Andres y Elizabeth no son tan amigos y tampoco de la misma edad, pero eso no importará para que sus abuelos quieran casarlos.
Esta historia ambientada en la época 1955, aunque tiene el tipico cliché que amamos mucho aunque no lo queramos admitir
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Algo a cambio
Andrés
Ver a Liz con sus amigas en la casa me gusto mucho, desde que nos casamos Liz no veía tan seguidos a sus amigas solo en el colegio y que yo recordara ella las veía muy seguido, estaba seguro de que eso cambio por el hecho de estar casada conmigo.
- Las chicas ya llamaron\, y llegaron bien- me dice Liz\, antes de irse les pedí que nos llamaran para estar seguro de que llegaron bien\, ya que no aceptaron que las llevara.
- Que bueno que nos avisaron\, así estaré más tranquilo- ella me sonrió y se sentó en el sofá e hice lo mismo.
- Andrés\, yo las invite porque ellas ya saben lo del matrimonio falso y no hay problema sobre el secreto\, ellas son de mi confianza nunca dirán nada- hace un rato la note nerviosa\, tal y como esta ahora\, aunque me parece tierno lo linda que se ve.
- Lo sé\, estoy seguro de que no pondrías en riego este secreto- la calmo.
- También quiero agradecerte por esta tarde tan linda con mis amigas\, aunque sé que vienes cansado te quedaste con nosotras e incluso nos preparaste algo de comer y eso lo valoro- agradecer...
¿Así le agradeceré cuando esto termine?, pensar en esto me hizo recordar algo que me dijo Pablo hace unos días, ella no ha pedido nada a cambio por ser mi esposa falsa, debo darle algo, no sería justo que yo obtenga todo el beneficio de esta situación, ella está perdiendo tiempo e incluso si esto se entera puede salir mal para ambos y más para ella y aunque le he dicho que no la dejaré sola y que ella no saldrá lastimada, sé muy bien que es un riesgo grandísimo tanto para mí como para ella.
-Elizabeth, sabes que estoy muy agradecido contigo por todo lo que haces...- ella asiente - pero si esto se da como lo hemos planeado, solo yo saldré ganando por eso quiero pedirte que me pidas algo que tú quieras lo que sea yo estaré dispuesto a dártelo- quedo en trance mirándome fijamente- Liz sea lo que sea yo te lo daré- ella se levantó sin moverse de su sitio.
-No deseo nada, no quiero que me compres nada ni que me intentes pagar por esto- camino hasta la mesa del comedor.
- Debería ser un todo ganen y si vemos bien las cosas solo yo estoy ganando\, solo quiero recompensarte- me acerque a ella.
- Pues no lo quiero\, mi ayuda es totalmente genuina sin nada a cambio- me explica\, y escuchar eso solo hizo que mi corazón temblara de ternura\, pero mi cerebro me repetía que soy un idiota por meter a Liz en eso.
- Vamos Liz debe haber algo que desees al que pueda darte\, eso me haría sentir mejor de verdad- le suplique\, me miro fijamente sin parpadear\, este momento me hizo recordar ese beso que le di y fui correspondido\, ese beso que no sale de mi mente\, ese beso que recuerdo con pasión y que estoy por volverla a besar aunque no tenga esta vez una excusa como la de su familia\, esta vez podría ser que Elizabeth vea lo que estoy siento por ella\, pero no me importa\, este deseo de besarla y de hacerla mía es muy fuerte.
- Está bien- se separa de mí. Una parte de mí se alegra de que lo haya hecho porque no me iba a poder resistir 5 segundos más- Lo pensaré\, déjame que piense que es lo que quiero y cuando llegue el momento te lo haré saber\, ¿Te parece?- inclino su cabeza y me regalo una sonrisa.
- Perfecto- le sonreí.
…
La semana dura de trabajo había terminado, aún teníamos pedido, pero no tan fuerte como la semana anterior, eso me quitaba un peso de encima, por lo menos en el trabajo, por qué Teresa seguía molesta conmigo desde que cancele nuestra cita de aniversario para ir a la fiesta del papá de Elizabeth, me insinuó que podía estar sintiendo algo por ella, pero aunque lo intente negar no sirvió de mucho, pues mi voz no sonó convincente o al menos eso dice ella.
-¿Vamos a comer?- le pregunto a Pablo que mira unos papeles.
- Pensé que nunca lo dirías- guardo sus cosas y se levantó de inmediato para ir al restaurante.
A unas calles de la empresa estaban un restaurante al que frecuentábamos muy seguido, nos gustaba mucho la comida y era bastante económico para mi parecer.
-¿Qué tal la fiesta del papá de Elizabeth?- dio su primer bocado mientras esperaba una respuesta.
-Bastante bien, llegue justo a tiempo para la parrilla- explique sin ánimos.
- ¿Y qué más?- indago\, Pablo sabe bien que algo paso\, es como si supiera que pasa por mi mente sin ni siquiera decir nada\, cosas de amigos\, no\, cosas de mejores amigos diría yo.
-Bese a Liz- dije sin mirarlo, aunque por el silencio supe que dejo de comer, no lo miraba aún, pero sabía bien que me estaba mirando fijamente.
-¿Y cuál fue la excusa esta vez?, ¿Qué estaban en familia?- levanto una ceja.
-Para qué te cuento si ya lo sabes todo- replique.
-Andrés no puedes ser más básico para intentar esconder lo que sientes, eres muy obvio, no dudo que Teresa esté sospechando- me dice.
-Ya lo hace- suspire.
-¿Qué?- incrédulo por mi respuesta, indico que siguiera hablando.
-Cuando cancele la cita para ir a la reunión con la familia de Liz me lo dijo ¨ NO CREAS QUE SOY TONTA, A TI ESTÁ GUSTANDO ESA NIÑA¨ - aunque se lo negué no me creyó- me encorve de hombros.
-Bueno... es que tu, buen mentiroso no eres, es más no sé cómo aguantas mentirle a tu familia- replico.
-Me preocupa Elizabeth- me sincere.
-¿Por qué?- se angustió.
-Porque si yo estoy empezando a sentir cosas por ella, ella puede que le pase lo mismo y de lo más seguro que estoy es que seguiré con Teresa, no puedo lastimarla, me está esperando a que todo esto pase es injusto abandonarla ahora- mi amigo dio un largo suspiro
-Tampoco me parece justo que no estés con la que realmente amas- que Pablo me diga eso es más fuerte de lo que parece amar a LIZ, no lo sé, pero ahora me cuestiono si amo a Teresa.