El cielo no puede ser mas azul que ahora, ni la sangre mas espesa y roja, asi como un cadaver no puede oler a rosas.
Mori cuando apenas comenzaba a vivir mi vida, aunque no puedo decir que tenia una gran vida, pero al final del dia me pertenecia, era mia.
Las circunstancias del mundo en aquel entonces, no eran las mas favorables para nadie, las naciones estaban en constante disputas y un solo error basto para desatar la gerra.
Supongo que de alguna maner deberíamos de estar agradecidos por seguir vivos, pero el ser humano siempre se lamenta por lo que no tiene, maldice por lo que le quitaron y pocas veces agradece por lo que le ha sido dado.
El mundo parece mas grande ahora que en ese entonces, ¿Y como no? si quedan muy pocos sobrevivientes.....
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Capitán
Ya han pasado dos semanas desde el último ataque de los zombis, semanas en las que no se han aparecido por ningún lado.
Excepto quiza hace cinco días, vimos unos cuantos a lo lejos, sé que nos pudieron sentir, pero no se acercaron. Pareciera que nos están evitando y para ser honestos, no sé si eso sea bueno.
La chica que nos salvo antes en la montaña se llama Doluma, sus heridas han sido curadas en su totalidad, su piel volvió finalmente a la normalidad.
Sin embargo; no ha despertado.
Maya está preocupada al igual que yo, no ha comido durante todo ese tiempo, ni bebido líquidos. Tememos que eso atrofie sus músculos.
Sephora dice que estará bien, Roy también opina lo mismo, pero yo me siento algo inquietó. Me gustaría poder ayudarla y no sé como hacerlo.
-¿Samuel? -escucho detrás de mí y me giro para ver a Adam.
-¿Qué tal les fue? -pregunto con un bostezo saliendo de mi boca.
-Esos tres ayudaron mucho, finalmente logramos llegar hasta las instalaciones. -Adam muestra una sonrisa de satisfacción y eso me alegra.
Últimamente, todos han estado muy desanimados y no los culpo, han sido días muy difíciles. Adam me da un recuento de los daños, los cuales afortunadamente no son muchos.
Y gracias a Kebec y los otros, lograron encontrar gasolina para la planta de energía entre otras cosas. Las cosas parecen ir mejorando, aunque yo tengo una extraña sensación en las entrañas.
Admito que han sido de mucha ayuda todos los amigos de Doluma, sin embargo; creó que ocultan algo.
Roy dice que estoy paranoico, pero algo me dice que él sabe mucho más de lo que aparenta y no nos lo ha dicho.
-Pienso que máximo en dos días más podremos movilizarnos. -el entusiasmo de Adam, me hace sonreír y asentir con la cabeza.
-Ve a comer. -ordeno y lo veo levantarse con mucho ánimo.
-¡Oye! -dice desde la puerta y me giró a verlo. -¡Deberías dormir un poco, ella no ira a ninguna parte! -se despide con una sonrisa mientras yo solo asiento con la cabeza.
Miro a la chica frente a mí, sus cabellos son como la noche sin luna, su piel es tan blanca y fría como la nieve, cualquiera que la viera pensaría que es una niña.
Y claro que sigue siendo una niña ante mis ojos, siento que debo protegerla. Se lo debo, aunque en realidad no sé cómo. Así que todo lo que puedo hacer es vigilar porque su sueño sea bueno.
La he visto agitada por las noches, su rostro muestra angustia e incluso en algunas ocasiones muestra miedo, desconozco sus demonios, sin embargo; algo me dice que ha sufrido demasiado y ha estado sola mucho tiempo.
Escuchó un sonido y abro los ojos de golpe, la miró primero a ella. Sigue dormida y quieta como antes, respiró hondo y veo por el rabillo del ojo que alguien se mueve.
Me paro en seco apuntando mi arma.
-¡Tranquilo vaquero! -dice Maya levantando las manos, con una sonrisa en el rostro.
-Te traje algo de comer, anoche no fuiste a cenar y esta mañana tampoco has comido nada. -su sonrisa se ensancha más al hablar y reaccionó al pensar en la palabra "mañana"
-¡Carajo! -murmuro al ver por una ventana rota, el sol está en lo alto y yo no recuerdo haberme quedado dormido.
Caminó a un lado de Maya y esta me detiene. -¿A dónde vas? -pregunta y no me deja contestar.
-Primero vas a comer, te terminarás todo y luego te darás una ducha, para luego descansar un poco más. No todo en ese orden, pero lo harás.
Miró a Maya y su sonrisa de antes ya no está, sé que si no obedezco esta mujer me lo hará pasar muy mal, he notado que incluso Kebec, Miguel y los otros no parecen llevarle la contraría.
No imaginó porque, pero si incluso los más fuertes de su grupo, no la contradicen, yo no seré el primero en hacerlo.
A regañadientes, obedezco a Maya. Cosa que agradece mi cuerpo, ya que la comida me sienta bien, al igual que la ducha que me di antes de comer.
Mi cerebro se siente más despierto, pero admito que mi cuerpo se relajó más de la cuenta y ahora siento el cansancio de los días pasados.
Miró a la chica recostada sobre los sillones, su cabello está extendido a todo lo largo, su rostro sereno y hermoso parece el de un ángel.
-Domina -digo en un susurro poniendo un mechón de cabello detrás de su oreja.
Sonrió al verla e inhalo hondo hasta que a mis pulmones no les cabe más aire.
-¡Es hermosa! -escucho decir detrás de mí.
Pego un brinco en mi lugar a causa de la sorpresa y me retiro de Domina tan rápido como puedo y me giro a ver al intruso.
Adam y Roy están parados en la puerta, Roy de brazos cruzados recargado sobre el marco, Adam lleva las manos dentro de los bolsillos de su pantalón, ambos se miran con complicidad y sonríen.
Ruedo los ojos y me siento en la silla que he estado ocupando los últimos días.-¿Qué quieren? -pregunto tajante.
-Solo pasábamos por aquí -escucho decir a Roy.
-Pues ya pueden largarse -digo sin ánimo y dejando escapar un bostezó.
Ambos se ríen, pero no volteó a verlos. Cierro los ojos fingiendo dormir rápido para que se marchen, sin embargo; escucho pasos acercando sé hasta donde estoy.
No me muevo, tampoco digo nada.
-¿Se puede saber que demonios haces? -escucho preguntar, pero no son los chicos.
No respondo, pero reconocí la voz de Kebec y la molestia en su tono. Sé que no le agrado, de hecho él tampoco me agrada. Desconozco la razón del porqué me desagrada tanto, solo sé que lo detesto y también sé que el sentimiento es bien correspondido.
Pero no importa saber la razón por la cuál él me odia.
Lo escuchó moverse y respiró suave y profundo para que parezca más real que estoy dormido. Escucho un chasquido de lengua y luego una patada en la espinilla.
Al mismo tiempo le escucho decir -Sé que no estás dormido -abro los ojos, fulminándolo con la mirada.
-¿Qué demonios quieres? -digo devolviéndole el golpe, pero este lo esquiva con rapidez.
-¿Quiero saber que crees que haces? -inquiere con la mirada cargada de profundo odió.
Miró a mi alrededor, contraigo los hombros, bostezo y luego hablo -¿Intento dormir? -digo a modo de pregunta, con un nudo en la garganta a causa de la rabia.
Tener a este tipo cerca o siquiera escuchar su nombre me pone de malas.
-Solo voy a decirlo una vez, si la vuelves a tocar te cortaré la mano -dice sin emoción.
Sin dejar de verlo me levanto de la silla, nuestros rostros están tan cercas que puedo sentir su aliento. Tras escucharlo pronunciar aquellas palabras, sentí más rabia.
¿Quién rayos se creía para prohibirme algo a mí?
-¡Quiero ver que lo intentes! -digo con los puños apretados, listo para la pelea.
Kebec me toma de la camisa y yo pongo mi mano en su muñeca en un intento por soltarme, un grito nos distrae y ambos nos giramos para ver.
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Doluma
Él silenció que hay a mi alrededor es perturbador, la oscuridad no lo hace más fácil, pues trae pesadillas demasiado reales con ella, o quizá si sean reales.
Pero fueron sepultadas como simples sueños en algún punto de mi vida, he visto el rostro deforme de un hombre que me llama hija.
He visto los cuerpos deformes de varios niños que me llaman hermana, en mis sueños corro, me oculto de ellos porque quieren matarme.
No importa cuanto me oculte, no importa si me quedo en silencio, ellos siempre me encuentran. Y me miran con esas sonrisas perversas y sus ojos vacíos que me hacen temblar de miedo.
No hay emoción humana en sus expresiones, solo esa gelida mirada y esa sonrisa perturbada que me encoge el corazón.
El mayor de todos ellos, se acerca hasta mí. Sé lo que pasara a continuación y gritó en un intento porque mi grito pueda finalmente sacarme de este infierno llamado sueño.
Respiró agitadamente, mientras noto la luz del sol colándose por algunos agujeros, veo las cosas algo desenfocadas, así que no tienen mucho sentido para mí.
Siento el calor del medio día en la piel, la cama debajo de mí así que me dejo caer y cierro los ojos. Esa maldita pesadilla otra vez, me pregunto quienes eran esos chicos y ese hombre.
Cubro mis ojos con mi brazo...
**La mataré**
Un recuerdo arrastra las palabras y la voz de mi Demonio, haciendo que me ponga en guardia.
Escuchó un ruido y me muevo rápidamente, extiendo mis manos en diferentes direcciones y mis garras salen clavándose en algo.
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