NovelToon NovelToon
Mi Mafioso Posesivo

Mi Mafioso Posesivo

Status: Terminada
Genre:Yaoi / Mafia
Popularitas:259
Nilai: 5
nombre de autor: Raylla Mary

Dimitri Volkov creció rodeado por la violencia de la mafia rusa — y por un odio que solo aumentaba con los años. Juró venganza cuando su hermana fue obligada a casarse con un mafioso brutal. Pero lo que Dimitri no esperaba era la mirada fría e hipnotizante de Piotr Sokolov, heredero de la Bratva... y su mayor enemigo.

Piotr no quiere alianzas. Quiere a Dimitri. Y está dispuesto a destruir el mundo entero para tenerlo.

Armas. Mentiras. Deseo prohibido.
¿Huir de un mafioso obsesionado y posesivo?
Demasiado tarde.

NovelToon tiene autorización de Raylla Mary para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 22

Hasta el Infierno por Ti

—No lo dejen salir de la mansión.

La voz de Alexei era una orden seca, sin espacio para la contestación.

—Quiero hombres en cada corredor. Lo que hay ahí fuera es guerra. Y Demitre…

—hizo una pausa, mirando el anillo de plata en su propio dedo—

es la única cosa que me haría perder el control.

Nikolai asintió, sintiendo el peso de la responsabilidad.

Alexei ya sabía quién era el enemigo. Sombra.

Un nombre que hasta los mafiosos más antiguos pronunciaban con recelo. Pero para Alexei Mikhailov, él era solo un cadáver esperando su turno.

Pero nadie encierra a Demitre Petrov.

La mansión era un laberinto de seguridad, pero él creció allí dentro, en los corredores de la mafia, aun siendo protegido. Él conocía puntos ciegos, salidas escondidas, y el momento justo para escapar.

Siguió el rastro de Alexei, atravesando la lluvia fina y helada que caía sobre los alrededores de Moscú. El sonido de tiros a lo lejos dejaba claro: el campo de batalla estaba activo.

Cuando finalmente llegó a la zona de confrontación, se escondió detrás de un carro blindado destruido. Vio a los soldados de Sombra cayendo uno a uno. Y vio a Alexei —frío, exacto, letal.

Pero no vio al tirador en lo alto de la torre, con la mira directamente en el pecho del Dom.

—¡NO! —gritó Demitre, corriendo.

El estampido resonó en el mismo instante en que Demitre se lanzaba frente a Alexei.

El tiro impactó en su hombro con fuerza.

Su cuerpo cayó, ensangrentado, sobre el suelo de concreto.

—¡Demitre! —Alexei lo sostuvo en los brazos, los ojos desorbitados.

—¿Por qué hiciste eso?

Demitre sonrió, jadeante.

—Tú... tú me preguntaste... hasta dónde yo iría por ti, Alexei.

—su voz salió débil, pero firme—.

Aquí está mi respuesta... hasta el infierno.

Por un segundo, Alexei se congeló. El mundo se detuvo.

Y entonces, algo dentro de él se rompió.

Cuando él se levantó, su postura no era más de un Dom... era de la propia muerte.

—MATEN A TODOS.

—Su voz resonó como un trueno—.

Nadie escapa. Nadie vive.

Traigan al maldito Sombra hasta mí.

La masacre fue despiadada.

Alexei no dejó que nadie del grupo rival saliera vivo.

Sombra, herido y aterrorizado, fue arrastrado a la Sala Roja, un lugar donde el propio infierno no osaría entrar.

Amarrado, cubierto de sangre y en desesperación, Sombra imploraba:

—¡Yo... yo puedo desaparecer! ¡Puedo desaparecer de Rusia! No necesita...

Alexei entró, seco, ensangrentado, los ojos oscuros como el abismo.

—Tocaste lo que es mío.

—Su voz era baja, mortal—.

Y ahora... vas a pagar.

—¡Mátame de una vez! —gritó Sombra—. ¡Acaba con esto!

Alexei sonrió. Frío. Letal.

—La muerte es un regalo.

Y nadie da regalos a enemigos.

Él se inclinó sobre él.

—Vas a vivir... por ahora. Vas a vivir para ver el mundo saber que quien toca lo que es mío, no toca más en nada.

Y entonces, se dirigió a sus hombres:

—Cuélguenlo. Marquen el cuerpo con el símbolo de los Mikhailov. Dejen que implore para morir todos los días.

Horas después, Alexei volvió a la mansión.

Demitre estaba siendo tratado. Aún débil, pero vivo.

Alexei entró en el cuarto, y por primera vez, sus ojos cargaban algo diferente.

—Dijiste que irías hasta el infierno por mí...

—Él se arrodilló al lado de la cama—.

Entonces, que sepas... que yo traeré el infierno para todos los que osen amenazarte.

Porque ahora, tú eres mi sentencia. Y nadie toca mi veredicto.

Demitre sonrió débil, pero sus ojos decían todo:

Él no solo pertenecía a Alexei…

él eligió ese destino.

El silencio en el cuarto médico era cortante. El sonido constante de los aparatos monitoreando los latidos de Demitre era la única señal de que él aún estaba allí — vivo, luchando.

Alexei estaba sentado al lado de la cama, la cabeza baja, los codos en las rodillas. Por primera vez en años, su mano temblaba.

Él había limpiado la sangre de Demitre con sus propias manos. Había visto aquel cuerpo que él deseaba y protegía ser perforado por su causa.

—Por mi culpa…

—murmuró, la voz ronca, cargada de un odio que no era dirigido al enemigo—

...sangraste por mi culpa.

Nikolai tocó la puerta y entró con cautela.

—Dom...

—dijo en tono neutro—.

Sombra está colgado, como ordenado. Está vivo... por ahora.

Alexei no se movió. Apenas respondió con la voz baja, controlada:

—Yo aún no terminé con él.

Quiero que a cada hora él escuche los gritos de aquellos que intentó usar contra mí.

Quiero que el mundo vea lo que ocurre con quien toca lo que es mío.

Nikolai vaciló.

—¿Y en cuanto a Demitre?

Alexei levantó la mirada.

La oscuridad volvió. La misma que precedía la muerte.

—Él...

—respiró hondo—

...es la única razón por la cual yo aún no destruí el mundo entero.

Horas después, en la oscuridad de la noche, Demitre abrió los ojos. El dolor en el hombro era intenso, pero soportable. El cuarto estaba en silencio... excepto por el sonido de respiración profunda.

Volvió el rostro y vio a Alexei allí, adormecido sentado a su lado, pero con la mano sujetando la suya, como si soltarla fuera permitir que algo malo sucediera.

Demitre sonrió débil.

—Hasta tú duermes como si estuvieras listo para matar por mí...

—susurró.

Alexei despertó con la voz. Sus ojos se abrieron despacio, y el alivio estampado en su rostro fue evidente.

—Despertaste.

—dijo bajo, como quien temió que aquella fuera la última vez que lo vería.

—Yo dije que iría hasta el infierno por ti.

—Demitre murmuró—.

Y lo haría de nuevo.

Alexei se inclinó, pegando la frente en la de él.

—No digas eso. Nunca más te pongas frente a una bala por mí.

—Su voz fallaba—.

Si algo te ocurre... no quedará nada de mí. Solo el monstruo.

Demitre pasó los dedos débiles por la nuca de Alexei.

—Tú ya eres el monstruo, Alexei.

Pero por mí… tú serías capaz de volverte humano.

Alexei lo besó. Un beso sin prisa, cargado de emociones conflictivas. Y allí, en aquel cuarto, entre la sangre y el dolor, nació algo que ninguno de los dos osaba nombrar. Pero sabían:

No había más vuelta atrás.

Del lado de afuera de la mansión, soldados limpiaban los rastros de la guerra. El nombre Alexei Mikhailov ahora resonaba aún más fuerte en el submundo.

Él no era solo el heredero de la Mafia Rusa.

Era la muerte con un nombre y un corazón.

Y ese corazón, ahora, tenía dueño.

1
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play