forma casual y te lo puedo decir con toda sinceridad, sí me la pasé muy bien con Alán.
—¡Yo siento algo por ti!
—¿Y por qué no eres claro entonces? El día que cenamos hamburguesas yo esperaba que fueras sincero conmigo sobre lo que sientes, yo sí estaba siendo sincero.
—Es que sí siento algo por ti.
—¿Y que sientes?
Me mira, el viento no tiene mucha fuerza, no me da miedo estar así.
—¡Te extraño!
—¿Me extrañas?
—Sí.
¡Increíble! ¿Cómo era posible que este hombre no fuera capaz de decirme en la cara lo que sentía por mí?
—¡No es suficiente!
—Pero...
—Creo que lo que realmente sientes en este momento es inseguridad. No sabes qué querer o a quién darle tu atención. Dices que no sientes nada por Luisa y aún así sigues mirándola con ternura. Tú y yo no somos novios y pareces celoso de que hoy conocí a Alán.
—Gus, en verdad... —Pero no hay más palabras en su boca.
—¿Por qué dices que te rompí el corazón? —Me atrevo a averiguar—. Sí, es verdad que yo te rechacé, pero incluso después de que rompí contigo, te di señales para que intentaras luchar por mí. ¡Y no lo hiciste!
—Fui a verte a tu casa.
—¿Y qué pasó?
Porque los detalles de aquel día, de la última vez que nos vimos, todos esos detalles no los puedo olvidar.
—Fui a despedirme de ti.
—¡Me diste una caja de chocolates!
—Y te dije que te deseaba lo mejor.
—¿Y por qué no me dijiste que deseabas que pudiéramos estar juntos?
—Yo...
Mi corazón estaba exaltado, sentía que mis latidos eran muy intensos y su mirada era un cúmulo de sentimientos encontrados.
—Ahora no sabes que es lo que quieres. ¿Por qué crees que la vida permitió que pudiéramos volver a coincidir?
Mis dotes de escritor me estaban permitiendo lanzarle preguntas que le hicieran razonar.
—Creo que es para que pudiéramos intentar salvar lo que tuvimos antes.
—¿Eso crees?
—Sí.
—¿Y realmente quieres intentar algo conmigo o solo estás jugando a ser romántico?
No dice nada. El naranja de las nubes comienza a oscurecerse y yo, ya no tengo ganas de...
—¡Seamos amigos! —Se le ocurre decirme.
—¿Amigos?
—Sí.
—Yo, no creo que podamos ser amigos.
—¿Me rechazas una vez más?
—Pero esta vez soy yo quien si te rechaza, mi familia no tiene nada que ver.
—¡Tu familia no me agrada!
—Y tu inseguridad emocional tampoco.