Una mujer saliendo de una segunda relación que resultó desastrosa para ella . Con hijos; con una buena profesion. Dispuesta a seguir adelante sola a como de lugar , se vera contrariada al conocer a cierto joven que hará hasta lo imposible para que lo deje ser parte de su vida . ..
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Solo Amigos
Killyam sentía que la rabia y la impotencia fluían por todo su ser, ver a Javi besando a Ángeles era una de las peores imágenes que sus ojos divisaban... ¿Pero que podía hacer él? ¿Acaso podía ir e interrumpirlos? ¿Reclamarle al hombre lo que estaba haciendo? ¿Con que motivo? ¿En función de que? Si entre él y aquella mujer no había absolutamente nada, más que la inevitable atracción que él sentía, porque ni siquiera sé arriesgaba a pensar que ella tuviera el mismo interés por él.
Finalmente, decidió acabar con aquello que no era más que una absurda manera de autoflagelarse, salió del lugar dejando que las cosas fueran como debían ser.
Javi terminó aquel beso dejando a Ángeles desconcertada, ella lo miró y le sonrió. Sabía que no había habido malas intenciones y que su compañero había comprendido cada palabra dicha.
-¿Te parece si nos vamos?- le preguntó Ángeles con mucha tranquilidad en su tono de voz.
-Sí, por supuesto- le respondió el muchacho llamando al camarero para pagar la cuenta.
Luego de hacerlo ambos salieron caminando en dirección del estacionamiento, el aire se sentía raro, no había incomodidad entre ellos pero sin duda algo más ocurría.
Cuando hubieron llegado junto al coche de Javi, él se detuvo, Ángeles también lo hizo y se quedó viéndolo sin tener idea de qué fuera a pasar.
-Ángel- le dijo él y ella lo miró esperando que diría- Gracias...
-¿Por que?- preguntó ella sin entender
-Por darme la oportunidad de ser amigos- le dijo él muchacho y se dispuso a abrir las puertas del coche.
-No hay nada que agradecer, al contrario, yo debería agradecerte a ti, por haberte fijado en mí.- le dijo ella y él negó con la cabeza- De verdad es un halago para mí que un hombre como tú lo haya hecho.
-¿A que te refieres con eso de "un hombre como yo"?- indagó Javi
- A... Un hombre guapo, caballeroso, atento y joven- le dijo ella- ¿cuántos años más joven que yo eres?- dijo y él muchacho frunció el ceño al pensar que quizás la diferencia de edad hubiera sido una atenuante a su rechazo.
- Veintiocho- respondió él y ella solo sonrió- Pero eso...
-De verdad espero que seamos buenos amigos Javi; y que puedas encontrar a esa persona que pueda devolver todo lo que tú tienes para dar- le dijo interrumpiendo sus palabras.
El muchacho entendió que para llegar al corazón de aquella mujer habría que sortear muchos obstáculos, y a él le gustaba mucho Ángeles, pero no al punto de esperar o buscar algo que quizás nunca llegaría. Interiormente, le deseo mucha suerte al sujeto que se atreviera a intentarlo. Él por su parte se dedicaría a cultivar una buena y bella amistad.
Luego de las palabras de la mujer, Javi le dio marcha al vehículo y se dirigió a llevar a Ángeles a su casa, una vez allí, viendo que aún no era muy tarde y recordando que no habían tomado café después de cenar lo invitó a pasar y compartir uno en la casa. El muchacho aceptó gustoso, después de todo los amigos compartían muchas cosas.
Cuando entraron a la casa, la encontraron silenciosa así que Ángeles supuso que seguramente las niñas estaban en su habitación. Se dirigió a la cocina invitando al muchacho para que la acompañara, Javi la siguió, se sentó en una banca que estaba junto a la isla de la cocina mientras la mujer buscaba lo necesario para preparar el café.
-¡Mamá! Escuché que llegaste ¿ cómo te fue en tu ci-ta? - preguntaba Eilyn mientras entraba apresuradamente a la habitación, pues quería saber con detalle lo que había ocurrido. Pero se detuvo bruscamente en la puerta al notar que su madre no estaba sola-¡UPS! Lo siento... creí que estabas sola.
-No hay problema cariño- le dijo Ángeles- Ven, ven que te presento- dijo la mujer y el muchacho se puso de pie girando su cuerpo en dirección a la muchacha- Javi ella es Eilyn mi hija mayor... cariño el es Javi mi compañero de trabajo- la mujer los presentó y ambos jóvenes se dieron la mano.
-Es un placer- le dijo Javi y le sonrió.
-Igualmente- respondió Eilyn y su mente quedó en blanco- Bueno... Los dejo solos. Adiós- dijo, cuando reaccionó y se dio cuenta de que estaba actuando de manera muy torpe.
Sin darle oportunidad a su madre de invitarla a quedarse, salió de la cocina prácticamente huyendo.
Ángeles preparó el café y se quedó conversando con el muchacho por un rato. Luego este se despidió y ambos prometieron repetir la salida.
La mujer sintió que después de todo las cosas no habían salido tan mal.
Ya en su departamento, en su cama, casi dos horas después de haberse acostado, Killyam no lograba conciliar el sueño, no conseguía quitar de sus recuerdos la imagen del muchacho besando a Ángeles y el hecho de pensar que ella no se había resistido lo llevó a dudar de que quizás cuando él se retiró aquel hombre la hubiera convencido de intentar algo juntos.
Llevó sus brazos sobre sus ojos, y se le escapó un suspiro lleno de frustración, se sentía peor que cuando los vio besarse, pues ahora la incertidumbre lo estaba matando. Trató de dejar de pensar en Ángeles, pero lo que consiguió fue todo lo contrario, buscó en su móvil las imágenes que le había tomado a la mujer saliendo de su casa y su corazón se aceleró al ver lo hermosa que estaba, aunque hubiera sido para cenar con alguien que no era él... pero se veía hermosa.
No. En realidad no solamente se veía hermosa, ella era la mujer más hermosa que él había visto en su vida.
De pronto recordó el paquete que había estado esperando en la recepción de la empresa el día anterior, se lo habían enviado a su departamento tal como había pedido. Se levantó de la cama y fue a buscarlo, sacó aquella caja y sonrió al ver la joya preciosa que tenía en sus manos.
Era una cadena muy delicada de oro blanco en la cual colgaba el símbolo del infinito, también de oro blanco pero con pequeños topacios alrededor del mismo, en diferentes gamas, los había azul cielo, azul Suiza y azul laguna. Lo había mandado a hacer pura y exclusivamente para ella, sabía que el azul era su color favorito y aquel símbolo del infinito significaba que el jamás se rendiría, que tampoco la dejaría sola jamás, que la acompañaría siempre en todo momento y ante cualquier circunstancia.
Se quedó observando aquella joya por un largo rato hasta que sintió que el cansancio del día había decidido pasarle factura a su cuerpo. Guardó la cadena y regresó a la cama y ahora si, pudo dormir...
Si a Ángeles alguien le hubiera dicho alguna vez que a sus treinta y cinco años, casi treinta y seis, un joven de veintiocho y otro de quizás la mima edad se interesarían en ella, se hubiera reído a más no poder. Para ella era absurdo siquiera imaginarlo.
Pero lo que ella aún no sabía era que uno de ellos estaba dispuesto a insistir hasta conseguir su objetivo.