Antonieta, una joven noble de catorce años, vive atrapada entre las estrictas reglas de la alta sociedad y su pasión secreta: volar en un caballero móvil. Mientras se prepara para cumplir con su rol como dama y conocer a su prometido, entrena en secreto para dominar la tecnología que le permitirá surcar los cielos. Pero no todos están dispuestos a aceptar su sueño, y Antonieta deberá decidir si seguir las normas o romperlas para volar libre.
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Capítulo 15: El Umbral de Helior
[Ciudad de Helior – Entrada de la Zona Comercial – Día]
Narrador
Lemon y Alison se encontraban de pie junto a una fuente, cargadas con bolsas de compras. Habían pasado la tarde en la zona comercial, pero en algún momento perdieron de vista a Richard. Decidieron esperar a los demás en la entrada principal, bajo la sombra de un gran árbol, observando en silencio el ir y venir de los transeúntes.
Alison
—Siempre me pregunté algo... ¿qué son esos libros que siempre llevas contigo?
Lemon (mirando el libro atado a su cintura)
—Grimorios.
Alison
—¿Libros mágicos?
Lemon
—Algo así. No te ofendas, pero no creo que la gente de este continente comprenda del todo lo que es un grimorio.
Alison (con una sonrisa curiosa)
—Adelante, soy un libro abierto.
Lemon (suspira antes de hablar)
—Podríamos decir que... son como nuestra alma. En ellos se graba lo que somos. Estamos ligados a ellos de una forma que va más allá de lo físico.
Alison
—Entonces… ¿son más que un simple libro?
Lemon
—Diría que son compañeros. O un fragmento visible de nuestra alma.
Narrador
Antes de que Alison pudiera preguntar más, vio a lo lejos a Richard regresando. A su lado estaban Minerva y Antonieta. Ambas lucían algo incómodas. Richard, al verlas, les sonrió
Richard
—Supongo que ya gastaste todas las monedas que tu padre te dio.
Alison
—Todavía me queda algo…
Richard
—Bien, entonces vámonos. Es hora de volver.
Narrador
Mientras Richard y Alison conversaban, Lemon miró con preocupación a Minerva.
Lemon
—¿Y esa cara?
Minerva (intentando restarle importancia)
—No es nada… solo un mal sabor de boca.
(ríe ligeramente)
No te preocupes mucho. ¿Verdad, Antonieta?
Antonieta (forzando una sonrisa)
—Claro…
[Exterior – Ciudad de Helior, Entrada de la Academia – Tarde]
Narrador
El carruaje flotante descendió suavemente sobre la plataforma asignada. Richard fue el primero en bajar, con su uniforme recién planchado gracias a Alison y Lemon. Aunque se quejaba de la formalidad, lucía como un noble… aunque con desgano.Detrás de él bajaron Alison —cargada de bolsas—, Lemon, Minerva y Antonieta —quien además cargaba una maleta adicional: la de Richard—.
Frente a ellos, se alzaba la majestuosa entrada de la Academia de Helior, bañada por la luz dorada del atardecer.
Las cúpulas relucían como fuego líquido. Los mosaicos encantados en las paredes narraban, sin palabras, las gestas de antiguas heroínas montadas en Caballeros Móviles con forma de grifos, quimeras y dragones.
Alison (asombrada)
—…No puedo creer que esto sea una academia.
Richard (con una sonrisa ladeada)
—Bienvenida al mundo de los ricos.
Antonieta (susurrando a Minerva)
—Se ve aún mejor en persona.
Minerva (con una sonrisa nostálgica)
—Lo sé. Pero espera a ver nuestra sección.
Lemon
—¿Qué susurran ustedes dos?
Antonieta (rápida)
—Nada.
Minerva
—Solo comentábamos que esto no se parece en nada a nuestra academia.
Lemon
—No… no parece un sitio para pilotos.
Richard
—Porque esta es la zona de los nobles. La de los pilotos está detrás.
(señala un edificio lateral)
Avancemos. Alison, tú tienes que registrarte allá.
Alison (resoplando)
—Qué caballeresco eres, primo.
Richard
—Solo sigue el sendero amarillo, primita.
Narrador
Mientras todos se encaminaban, algo —o alguien— chocó contra Alison, casi tirándola al suelo. Una joven de cabello negro y ojos cafés la miraba, aterrada.
Alison (indiferente)
—Deberías mirar por dónde caminas.
Chica desconocida (nerviosa)
—Perdón… yo…
Alison
—Como sea.
Narrador
La chica bajó la mirada, pero empezó a seguir a Alison en silencio.
[Interior – Hangares de la Academia, Campo de Pruebas – Día]
Narrador
Los hangares traseros eran otro mundo. Motores rugiendo, armaduras movilizadas, el zumbido de simuladores… una sinfonía de guerra.
Antonieta (mirando con determinación)
—Aquí es donde pertenezco.
Richard
—Lo será. Pero prepárate, mañana hay una prueba general para los nuevos alumnos.
Antonieta
—¿Prueba?
Richard (culpable)
—Debí decírtelo. Salomon insistió… pero con todo lo de ayer y lo que te afectó… preferí callar.
Antonieta (suavemente)
—Entiendo…
Richard
—Podríamos ir a ver a Invisible Wing, mi Caballero Móvil. También pueden venir nuestras compañías del continente mágico.
Narrador
Minerva, Lemon y Antonieta asintieron. Pronto se encontraron ante una docena de Caballeros Móviles. Entre ellos destacaba un imponente modelo pintado de negro: un Mk.III Blanc Esprit.
Richard
—Antonieta, compañía… él es Invisible Wing.
Antonieta
—No pensé que nuestro padre te daría un Blanc Esprit…
Richard
—Ni yo. Con lo orgullosa que es la familia con los Valkyria Striker…
(sonríe con nostalgia)
Le agradezco el gesto a Salomon.
[Interior – Cabina de Invisible Wing – Día]
Narrador
Minerva recorrió la cabina con los ojos brillando de emoción. Anotaba cada detalle en su grimorio.
Minerva
—¿Por qué le pusiste sensores tan sensibles?
Richard
—Para captar vibraciones… y la turbulencia del viento.
Lemon (sorprendida)
—¿No te afecta? Con esa sensibilidad deberías estar cosquilleándote todo el vuelo…
Antonieta (viendo los controles)
—¿Usas comandos de voz?
Richard
—Sí. Algunos prefieren botones y palancas. Yo… comandos de voz y sensores táctiles.
Antonieta
—¿Puedo…?
Richard (riendo)
—No.
Antonieta
—Pero…
Richard
—No. Antes necesitas acostumbrarte a las cargas neuronales.
Narrador
Antonieta bajó la mirada. Richard se sintió culpable, pero Minerva seguía tomando notas como si descubriera un nuevo mundo.
[Interior – Dormitorios de Estudiantes – Tarde]
Narrador
El edificio de los dormitorios parecía un castillo sacado de un cuento: torres azules, grandes ventanales, jardines inmaculados.Alison (susurrando)
—¿Eso es… nuestro dormitorio?
Lemon
—Parece un palacio.
Narrador
Minerva no dijo nada. Observó los vitrales con símbolos arcanos y las estatuas de antiguas heroínas. Richard, en cambio, bostezó.
Richard
—Sí, sí. Palacio encantado, camas con dosel… igual que el año pasado.Antonieta (sorprendida)
—¿Y tú cómo puedes estar tan tranquilo?Richard
—Es mi tercer año. Aunque…
(sonríe malicioso)
No se han acostumbrado a la señora Soretta. Si roncas, se aparece por la noche.
Antonieta (temblando)
—¿Eh?
Richard
—Solo si roncas como un ogro.
Narrador
Las puertas del vestíbulo se abrieron solas. Dentro, escaleras en espiral, estatuas, luz cálida y una sensación abrumadora. El inicio de una nueva etapa.
[Lugar desconocido – ??? – Hora indefinida]
Narrador
Una mujer, parecida a Antonieta, observaba una pantalla. Vestía ropas militares negras, manchadas de hollín y sangre. En su cuello llevaba un collar de cuero. A su lado, un hombre con pañuelo rojo.
Hombre
—Baronesa, se ha resistido a todos nuestros métodos.
Baronesa (mirando la pantalla)
—Su voluntad me sorprende.
Narrador
El hombre se retiró. Ella sacó una daga y apuñaló a quien estaba frente a ella. La pantalla se tiñó de rojo. Su risa resonó.
Baronesa (quitándose el collar, revelando cicatrices cosidas)
—Podría mentir y decir que ellos me hicieron esto… pero sería falso.
Ellos me reanimaron, Carillo.
Y no importa cuánta esperanza tengas.
Serás una Baronesa… como yo.
[Dormitorio de Minerva – Noche]
Narrador
Minerva despertó de golpe, sudando, respirando agitada. Miró el techo. Era solo un sueño…
Un mal recuerdo.
Un bad ending del juego que una vez jugó.