El destino parece jugarle en contra a Eliana, una mujer dedicada a su familia que cometió el error de dejarlo todo por un hombre que no valía la pena, mientras que Fabio está totalmente decidido a recuperar el amor de la única mujer que ha amado a pesar de los años, sin importar el que dirán se convierte en su amante y lucha por obtener el corazón de ella
Eliana: Entregué mi vida por amor, un amor que no me correspondía y perdí los mejores años de mi vida con alguien que no lo merecía. Ahora no estoy dispuesta a volver a amar
Fabio: Siempre me he considerado un hombre justo y correcto, menos en temas del corazón, en eso estoy dispuesto a jugar tan sucio como pueda con el fin de conseguir lo que me interesa
El amor para mi es como un juego de ajedrez, donde lo único que quiero es cantar el jaque y proteger a mi reina
¿Qué pasará con estas personas que se reencuentran luego de tanto tiempo? Cada quien con su vida hecha
Quédate a descubrir que le depara el destino a esta linda pareja
NovelToon tiene autorización de Roxana Fernández para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 19. Errores que dejan huellas
La presencia de Juan David en esta casa hace ya más de un mes que no me parecía nada necesaria, sin embargo, estar frente a él me daba una sensación de intranquilidad que me molesta mucho y más aún cuando hace intentos de acercarse a mí, cosa que busco de evitar a toda costa, juro que ahora lo aborrezco
—Buen día, Eliana —me saluda el inútil con una sonrisa en su rostro—.
—Hola, ¿A que hora traes a Eliot y a donde lo vas a llevar? —pregunto mientras termino de arreglarme para ir a una entrevista de trabajo—.
—Eliana, estás... Hermosa —comenta sorprendido—.
—Gracias, pero eso no responde a mi pregunta
—Voy a llevarlo a su práctica de fútbol, luego de llevarle el morral a Aixa que esta en el gimnasio y lo olvidó en casa, ¿Vas a preguntarme que voy a hacer con mi hijo cada vez que quiera salir con él?
—Entiendo, no, no fue lo que quise decir... Cuida a nuestro hijo y no lo traigas tan tarde a casa
—Lo sé. No soy un mal padre, mujer, nunca lo he sido.
—No dije que lo fueras. Aunque tengo una opinión adversa a eso que dices. Solo me mantendré al margen. Pero debes saber que es mi deber como madre cuidar de mi hijo y me importa poco lo que digas, solo quiero que él esté bien
Le digo y el me mira fijamente y sonríe de lado
—Lo sé Eli, se que haces un gran trabajo al cuidar de nuestro hijo. Pero estará bien conmigo. ¿Puedo saber a donde vas tan elegante y bella? Sabes, te he extrañado mucho en estos meses
—¿A caso te importa hacia donde me dirija? —pregunto mirándolo a los ojos—
—Sabes que no dejarás de importarme nunca —sonríe descaradamente—. Parece que estamos volviéndonos enemigos, no quisiera llegar a eso, si no quieres hablar más del asunto del divorcio está bien, por ti estoy dispuesto a ignorarlo, te pido una disculpa, cariño, es solo que estaba siendo presionado por mi mujer
—Pues no debería importarte tanto, ¿sabes que puedo grabarte y enviarle esa nota de voz a la ridícula que tienes esperando en aquel gimnasio? Piensa bien en lo que dices porque no es una simple amenaza
—Vamos, no tienes por que ser tan grosera ahora, podemos ser amigos, ¿No crees? Buenos amigos, de los que van a cenar juntos y salen a divertirse a solas
—No gracias, no quiero ni me interesa ser tu amiga.
—¿Me prestas el baño? —pregunta para evadir la incomodidad de este momento
—Desde luego. Estás en tu casa.
(Tercer error, perder la razón por la rabia)
Juan se dirige al baño y yo sin pensar saco un pequeño frasco de mi bolso y voy al vehículo de mi exesposo, tomo el termo de agua de esa maldita bruja y le vacío el contenido de ese frasco completo en la botella, mismo que en su interior tenía una potente dosis de cianuro de hidrógeno que de no ser combatido en veinte minutos, la persona puede morir sofocada y con un ataque al corazón debido a la insuficiencia respiratoria. Misma toxina que no es tan fácil de encontrar en el organismo de quien lo consume y la muerte a menudo suele ser confundida con un paro cardíaco o respiratorio.
Solo yo tenía el antídoto para contraatacar ese veneno que se dispersaría rápidamente por la sangre de esa perra
"Quiero que sufra esa bruja" No va a ser feliz luego de hacer mi vida una mierda
Vuelvo a la cocina y me deshago de ese frasco, lavo mis manos y vuelvo a la sala a despedirme de Eliot y Juan me sonríe con coquetería mientras me pregunta si no voy a despedirme de él de la misma manera que con nuestro hijo (con un beso) y yo lo miro con ganas de darle otro frasco de veneno a el también por atrevido
Me voy rumbo a mi reunión y unos cinco minutos más tarde recibo una llamada de David. Sonrío ampliamente y contesto tranquila
📲—Sí, hola
—Eli, mi amor debes ayudarme —me dice desesperado—
—Que sucede David, estás asustándome.
—Íbamos de camino al gimnasio cuando Eliot me informó que tenía sed y no tenía más que la botella de agua del morral de Aixa y le dije que bebiera un poco de ahí. Luego se desmayó y no reacciona voy de camino al hospital. Alcánzame allá. Te necesito Eli, no me dejes solo por favor
— No... No puede ser... Mi hijo no —lloro y de los nervios solté el celular— Esto no me puede estar pasando a mí
Golpeo mi cabeza desesperadamente ¿Qué voy a hacer ahora?
—Eliana —gritó Juan David desesperado— maldita sea responde. Tienes que venir ahora mismo
—Regresa a casa, lleva al niño a casa ahora mismo y yo te veré ahí —respondo hecha un manojo de nervios— Mi amigo es doctor y está cerca, lo llevaré conmigo para que lo atienda de inmediato, Date prisa, en el hospital tardarán mucho tiempo en atenderlo mientras realizan el papeleo del seguro
—Está bien, regresaré pero no te demores, estoy a tres minutos de tu casa, Eliot no se ve nada bien, no reacciona
—Es un desmayo Juan. Lo veré en casa y estará bien. Lo llevaremos al médico después
(Termino la llamada)
Los nervios no me dejaban ser. Por mi maldita ira desenfrenada y mi estupidez de querer jugar a ser Dios puse en peligro la vida de mi hijo y ahora mismo estoy más que arrepentida por lo que he hecho, siento que me estoy muriendo por dentro, la preocupación no me deja pasar y lo único que tengo claro es que debo darle ese antídoto a mi hijo cuanto antes. Me mata saber lo que mi pobre niño va a comenzar a sufrir en diez minutos si no le doy ese antídoto, todo por mi culpa. Por mis inseguridades —Golpeo con fuerza el volante— ¿Por qué tuve que hacerlo? Ya lo había pensado bien y había decidido no hacer nada y dejarlos en paz. ¿Por qué ese imbécil tuvo que venir a presumirme las buenas atenciones que le da a ella? de no ser por eso no lo hubiera hecho
Llegué a casa de Raúl y lo subí a mi coche casi a rastras, el llevaba una pijama puesta, debido a que recien habia terminado su turno laboral en el hospital y ya se encontraba descansando en su casa, pero nada de eso me importó. Debía ayudarme a salvar a mi hijo y posteriormente a salir de este gran problema en el que estúpidamente me metí, no puedo confiar en nadie más que en él en un momento como este, ese hombre siempre ha sido mi apoyo en todo momento y se que no me dejaría sola jamás, mucho menos en una situación como esta
El me sigue al coche y hablamos mientras vamos de camino a mi casa, me pide que me tranquilice pues si Juan me ve en este estado puede sospechar algo y en eso tiene mucha razón. Juntos debemos hacer como si esto no hubiera sido grave. Nadie debe saber que yo ocasioné esta situación, iría a la cárcel de inmediato y lloro por que mi hijo es quien está pagando las consecuencias de mis actos
Llegamos a mi casa casi al mismo tiempo que Juan David quien llevaba a Eliot en sus brazos a la habitación de los medicamentos, mientras yo tenía el antídoto en mis manos, con lágrimas en mis ojos y un temblor horrible en todo mi cuerpo. Raúl me quita ese frasco y lo mete en su bolsillo, toma mis manos dejando un beso en el dorso mientras me mira fijamente a mis ojos, me dice que él se hará cargo y que todo saldrá bien a partir de ahora. Admito que esa seguridad que me trasmite es justo lo que necesito en este momento y me tranquiliza. Él me dice que atenderá a mi hijo ahora mismo y me exige que quite la cámara delantera del vehículo de Juan, misma que captó las imágenes de cuando me acerqué ahí para tomar el morral de esa infeliz. A pesar de que me encontraba en medio de mi trance hice lo que me pidió y esperé a que me dijera cuál sería nuestro siguiente paso, ya que no tenia ni más mínima idea de que haríamos luego. Confié en él
Me dio un par de guantes para que no fuese a dejar mis huellas en el vehículo en caso de que a David le dé por investigar, así que sigo sus indicaciones al pie de la letra. Teniendo la cámara en mis manos y la botella, cerré la puerta del vehículo y volví a la habitación donde tenían a mi hijo, que cabe acotar que ya estaba fuera de peligro, pero se encontraba dormido ahora mismo
Bese su frente y lo abracé fuerte. Le pedí perdón mil veces por hacerle esto. Hasta que Raúl me pidió que saliera para seguir atendiendo a mi pequeño Eliot