Jerison parecía ser un príncipe azul, pero resultó ser un moustrou en la vida de Liz.
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Liz llora desconsolada
Al día siguiente...
Liz y su bebé estaban bien, el médico le dijo.
—Liz, estás en perfectas condiciones, los dolores irán pasando, tu ya tienes experiencia en esto.
—Gracias doctor, pero en realidad este parto fue más difícil que el anterior y aún siento dolores agudos.
—Si por alguna razón tuvieras fiebre o algo regresas.
— Gracias! Y mi bebe?
—Ella está mejor que tú, los cuidados para ella te lo indicó el neonatologo. Así que espero solo verte para sus controles en quince días.
—ok, doctor.
Ella tomó sus cosas y cargó a su bebé en brazos, miró a su alrededor, ¿cuantas veces durante esos dos días pensó en ella? Mucho más de lo que había pensado en todo el año, se encontró a sí misma, ella necesitaba esa soledad para saber dónde estaba parada.
A la vez una angustia volvió a enbargarla, por el pasillo cruzaba un matrimonio con su pequeño en brazos, un esposo preocupado, que cargaba casi inútilmente a su bebé y al los costados unos bolsos maternales, la mujer caminaba con dificultad por el reciente parto pero se veía feliz, tenía alguien a su lado, sin embargo ella estaba sola, buscó entre sus cosas las llaves del auto que estaba en el parqueadero para retirarse así tal cual llegó, sola, solo que ahora su bebé iba en brazos.
Al salir del pasillo su hermano Javier venía llegando...
—Hermanita!! Perdón por no llegar a tiempo — le dijo disculpándose —tuve un viaje de tres días y justo a mi pequeña sobrina se le ocurre nacer!
—Javi Qué lindo verte!! —mientras él intentaba abrazar a su hermana entre los bolsos y la bebé.
—Oh Dios! Qué belleza es esta niña!— Le dijo emocionado — es un ángel.
—¿Quieres cargarla?
—No hermanita, soy tan inútil y ella frágil, me da miedo dañarla.
—Tómala — le dijo y se la entregó sin darle tiempo a nada Mientras se reía de él.
Javier la recibió casi sin darse cuenta —Liz, siento que se me va a caer! — le decía temblando.
—Eres tan único! ¿será por eso que te amo hermano mío? Liz se reía de Javier.
Luego siguieron el camino hace el estacionamiento y Javier llevó a casa a Liz.
Al llegar a casa Liz se encontró con que la nana había sido despedida.
—¿Despedida? Pero ¿Por qué?— preguntó Liz.
—La encontré robando— dijo Jerison, la verdad es que después de haberla usado como juguete sexual la nana quiso chantajear a Jerison, y él la despidió y la acusó de robo para que ella no tenga posibilidad de volver.
—Yo confiaba en ella.
—Debes tener más cuidado con la elección del personal — dijo Jerison —quizá robó muchas veces y no nos dimos cuenta.
Ring Ring.
—mamá ?
—Liz, dime...
—Ya estoy en casa, acabo de llegar, pueden traer a mi pequeño o mando por él ?
—Nosotros vamos hija.
Liz de inmediato le pidió a sus padres si podían traer al pequeño, lo extrañaba demasiado.
Media hora después el pequeño ya está reunido junto a su mamá y hermana.
Los dolores de Liz eran agudos, sí había dado a luz a su pequeña hace dos días y había sido un parto largo doloroso y había sufrido un desgarro, aún así no llegó a descansar, se puso a cocinar... No había comida, su mamá la vio al llegar con el pequeño.
—Pero que haces hija? Ve a descansar.
—mamá el niño debe comer y yo que estoy amamantando.
—Te mandaré a alguien de casa Pero tú te vas a descansar o no te recuperarás pronto.
—pero yo....
—Pero nada, te vas de aquí a descansar —su mamá le habló como si ella fuera una pequeña niña. A Liz no le quedó otra opción que dejar de hacer lo que estaba haciendo.
La bebé dormía todo el tiempo, despertaba para tomar pecho de su mamá y seguía durmiendo, su hermano parecía un manequie parado al lado de la cuna esperando que ella despierte.
Así pasaron dos semanas, una de las sirvientas de la casa de la señora Magdalena tenía una hija que comenzó a trabajar en casa de Liz.
A las dos semanas tenía el control, el médico encontró que estaba bien pero las heridas internas del desgarro tardarían más en sanar.
Esa noche después del control...
Jerison llegó pasado de copas, ya era una costumbre, Liz estaba enfocada en sus hijos y en ponerse en forma cuanto antes para lucir bella para su esposo, su pequeña despertó a las dos de la madrugada para tomar su leche materna y volvió a dormir en ese entonces Jerison estaba esperando a Liz.
—Esta noche serás mia!
—Aún no puedo— respondió Liz.
—¿Cómo qué no puedes? Tú eres mi mujer y tienes la obligación de poder.
—Jerison aún no sano.
—Cómo qué no?— Se acercó a ella y la tiró sobre la cama, a la fuerza cumplió con su deseo, no escuchó sus súplicas, ni sus gritos de dolor, sus lágrimas corrían por el rostro–Jerison por favor sueltame, me estas dañando. — cuando él finalizó, la blancas sábanas estaban manchadas con sangre, Liz se paró con dificultad para darse una ducha, el agua caía por sus piernas mezclada con sangre, lloró desconsolada mientras la regadera estaba sobre su cabeza, con sus propios brazos se abrazó como consoladose a sí misma, Jerison fue un patán siempre, pero esta vez superó los límites del daño.
ay con como te trata desde antes y des de el.prumer aborto como.pudisye seguir con el y casarte y después de todo ya todos te dijeron pero sigue ahí eres masoquista y pues eres yna estúpida que no tienes valor ni te valoras como mujer