Mi vecino, mi amor lastima que para el yo no sea el amor de su vida.
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capitulo 23
Monserrat no podía creer lo que estaba viendo era María José ella estaba completamente desquiciada trataba de besar a Diego mientras que el la rechazaba, Monserrat tuvo miedo al ver a María José de esa forma su cabello era similar al de ella esa mujer debía de estar perturbada, María José al ver a Monserrat trato de golpearla pero Diego no se lo permitió, llamo a seguridad, Diego sabía que debía tomar cartas en el asunto María José había rebasado los límites, abrazo a Monserrat ya que ella se encontraba muy pálida
—¿Te encuentras bien?, Ya todo pasó no hay nada que temer— dijo Diego, Monserrat estaba sumida en sus pensamientos por eso no contesto, Diego la observo y vio que llevaba un sobre en la mano el cual trataba de proteger, a María José se la llevaron las autoridades Diego había puesto una denuncia también tramito una orden de restricción a si que María José no podía acercarse a ellos.
Después de todas aquellas declaraciones Diego decidió llevar a Monserrat al departamento donde ocasionalmente se veían, ella aun estaba en silencio Diego la llevo hasta la habitación que compartían ella aún llevaba aquel sobre las manos de Monserrat aún temblaban Diego tomo aquel sobre y comenzó a leerlo
—¡Estás embarazada!, ¡Voy a ser papá!, Debo de llamar al doctor estás muy nerviosa le puede afectar a nuestro hijo—
—No estás molesto por haberme embarazo —
—Claro que no, soy el hombre más feliz al saber que voy a ser padre y más porque es contigo —
Diego abrazo a Monserrat ella se sentía segura en sus brazos
—Tengo miedo, que tal si no soy buena madre, si me pongo gorda y ya no me quieras—
—Siempre te he amado y te amaré fui un tonto al negar lo que sentía por ti, pero tú tienes la culpa eras muy caprichosa y siempre estabas tras de mí, hasta que te di por perdida me di cuenta que jamás podré vivir sin ti—
—Me estás diciendo que si yo no te hubiera perseguido tu te hubieras dado cuenta de cuánto me amas, que tonto eres— dijo Monserrat entre risas.
—Si, soy un tonto pero un tonto que te ama demasiado— los dos se quedaron abrazados, Monserrat quedó dormida entre sus brazos después de todo había sido un día muy agotador, Diego estaba muy feliz de tenerla a su lado la acomodo en la cama se acostó junto a ella.
Los rayos del sol iluminaban la ventana de aquel dormitorio Diego abrió los ojos vio que Monserrat estaba a su lado no había sido un sueño iba a ser padre y la dicha la iba a compartir con la mujer que amaba, hizo algunas llamadas para decir que cancelaran todas sus citas y también las de Monserrat, lleno la tina con agua tibia despertó a Monserrat
—Despierta dormilona, te he preparado la tina para que te relajes —
—Solo cinco minutos —
—No, no hoy iremos con el doctor ayer estuviste muy nerviosa pasaste por mucho estrés y eso le podría hacer daño a nuestro bebé —
Monserrat abrió los ojos con mucha pereza, Diego comenzó a desvestirla para después llevarla a la tina, lavo su cabello
—El agua está muy rica, ¿Por qué no te metes?—dijo Monserrat de forma muy coqueta.
—Es muy tentadora tu oferta, pero tenemos cita con el doctor—
—Eres muy malo—
—Y tu una pequeña manipuladora, con esos hermosos ojos que me hechizan me miras y no se donde queda mi razón— Diego le dio un beso a Monserrat el cual se volvió cada vez más apasionado, Monserrat lo jalo hacia la tina le fue quitando toda la ropa, entre jugueteos los dos se estaban dejando llevar por la pasión tanto que terminaron haciendo el amor.