Odet y Dafne se conocen desde niñas, siempre fueron amigas hasta que cada una tomó su camino. Después de muchos años volvieron a encontrarse. Esta es una historia basada en hechos reales, los nombres y los personajes fueron creados para dar vida a esta historia. No todo lo que se escribe pasó de verdad. Sin embargo, algunas cosas sí pasaron.
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Un corazón muy grande
Pero lo que sucedió después, nadie lo creería.
Aurora salió al balcón y dejó que la rondalla cantara tranquilamente, Rolando estaba junto a la rondalla.
En cuanto vio que Rolando se acercó más al balcón por la parte de abajo tomó una cubeta con agua y se la echó encima, tiró la cubeta y se metió a su cuarto cerrando la ventana de golpe.
Ahí quedó Rolando empapado hasta los huesos, la rondalla se fue discretamente.
Por fin entendió que no iba a ser fácil reconquistar a Aurora.
Los clientes volvieron a abarrotar la agencia.
Rolando le ponía todo su ímpetu y sus ganas para no quedarle mal a ninguno. Echaba mucho de menos a Aurora, pero por el momento no le quedaba más remedio que trabajar solo.
Sahira habló con su hija.
Hijita, ¿qué pasó entre ustedes dos que no quieres perdonar a Rolando? Mira el pobre como ha intentado por todos los medios pero tú no le haces caso.
Mamá, Rolando me trató como a una empleada y me habló muy grosero es obvio que él no me quiere no tengo necesidad de estar aguantando sus arranques de locura. Prefiero terminar ahorita que después cuando ya no haya remedio.
Tienes razón hija, pero deja hablar a tu corazón. A veces es necesario escuchar tu interior, por favor, no te llenes de odio ni rencor.
No lo odio, pero no quiero volver con él, dijo Aurora, estaba muy decidida.
Bueno, yo no me voy a meter en tus decisiones lo que tú decidas te apoyaré.
Gracias, mamá, no esperaba menos. No te preocupes, buscaré trabajo pronto para no ser una carga.
Aurora se fue a su cuarto y se dispuso a acostarse. Los días anteriores habían sido muy intensos. Se sentía cansada de tanto estrés.
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Monterrey, Nuevo León...
Un mes después de que Odette y Martín fueran a la feria todavía se estaban acordando y reían de vez en cuando.
¿Por qué te sigues riendo de mí, Odette?, le preguntó Martín que en ese instante fue a las oficinas.
Claro que no, Martín, mis respetos para ti, me acordé de un chiste que me contaron en la escuela hace mucho.
Sí, cómo no.
Quiero que vayamos de nuevo a la feria, ¿qué dices?, hay una feria acá por mi casa, le dijo Odette un poco divertida.
Y tu novio, ¿no se enojará?, preguntó Martín.
Pues tal vez sí, pero yo no tengo la culpa de que a él no le guste divertirse siempre está enojado y no sé por qué.
Bueno, lo ideal sería que mejor trataras de conquistarlo a él y no hacerlo enojar, digo para evitarte problemas.
Martín, mi novio está enojado de cualquier modo no hay manera de que sonría.
Dime una cosa, Odette, ¿tú lo amas?
Sí, con toda mi alma; creo que me enamoré de él desde que lo vi la primera vez en la escuela.
Entonces, no lo hagas enojar es obvio que él está celoso de mí.
No tiene por qué, tú eres mi amigo y lo serás por siempre. Tú, Pancho y Bertha, seguirán siendo mis amigos por toda la vida.
Y tú eres mi mejor amiga, le dijo Martín muy seguro de sí mismo.
Azael estaba afuera de la fábrica esperando a Odette.
Martha lo vio y salió de inmediato.
Hola, ¿tú eres el novio de Odette?
Sí, la estoy esperando. ¿No sabes si ya viene?
Venía atrás de mí, no creo que tarde, yo soy Martha.
Azael, dijo él, tomándole la mano.
Pues mucho gusto, Azael, no es que sea muy amiga de Odette, pero sí la estimo bastante.
Al poco rato salió Odette y se enojó al ver a Martha agarrada de la mano de Azael.
¿Y tú por qué estás agarrándole la mano a mi novio? ¿Qué te crees?
Tranquila, mi amor, solamente se estaba presentando conmigo, es todo.
Bueno, ya se presentaron. Ahora sí, vámonos, dijo ella tomando de la mano a Azael y caminó en rumbo opuesto al de Martha.
En cuanto se hubieron alejado un poco, Odette le dijo:
No quiero que le vuelvas a hablar a esa mujer. Si la vuelves a ver simplemente, sácale la vuelta.
¿Por qué no quieres que le hable, qué no es tu amiga?
Amigas mis nal***as y mis bubis, y eso porque están juntas que si no ni ellas.
Ay, amor, qué cosas dices.
Solamente es compañera de trabajo y no me cae nada bien, es bien arrastrada y ofrecida.
Está bien, si tú lo dices no te preocupes, ya no le hablaré que conste que ella fue la que se me acercó.
Está bien, amor, no hay problema.
Fueron un rato a caminar y después Azael la acompañó hasta su casa.
Bueno, amor, mañana paso por ti al cabo salgo temprano del trabajo.
Hasta mañana, mi vida, dijo ella dándole un beso en la boca.
Odette, qué bueno que llegaste tu padre se siente mal y lo voy a llevar a consultar.
¿Quieres que te acompañe, mamá?
No es necesario, hija, Iré yo sola. Solo que te encargo mucho la casa y a tu hermano.
Está bien, mamá, vete sin pendiente.
Más tarde llegó Vanessa arrastrando las sillas de ruedas de don Luis.
¿Cómo les fue, mamá?, preguntó Odette.
Bueno, hija, no quiero alarmarte, pero el doctor dijo que debía guardar mucho reposo. Tiene el corazón muy grande. Y eso podría ser muy peligroso si no se cuida.
Vanessa llevó a don Luis hasta su cuarto y lo acomodó en su cama.
Mientras que Odette se metió a su cuarto a orar por su padre.