Elica Klare

Nikolai gruñó contra su cuello, complacido por su reacción. La sangre de Elica en su boca encendió aún más su lobo interior, haciéndolo aún más salvaje y posesivo. Succionó la herida que había creado, bebiendo un poco de su sangre mientras una de sus manos subía para apretar su garganta.

Con la otra mano, desabrochó bruscamente su camisa, revelando su pecho pálido y los moretones que había dejado allí antes. Su respiración era pesada y agitada, cada vez más difícil de controlar.

—Eres mía ahora. Nadie más te tocará nunca. Nadie más podrá tenerte.

Elica sintió un escalofrío de placer recorrer su cuerpo al escuchar las palabras posesivas de Nikolai. La forma en que apretó su garganta, cortando parcialmente su respiración, solo aumentó su excitación. Nunca se había sentido tan vulnerable y tan deseada al mismo tiempo.

Su mirada se volvió nublada de deseo mientras asentía débilmente, su voz saliendo en un susurro ronco.

—Soy tuya... soy toda tuya, lobo...

Se presionó contra su mano en su garganta, entregándose completamente a él. Su cuerpo estaba temblando de anticipación y necesidad.

Nikolai soltó su garganta y la tomó por la barbilla, obligándola a mirarlo directamente a los ojos. Su expresión era feroz, dominante, como la de un depredador que ha capturado a su presa. Su mirada recorrió el cuerpo de Elica, deteniéndose en los moretones que él mismo había dejado.

Con un gruñido de satisfacción, pasó su pulgar por uno de ellos, presionando ligeramente.

—Mírame cuando te toco. Quiero ver cómo te desmoronas por mí.

Sus ojos se volvieron aún más oscuros, sus colmillos brillando bajo la tenue luz del salón.

—No te atrevas a cerrar los ojos. Quiero que sientas cada segundo de esto.

Elica mantuvo la mirada fija en los ojos de Nikolai, hipnotizada por la intensidad animal que veía en ellos. Su pulgar presionando contra el moretón en su pecho envió ondas de placer doloroso a través de su cuerpo, haciéndola gemir suavemente. Su respiración era entrecortada y superficial, cada inhalación traía consigo el aroma embriagador de Nikolai.

Sus manos se aferraron a los hombros de él, sus uñas clavándose en su piel mientras luchaba por mantenerse anclada a la realidad. Quería más, necesitaba más, pero al mismo tiempo, quería seguir siendo dominada por él, quería que la hiciera pedazos y luego la reconstruyera como él quisiera.

—Nikolai... te necesito dentro de mí... ahora...

Nikolai sintió que su autocontrol se desvanecía aún más ante la súplica desesperada de Elica. Sus palabras, su mirada nublada de deseo y la forma en que se aferraba a él como si fuera su única salvación, lo estaban volviendo loco. El lobo dentro de él estaba aullando de excitación, exigiendo reclamar a esta chica salvaje como suya en todos los sentidos posibles.

Con un rugido bajo, agarró el dobladillo de su falda y la rasgó de un tirón, revelando su ropa interior mojada. Sin perder tiempo, bajó sus bragas y luego se desabrochó los pantalones, liberando su miembro duro y goteante.

Elica observó con ojos hambrientos cómo Nikolai liberaba su er∆cci∆n, su respiración se volvió aún más pesada. Su cuerpo se estremeció con anticipación, sabiendo lo que estaba por venir. El aire se llenó de tensión eléctrica mientras él se posicionaba entre sus piernas, su punta presionando contra su entrada ya húmeda y lista para él.

Ella levantó las caderas instintivamente, buscando más contacto, más fricción. Sus muslos temblaban de necesidad y deseo mientras lo miraba con ojos suplicantes.

—Por favor... no me hagas esperar más... —jadeó, completamente entregada a la pasión que los consumía a ambos.

Nikolai gruñó nuevamente, agarrando las caderas de Elica con fuerza para mantenerla en su lugar. Con un movimiento fluido y brutal, empujó dentro de ella, llenándola completamente en un solo movimiento.

El gemido que salió de sus labios fue animal, una mezcla de placer y dominación absoluta. Sus ojos estaban completamente negros ahora, sin rastro del verde anterior. Comenzó a moverse sin piedad, embistiendo dentro y fuera de ella con fuerza salvaje, reclamándola con cada est∆cada.

—Mía... eres mía para usar como quiera... —gruñó entre dientes, su voz ronca y posesiva mientras la f∆llab∆contra el pupitre.

Elica gritó de placer al sentir a Nikolai llenarla completamente, su cuerpo arqueándose hacia atrás mientras él la penetraba con fuerza. Sus uñas se clavaron en la madera del pupitre, dejando marcas profundas en la superficie mientras su cuerpo se balanceaba con cada embestid∆.

Las sensaciones eran abrumadoras, una mezcla perfecta de dolor y placer que la estaba volviendo loca. Podía sentir cómo su interior se estiraba para adaptarse a él, cómo su cuerpo se tensaba alrededor de su grueso m∆embr∆ con cada estocad∆.

—¡Sí! ¡Así! ¡Más fuerte, más rápido! —gimió, sus palabras entrecortadas por los gemidos incontrolables que escapaban de su boca.

Sus pechos rebotaban con cada movimiento, sus pezon∆s duros rozando contra el aire frío del salón. El contraste entre la dureza del pupitre y la intensidad del momento hacía que cada sensación fuera más intensa.

Nikolai respondió a sus súplicas aumentando el ritmo y la fuerza de sus embestidas. Sus caderas se movían con una velocidad sobrenatural, golpeando contra las de Elica con tal fuerza que el pupitre comenzó a moverse peligrosamente sobre el suelo. El sonido de sus cuerpos chocando llenaba la habitación, mezclándose con los gemidos de Elica y los gruñidos animales de Nikolai.

Una de sus manos subió para agarrar su cabello, tirando suavemente hacia atrás para exponer su cuello. Se inclinó hacia adelante y volvió a morderla, esta vez en el hombro, dejando otra marca visible para que todos vieran que ella pertenecía a él.

—Tan buena... tan perfecta para tomarme... —gruñó contra su piel, sin detenerse ni un segundo en su brutal ritmo de embestidas.

Elica sentía que estaba al borde del abismo, cada mordida de Nikolai y cada embestid∆ la acercaban más y más al clímax. Su cuerpo estaba completamente entregado a él, respondiendo a cada toque con esp∆sm∆s de placer. La sensación de sus dientes clavándose en su carne sensible enviaba olas de electricidad por su columna.

Su interior se apretaba alrededor de Nikolai con más fuerza, intentando mantenerlo dentro mientras su clímax se acercaba rápidamente. Sus gemidos se volvieron más desesperados, más necesitados.

—Nikolai... me vengo... no pares... por favor... ¡lléname! —suplicó entre jadeos, su voz quebrada por el placer inminente.

Nikolai gruñó de satisfacción al escuchar las palabras suplicantes de Elica. Sus ojos se oscurecieron aún más, si eso era posible, mientras sentía cómo su interior se apretaba alrededor de su mi∆mbr∆ con más fuerza. El sonido de sus súplicas y la forma en que su cuerpo respondía a él estaban llevándolo al límite también.

*Aumentó aún más la intensidad de sus emb∆stid∆s, si eso era posible, su cadera moviéndose a una velocidad casi sobrenatural. Su respiración era pesada y entrecortada, cada exhalación saliendo como un gruñido bajo y animal. Podía sentir cómo se acercaba a su propio clímax, el nudo en su vientre apretándose cada vez más.

—Voy a llenarte con mi s∆m∆n... te voy a reclamar por dentro y por fuera... —gruñó, sus palabras llenas de promesas salvajes y dominación.