Alpha

Antoine y Rebecca, arribaron a Mondgarten, cuando el sol aún no se ponía. Selene estaba feliz de recibir a sus padres, los ha extrañado mucho, sobre todo los mimos de ambos. Los miembros de la manada de Ben y Selene, estaban admirados ante la presencia del gran alfa real. Su nueva luna, pese a ser la hija del alfa real, era cálida y trataba sin distinciones a cada habitante. La chica ya había ganado terreno por si sola, todos la amaban y respetaban por su entrega a la manada, cosa que enorgulleció a sus padres pues confirmaban que habían criado de la manera adecuada a sus cachorros.

- Mi bebé, ¿cómo estás? - pregunta Rebecca, recibiéndola en sus brazos.

- ¡Mami! - casi chilló como cochinillo - ¡Papi! - hizo lo mismo con Antoine - Los he extrañado un montón, quiero que conozcan mondgarten, parece sacado de un cuento, como todo en este precioso país. - hablaba con felicidad notoria en su rostro. Ben la miraba con amor y devoción.

- Ya habrá tiempo para hacerlo mi bebé, - le dice Rebecca a su hija que pese a ser toda una mujer, se encuentra sentada a su lado, refugiada en los maternales brazos de su madre.

Ben estaba feliz de ver tan contenta a su amada, pero ya extrañaba ser él quien la tuviera envuelta entre sus brazos.

- Quizás desean descansar en lo que está la cena. - dijo Ben.

- Mi amada Becky debes descansar, yo iré con nuestro yerno a recorrer un poco el bosque. - habló Antoine.

Los dos algas salieron rumbo al bosque de pinos y nieve que recién comenzaba a caer. Los dos dejaron salir a sus lobos, grandes e imponentes como sus humanos. Gunther y Eon, corrieron montaña arriba, desde allí, el océano azul de montañas era una vista impresionante, que daba la sensación de inmensidad. El aire fresco y gélido de la montaña, llegó hasta las fosas del lobo negro de Antoine, bañando sus pulmones con una maravillosa ola de renovación.

- Es un lugar precioso, creo que mi Becca no va a querer irse. - habló Antoine a través del enlace mental.

- Pueden quedarse cuanto gusten, siempre hace falta una buena guianza. - dijo Ben, también desde el enlace.

Ambos alfas siguieron el recorrido, en lo que las dos humanas se hallaban una acostada al lado de la otra, poniéndose al día. Rebecca había creado un vínculo con sus hijos, más allá del maternal, ella se encargó de ser su mejor amiga y confidente. Para sus hijos ella representaba su todo, amaban a Antoine, pero Becca era su adoración.

- ¿Y tendrán cachorros pronto? - preguntó su madre.

- No lo sé, aún no hablamos de ello y pronto será su celo, yo quiero, sin embargo, Mondgarten está en plena reconstrucción. - habló con tono pensativo.

- Pues cariño, debes tocar el tema si él aún no lo hace, los hijos no son impedimentos, yo tuve a los gemelos cuando aún estábamos creando la universidad, reformando la secundaria y el hospital. A parte, tenía a Antonietta quien aún era pequeña.0

- Tienes razón, Mami, cabe destacar que tú eres una super mamá. Nos amas tanto y nunca haces distinciones entre nosotros, cada uno tiene un pedacito de tu corazón del mismo tamaño. - dijo Selene, con cariño.

- Todos mis niños son ese pedacito de corazón, los amo porque ustedes son mi vida, ustedes y ese viejo lobo amargado de tu padre.

Las mujeres seguían en su charla, en lo que los alfas regresaban para estar con sus amadas, ya las extrañaban demasiado, el desespero por besarlas y sentirlas, era abundante.

Los cuatro bajaron al comedor, donde ya los esperaban Nick y el equipo médico, quienes se hospedaban en la cabaña.

Todos saludaron con una reverencia en señal de respeto.

- Es un gusto tenerlos en Mondgarten, alfa Antoine, luna Rebecca. - mencionó Nick.

- Muchas gracias muchacho, tu madre te ha enviado varias cosas, ¿las recibiste? - preguntó Antoine.

- Si señor, gracias por traerlas, alfa Antoine. - agradeció el beta de Mondgarten.

Cenaron entre charlas de proyectos, Antoine dijo que integraría capital al proyecto de su niña, proyecto que le pareció excelente. Al terminar se sentaron un rato en la sala antes de irse cada quien a su habitación.