Todo En 90 Días

15/12

Tatiana

Ayer efectivamente pasamos todo el día en la habitación. Oriana y Ramiro tampoco salieron debido al clima

Emanuel y yo dormimos juntos y amanecimos cerca, su mano en mí cadera, nuestros pies entrelazados lo cual me da a pensar que está acostumbrado a dormir así. ¿Me molesta? Es algo incómodo quizás pero se que al menos jamás me diría ni haría nada fuera de lugar así que confío en el.

Desayunamos los cuatro juntos y vaya que fue incómodo. Al principio nadie decía una palabra pero después Ramiro intentaba romper el hielo con chistes que no causaban gracia lo cual era peor aún.

La hora del almuerzo llegó y la incomodidad del ambiente aún persistía. Para colmo de males había comenzado a llover haciendo imposible salir. Yo creía que nada podría empeorar pero estaba demasiado equivocada.

Luego de comer Oriana y Ramiro fueron a la habitación dejándonos a nosotros dos la tarea de limpiar lo que habíamos ensuciado. Ahora además de estar obligados a convivir, también éramos sirvientes. El peor viaje de la historia sin lugar a dudas es éste.

Lavar los platos fue bastante divertido con Emanuel porque al menos nos dividimos tareas y mientras yo lavaba el secaba y guardaba, quien diría que seríamos un buen equipo. Si alguien me decía que todo esto ocurriría desde mí llegada simplemente internaba a ese alguien en un manicomio y me hacía cargo de los gastos.

Acabamos nuestra tarea de limpiar y estábamos súper aburridos. Emanuel fue a nuestra habitación y al regresar me dijo que no me recomendaba subir. Luego de insistir en que me dijera las razones me dijo "están teniendo sexo y no creo que quieras escuchar eso". Y tenía razón, no se por qué insistí con enterarme que pasaba. Ahora mí corazón volvía a partirse un poquito más.

Dolía saber que seguía siendo virgen y no por no haber intentado llegar a más sino porque jamás sentí ni siquiera excitación en un beso subido de tono lo cual me hacía sentir demasiado fracasada. Y además dolía saber que Ramiro tenía sexo con Oriana aunque claro lo sabía, por algo se casarían y si vivían juntos era más que obvio que hacían más cosas además de comer y dormir. Lo que no esperé es que lo hicieran estando nosotros tan cerca.

Emanuel notó que mí humor cambió radicalmente y me propuso hacer un pastel para matar el aburrimiento y como nada mejor podíamos hacer accedí. Cocinar juntos es divertido aunque somos un lío. Agregamos ingredientes por separado y ya no recordabamos si habíamos puesto los ingredientes correctos en la preparación o si le habíamos puesto azúcar.

Comenzamos a discutir y decidimos que lo mejor sería probar la preparación antes de llevarla al horno y que ya luego no tuviera arreglo.

Él tomó una cuchara y la hundió en la mezcla y la acercó a mis labios. Era algo raro pero de todos modos probé lo que me ofrecía. Una palabra describía el sabor, delicioso.

-¿Está rico? ¿Tiene azúcar?- pregunto

-Mmmm está delicioso, deberías probarlo. Para mí está perfecto así- respondí

De pronto Emanuel se acercó demasiado a mi. Su mirada estaba en mis labios y me puse demasiado incómoda, mí corazón estaba acelerado y me era imposible moverme. Mis ojos viajaron a su boca y me pareció demasiado apetecible. Me pregunte que se sentiría un beso suyo y deseché esos pensamientos. El encierro estaba alterandome, desde cuándo quería algo de Emanuel yo, exactamente jamás. Que él notara que lo estaba viendo así fue bastante peor y agaché la cabeza avergonzada ocultando mí sonrojo.

Lo que no me esperaba es que levantara mí barbilla para mirarlo y con su pulgar limpiara la comisura de mis labios porque me había manchado y se lo llevara a su boca y me dijera "delicioso". Y así salió de la cocina dejándome sola preguntándome qué demonios había pasado y por qué esa sola acción me había parecido excitante.

Definitivamente el encierro o mis hormonas o ambas cosas me estaban alterando demasiado.

Me obligué a calmarme, conté hasta diez tres veces porque una no fue suficiente y metí nuestra preparación en un molde y de ahí directamente al horno. Mientras esperaba que pasen los minutos limpié lo poco que habíamos ensuciado y guarde algunos ingredientes y fui a buscar una película para mirar mientras tanto. Emanuel había puesto una comedia que según me dijo "recién comienza vamos a verla"

Me senté lo más alejada de el que pude, necesitaba mí espacio y tenerlo ahí tan cerca me alteraba por lo de la cocina. Creí que iba a besarme y sabía que no lo hubiera detenido, que estúpida.

Media hora después íbamos a sacar nuestra creación del horno y la mirábamos encantados.

Dejamos enfriar nuestro bizcochuelo y acabamos de ver la película.

Ya era bastante tarde cuando Oriana y Ramiro felices se levantaron. Se los veía tan relajados, se notaba lo que habían estado haciendo. Aunque Emanuel no me lo hubiera dicho no había que ser un genio. Los dos estaban descansados y aparentemente acababan de ducharse. Ya entre ellos y el momento en la cocina mis emociones estaban bastante fuera de control.

La hora de la cena llegó y Ramiro dijo que el pediría unas pizzas y algo para tomar. De postre aún teníamos bizcochuelo que podríamos acompañar con un buen café pero esos no eran sus planes.

Llegó la pizza y dos botellas de tequila. Cenamos y Oriana fue a buscar algo antes de comenzar a tomar. ¿Yo tenía ganas de todo esto? No, pero no tenía nada mejor que hacer.

Oriana regresó con un maso de cartas y preguntó si sabíamos jugar al truco. Era obvio todos sabíamos. En ese juego pocas veces perdía, de hecho lo jugamos algunas veces cuando aún éramos amigos los tres. Ya luego éramos Ramiro y yo pero él siempre perdía. Así que creí que podría dejarlos en ridículo pero claro que la suerte hoy tampoco estaba de mí lado