Liliam es una chica campesina cuya vida cambiará cuando el Rey Evans se presente en la hacienda de su padre a cobrar una antigua deuda. A partir de allí empezará una historia de odio, romance y pasión entre ambos.
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UN BAILE, UNA CONEXIÓN
...LILIAM:...
Intenté zafarme pero entrelazó sus dedos con los míos Mi habla se cortó, de él emanaba un calor que me dejó sin respiración. Tomé fuerza y lo observé despectivamente.
— Yo no deseo bailar con usted — Gruñí, se acercó y tuve que retroceder.
Me observó a los ojos con amenaza.
— No es una petición, es una orden, lo hará porque es mi voluntad, no se crea con la potestad de rechazarme, debería sentirse privilegiada de que yo la haya elegido únicamente a usted para bailar.
— Poseo dignidad, debo hacerme respetar y hacerle saber hasta el mismísimo rey que soy libre de decidir — Dije y sus ojos brillaron con molestia y otra cosa que no pude deducir, tomó una larga respiración y luego acercó su rostro al mío.
— Aún no le queda claro que ya no es libre, así que iremos a bailar porque yo lo quiero así, me importa una mierda si usted no está de acuerdo — Gruñó con un tono que me hizo sobresaltar.
Me dejé guiar a la pista de baile, no quería tropezar, el rey parecía no haber aprendido a tener delicadeza, era un brusco. Las parejas abrieron paso para que ambos nos detuvieramos en el medio de la pista.
Estaba tensa cuando el rey se colocó frente a mí con gracia. Tomó mi mano a la fuerza y la colocó sobre su hombro. Mi corazón se aceleró cuando cernió su mano por mi cintura y me acercó a su cuerpo, no supe que hacer. Para mí mala suerte la melodía se había tornado tan suave y lenta con un sentido romántica, esos músicos lo habían hecho al propósito. Elevó nuestras manos entrelazadas.
Me quedé en trance cuando empezó a balancear su cuerpo suavemente al compás de la música. Vaya, si sabía bailar. Mantuve mi mirada baja mientras sentía su respiración cálida en mi frente, me torné más nerviosa cuando mi mejilla rozó su pecho.
Seguí sus pasos, en completa simetría nuestros cuerpos danzaron en medio de la pista de forma acoplada, como hojas contra el viento. Pude haberle pisado el pie al propósito pero no lo hice, jamás había bailado con un hombre, el baile con Eidan fue muy diferente ya que en ningún momento nuestros cuerpos se tocaron, a menudo yo practicaba la danza en pareja con mis hermanas pero nunca con un hombre.
Estaba teniendo muchas primeras vez con el Rey Evans.
Sentí el peso de su mano en mi cintura y también el peso de las miradas que nos seguían. Me atreví a elevar mi rostro y lo encontré observándome intensamente, me sonrojé al notar nuevamente su belleza.
Nos separamos por un instante cuando hicimos giros y me olvidé por un momento de todo cuando me elevó del suelo para girar conmigo en sus brazos, me alzó como si no pesara nada, noté los fuertes que eran sus brazos. Mi vestido hizo un espirar contra el viento y sentí como mi alma se elevaba junto con la música, el baile fue tomando más fuerza y sonreí de forma espontánea.
Nuestras miradas se encontraron mientras me daba un giro y sentí una emoción desconocida e inexplicable.
Me dejé caer como una pluma en su brazo cuando mis zapatillas tocaron sutilmente el mármol de nuevo y arqueé mi cuerpo hacia atrás, un último giro y pude ver todas las parejas bailando a nuestro alrededor. Estiré mis brazos en una postura elegante y cerré mis ojos cuando nuevamente me recorrió la emoción.
El Rey Evans me ayudó a tomar nuevamente una postura erguida y nuestros rostros terminaron a centímetros de tocarse.
Me quedé respirando rápidamente, observando en trance con mis manos en su pecho. Sus ojos brillaban extasiados, su boca sensual estaba entreabierta y sus cejas elevadas. Sus ojos recorrieron cada centímetro de mi rostro y bajaron a mi boca.
Sentí el deseo de que me besara de nuevo pero tomé compostura cuando el salón se llenó de aplausos.
La música había parado, me separé del rey y él parpadeó varias veces antes de tomar nuevamente su firmeza, incluso acomodó un mechón de cabello que se había escapado de su peinado y apartó su mirada de mí de forma indiferente.
Maldije en mi mente ¿ Qué rayos estaba pensando mientras bailaba con él?
Las personas se aglomeraron a nuestro alrededor para adular al rey y aproveché para escabullirme entre la multitud. Mi corazón aún seguía acelerado mientras llegaba a la mesa de aperitivos, muchos me siguieron para elogiar mi baile y les agradecí.
Necesitaba una bebida fría para calmar mi alteración.
Busqué una copa y sin esperar a que alguien me sirviera me acerqué a un enorme recipiente de plata, adentro había una extraña bebida color roja con trozos de fruta. Me serví con una cuchara grande y luego bebí un trago apresuradamente.
Casi me ahogué, esa bebida era asquerosa.
La dejé en la mesa con un gesto de asco.
Alguien se detuvo a mi lado y observé, la Duquesa Anabella, me observó de arriba hacia abajo con despectiva. La observé de la misma forma, tenía un vestido turquesa y muy bien ajustado.
— ¿ Qué es lo que ves ? — Gruñí mientras me alejaba de la mesa.
— No te creas la gran cosa por obtener un baile del rey — Dijo mientras elevaba una ceja.
Fruncí el ceño — Él fue quién me lo pidió.
Se acercó demasiado.
— Será mejor que te quede claro una cosa, el Rey Evans me pertenece — Dijo en amenaza y resoplé.
— Si eso fuera así, tú serías su prometida, no yo — Dije y me dió una expresión de irritación.
— Él solo te quiere para que les hijos, jamás te tomará como mujer... — Observó mi cuerpo con insignificancia — Una niña miserable como tú no podrá satisfacerlo, no tienes el cuerpo, ni la experiencia — Hice una expresión de asco — En cambio yo sí sé lo que le gusta.
Le di una expresión de desdén — Pero al parecer no eres suficiente ¿ Por qué no te eligió como su prometida ? Deberías de valorarte más y dejar de pelear por un hombre que solo te quiere para tener relaciones.
Me fulminó con la mirada, hice ademán de marcharme pero me tomó del brazo.
— El Rey Evans jamás te tratará con amor, él solo vé en las mujeres un cuerpo, así que no te hagas ilusiones por ser su prometida — Gruñe y me zafé de su agarre.
Estaba tan enojada por las palabras de esa víbora y tampoco me importaba si el Rey Evans solo veía cuerpos en las mujeres, yo jamás iba permitir que me tocara. Recordé como fue bailar y todo lo anterior se derrumbó, una parte de mí se estaba empezando a sentir atraída hacia el rey y yo no quería eso. Era insólito porque el siempre me trataba tan mal y aprovechaba cada momento para humillarme.
Era momento de retirarme de esa celebración así que crucé la salida cuando alguien se interpuso en mi camino.
— Oh ¿ Por qué tanta prisa ? — Preguntó el hombre.
Retrocedí y me percaté de que era el hermano de la Duquesa, maldije, otra serpiente a punto de atacar.
— Por favor, deme permiso — Dije lo más amable posible, tratando de que mi enojo no tomara el control.
Ese hombre no me agradaba, tenía algo que me hacía desconfiar, era como una intuición de que estaba ante alguien malvado, volví a caminar y me volvió a impedir el paso.
Retrocedí enojada mientras me daba una mirada desagradable.
— Hizo un excelente espectáculo, muy interesante, se ve realmente encantadora bailando — Dijo mientras se frotaba la barbilla.
— Gracias pero ya me retiro — Gruñí y para mi alivio me dejó salir del salón.
Caminé por el solitario pasillo cuando sentí pasos detrás de mí y me giré. Ese hombre me había seguido y me empecé a inquietar. Me detuve y lo encaré.
— ¿ Qué es lo que desea ? — Gruñí, alerta por si se acercaba.
Sus ojos me observaron con intenciones claramente oscuras.
— Sus movimientos en el baile hicieron volar mi imaginación— Ronroneo mientras se acercaba como una bestia rondando a su presa, solo un sujeto perverso vería en un baile elegante algo tan sucio, dí unos pasos atrás— Quisiera comprobar si sus movimientos son iguales de espectaculares y satisfactorios en la cama.
Se lamió el labio y me indigné, le di una expresión de asco.
— No lo conozco, bajo ningún concepto debe tomarse atrevimientos conmigo sino responderé de una manera que le hará arrepentirse — Amenacé y negó con la cabeza mientras sonreía.
— No tiene que fingir conmigo, sé de mi hermana que usted retoza con el General Itans, con el Príncipe Eidan y con el Rey Evans, sino le importa ser infiel a Evans ¿ Por qué debería importarle si me uno a su lista de hombres ? — Dijo mientras se acercaba.
Esa infeliz estaba ensuciando mi reputación.
— Claro, debía suponer que la basura como usted y sus hermanas están llenos de la misma porquería — Dije indignada pero se rió — Ni estando loca me rebajaría a que un ser tan sucio como usted me toque... Antes lo mató.
Era capaz, ya que había asesinado a aquel guardia por las misma razones.
— Mi hermana no descansará hasta que el rey se percate de que usted es una mujerzuela y rompa el compromiso, ella ha estado buscando que Evans la tome en serio pero no contaba que una niña se atravesaría para arruinar su sueño de ser la compañera y la Reina de Adalania.
Aprieto mis manos en puño — Eso es una patraña, ya veo que tanto veneno por parte de la víbora tendría que tener otra razón, pero le advierto que no dejaré que me ensucien con sus mentiras... Le diré todo al rey, le diré que su amante es una arribista que desea sacarme de su camino.
El hombre negó con la cabeza — Él cree ciegamente en ella.
— Tarde o temprano se percatará.
— Mi hermana sabe como encargarse de que eso no suceda, ahora... Quiero divertirme con usted.
— No se atreva a tocarme.
Se lanzó hacia mí, lo esquivé pero me tomó del brazo y me intentó llevar a rastras a una de las puertas, me quité la zapatilla y le dí en la cabeza, me soltó maldiciendo y me observó con gesto de furia, no lo dejé recuperarse y le di un rodillazo entre las piernas.
Cayó al suelo y se revolcó del dolor, le aventé la zapatilla y me quité la otra para correr lejos por otro pasillo. Me detuve jadeando, completamente asustada pero sentí como tiraban de mi cintura. Forcejeé ante los brazos que me oprimían, el hermano de Anabella aún tenía fuerzas.
Grité para que me soltara, su fuerza era superior y me empezó a tocar, ya no tenía el factor sorpresa y para mí mala suerte los pasillos estaban vacíos. Me arrepentí en no quedarme en la celebración.
— No se resista, soy muy buen amante, lo disfrutará — Gruñe mientras me besaba el cuello, sentí asco y repulsión.
Empujó su pecho con mis manos.
— ¡ Suelteme desgraciado ! — Grité mientras lograba zafarme pero me volvió a tomar del brazo.
Repentinamente un puño se estampa en la mandíbula del sujeto, cae al suelo en seguida.
Mi respiración se mantiene acelerada cuando observo hacia la persona que me salvó.
¿ Itans ? ¿ Eidan ?
Me quedé sorprendida.
¡ El Rey Evans!
interesante felicidades .
Autora por sus bellas historias
ojala el general se enamore de la hermana de Lilian Sandra el es un buen hombre la arpía zo...de la duquesa no merece que el la ame