Oscar Cooper, un talentoso luchador de UFC, se encuentra en fuga tras un violento altercado con su ex representante que lo ha dejado marcado como un fugitivo. Con documentos falsos en mano, escapa a una nueva ciudad con su actual representante donde espera encontrar refugio. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando conoce a una chica que le roba el aliento y rápidamente se enamora de ella. Pero la felicidad se ve amenazada cuando descubre que ella está atrapada en un gran problema. Sin pensarlo dos veces, Oscar se lanzará a la batalla no solo por su amor, sino también por su libertad, dispuesto a arriesgarlo todo para protegerla.
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Cap 14: La Noche de la Confrontación 2
En una noche fría, Oscar se encontraba frente a frente con Frank Scott, quien brillaba con una energía desafiante, listo para pelear hasta el final. La calle se extendía a un lado de ellos, iluminada por los postes con focos parpadeantes y la luz plateada de la luna que proyectaba sus sombras.
Frank fue el primero en atacar, lanzando una patada elevada hacia la cabeza de Oscar. Con reflejos rápidos, Oscar se agachó, esquivando el golpe por poco. Sin perder tiempo, contraatacó con un puño dirigido al rostro de Frank, pero este detuvo su mano con fuerza, apretando su muñeca y tirándolo hacia él como si fuera un muñeco de trapo.
Una vez cerca, Frank lanzó un puño directo hacia el rostro de Oscar. El impacto fue fuerte; Oscar sintió un agudo dolor atravesar su mejilla mientras retrocedía por el golpe. Sin embargo, rápidamente se recompuso y volvió a ponerse en guardia.
Frank caminó lentamente hacia Oscar, su mirada desafiante iluminada por la luz de la luna. Con un movimiento rápido y casi felino, rasgó su camisa, dejándose encuerar ante la fría noche.
—Vamos, esto recién empieza —dijo Frank, su voz resonando con confianza.
Oscar lo observó, respirando profundamente como si absorbiera el aire helado que le llenaba los pulmones. Decidido a no ser menos, también se quitó la chaqueta y la camiseta, dejando al descubierto sus músculos tensos y listos para el combate.
Sin esperar más, Oscar tomó la iniciativa, lanzándose hacia Frank con una serie de golpes rápidos que buscaban vulnerabilidades en su defensa. Pero Frank no era un oponente fácil; se movía ágilmente, anticipando cada ataque.
Con precisión quirúrgica, Frank ejecutó una patada en la pierna de Oscar, abriéndolo y dejándolo expuesto. Aprovechando esa oportunidad, lanzó una patada brutal a sus partes bajas.
El dolor atravesó a Oscar como un rayo; se agarró instintivamente allí abajo, sintiendo que el mundo se desvanecía por un momento. Sin perder tiempo, Frank se abalanzó sobre él y le propinó un puñetazo directo en la cara.
El golpe fue devastador; Oscar cayó al suelo con un estruendo sordo, su mente nublada por el dolor mientras trataba de recomponerse en medio del caos.
—¡Vamos, levántate! —gritó Frank, acercándose con una mirada feroz.
Oscar se puso de pie rápidamente, y Frank contraatacó al instante. Lanzó una patada con su pierna derecha hacia la cabeza de Oscar, seguida de otra con la izquierda. Pero Oscar fue ágil; con un movimiento rápido, detuvo ambas patadas con su brazo.
Sin darle respiro, Frank arremetió con dos rodillazos dirigidos al estómago de Oscar. Sin embargo, Oscar logró bloquearlos, haciendo que las rodillas de Frank impactaran contra sus manos abiertas.
Entonces, Frank extendió su brazo derecho para lanzar un golpe directo. Pero Oscar fue astuto; se inclinó a un lado y esquivó el ataque en el último segundo.
Viendo su oportunidad, Oscar lanzó un derechazo al estómago descubierto de Frank. El golpe resonó con fuerza, haciendo que Frank escupiera un poco de sangre. Sin perder tiempo, Oscar siguió atacando: un derechazo al lado derecho del rostro de Frank y luego un izquierdazo en el lado opuesto.
Finalmente, como un rayo, Oscar propinó una patada poderosa en el pecho de Frank. La fuerza del impacto lo hizo volar hacia atrás; chocó contra un poste de luz que chisporroteó al momento del impacto antes de caer al suelo.
Frank quedó sentado allí, adolorido y aturdido por los golpes. Su rostro mostraba señales evidentes del combate, pero no se daría por vencido. Con determinación ardiente en sus ojos, comenzó a levantarse nuevamente.
Sin embargo, Oscar miró a Frank levantarse y se colocó en posición para continuar. Pero había algo en sus ojos; era evidente que su mente estaba lejos de la pelea.
"Sus pensamientos" danzaban tras su mirada, revelando un conflicto interno. Oscar no lanzaba sus golpes con toda su fuerza; llevaba consigo una promesa hecha en un momento oscuro tras aquella tragedia: nunca volvería a pelear como antes. Sabía que debía medir sus golpes, sin importar cuán odiosa fuera la persona frente a él.
Mientras recordaba aquel pasado doloroso, sintió cómo el peso de su resolución lo oprimía. La lucha interna lo distraía, pero un grito desgarrador de Frank lo trajo de vuelta a la realidad.
Frank se aproximaba rápidamente, listo para atacar de nuevo.
Frank intentó derribar a Oscar atacando con patadas bajas, apuntando directamente a sus pies. Pero Oscar reaccionó en el momento justo, levantando sus pies para esquivarlas y retrocediendo rápidamente para evitar caer.
Sin perder tiempo, Oscar lanzó un golpe abierto con la derecha, pero Frank lo detuvo con su antebrazo en un movimiento ágil. Aprovechando el momento, empujó el brazo de Oscar y giró rápidamente, lanzando una patada de media vuelta que impactó directamente en su rostro.
El golpe fue devastador; Oscar se vio obligado a girar por la fuerza del impacto y sintió cómo la sangre brotaba de su boca mientras se tambaleaba aturdido.
Frank no perdió la oportunidad. Se lanzó sobre él, agarrándolo del cuello y parte de la espalda, llevándolo hacia abajo con una fuerza brutal. El estómago de Oscar chocó contra la rodilla de Frank con un crujido sordo.
Sin dejarle tiempo para reaccionar, Frank propinó un derechazo que impactó en el lado izquierdo del rostro de Oscar, seguido rápidamente por un izquierdazo en su lado derecho.
El último derechazo fue el más potente; impactó con todas las fuerzas en la mejilla izquierda de Oscar. Todo sucedió como si estuviera en cámara lenta: el golpe resonó mientras Oscar giraba hacia el lado afectado, sangre volando de su boca por el tremendo impacto.
Finalmente, cayó al suelo con un estruendo sordo que retumbó por todo el lugar.
Frank observó con satisfacción cómo Oscar caía al suelo, una sonrisa burlona dibujada en su rostro. La violencia lo excitaba; a diferencia de Oscar, él peleaba con todas sus fuerzas y sin reservas. Cada golpe que lanzaba estaba impregnado de ira, destinado a derribar a su rival.
—¿Qué pasa? —preguntó Frank con desdén—. ¿Acaso no eres nada sin tus reglas? Me doy cuenta... que no eres nada si no estás en el ring.
Oscar abrió los ojos, sintiendo el ardor del dolor y un leve mareo mientras las palabras de desprecio de Frank resonaban en su mente como un eco hiriente.
Pero no iba a rendirse tan fácilmente. Con esfuerzo, se puso de pie, tambaleándose ligeramente al hacerlo.
—¡Eso es! —exclamó Frank, su sonrisa ampliándose—. Así debe ser. Pero te advierto, sufrirás mucho más de lo que pensabas.
Oscar apretó los dientes y respiró hondo, desafiando el dolor que lo invadía. Sabía que tenía que pelear por su orgullo y demostrar que aún podía levantarse.
Oscar tambaleaba, con sangre brotando de su boca. No podía pensar con claridad; su concentración en la pelea se desvanecía.
De repente, Frank se lanzó hacia él, girando en el aire y aterrizando una potente patada en su pecho. Oscar retrocedió, el impacto sacudiendo su cuerpo.
Sin darle un respiro, Frank lo persiguió, dispuesto a continuar el ataque. Oscar intentó mantener distancia, lanzando un golpe impreciso en un intento desesperado por evitarlo. Pero Frank lo esquivó con facilidad y le propinó un puñetazo directo al estómago.
Los golpes siguieron llegando: una rápida combinación que impactó su rostro, cada uno más devastador que el anterior. Y finalmente, Frank saltó, ejecutando un rodillazo directo a la mandíbula de Oscar.
El golpe conectó con una fuerza brutal; Oscar sintió cómo su cabeza se levantaba involuntariamente hacia arriba mientras escupía sangre al aire. Todo pareció desacelerarse en ese instante... El mundo se desvaneció alrededor de él y, con un último esfuerzo por mantenerse en pie, cayó desplomado por segunda vez en la pelea.
Oscar yacía en el suelo, abrumado por el brutal golpe. La luz se desvanecía lentamente a su alrededor. Su cuerpo estaba adolorido, y su mente luchaba por aferrarse a la conciencia.
¿Podrá levantarse una vez más?
Fácil de entender, felicitaciones autora, recomiendo ésta novela 100%🇨🇱
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Ojalá Oscar y Miranda, encuentren juntos la solución a sus problemas. 🥺🥺🥹😔