Una dama multimillonaria odiada por muchos y amada por pocos, envidiada por su poder y dinero así como su belleza, debería vivir muy feliz en la vida ¿No?
Al contrario de lo esperado, Shue Leilei es perseguida por muchos enemigos, con tantos accidentes que solo la apuntaban, tuvo que considerar la orden de su padre.
-¡No quiero un guardaespaldas! o mejor lo pensaré ¡Quiero al más feo, sí ese!
Resulta que el guardaespaldas más feo, tenía los ojos más hermosos que jamás haya visto.
Con una maestra loca y algo psicópata, el pobre guardaespaldas se vio obligado a cumplir todos sus caprichos, pero él, un hombre de corazón oscuro y sentimientos muertos ¿Cómo logró conquistar a la loca Presiente?
¿Qué tiene de especial?
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¿Enojado? 2.
-Quiero disculparme por lo de hace rato, acepte sin pensar ni saber que había dicho Murong. Me gustaría aclarar que no eres un...
-No estoy enojado por eso.- La interrumpió Feng Lanxi con frialdad, no quería escuchar esas palabras, prefería pensar que su Maestra lo veía como algo desechable a que le dijese que era apreciado por ella, si él caía ante tales palabras y luego era abandonado, solo lograría sentirse desilusionado y decepcionado.
Ya había tenido suficiente sufrimiento a lo largo de los años, su corazón se había vuelto como un trozo de hielo que poco a poco goteaba, derritiéndose lenta y sigilosamente por culpa de esta mujer. Esas palabras que se afirmaron de forma voluntaria o involuntaria, detuvieron ese goteo de golpe e hizo que la parte que se derretía se escarchara una vez más.
Feng Lanxi bajo a Shue Leilei y salió de la ducha con una expresión fría -Lo siento, pero no me siento apto para complacerla sexualmente en estos momentos.- Dijo mientras envolvía una toalla alrededor de su cintura, tomó su ropa con la otra mano y abrió la puerta del baño.
Cuando estaba por dar un paso afuera, se detuvo -Por cierto, tomaré mis vacaciones de hoy en adelante, regresaré a mi trabajo dentro de cuatro días.- Y con esas palabras, salió, cerrando la puerta detrás de sí.
En la ducha, Shue Leilei quedó de pie con una expresión seria en su rostro, por alguna razón, se sintió algo rechazada. Sin embargo, podía ver que la mente de Feng Lanxi no parecía estar en ella en estos momentos.
Ella soltó un suspiro pesado y camino fuera de la ducha mientras se apoyaba de la pared, era la primera vez que Feng Lanxi era tan brusco con ella y su parte privada le dolía mucho más que de costumbre.
La chica se seco rápidamente y se vistió con cuidado antes de salir del baño, aun así, no pudo evitar preguntarse que tenía planeado hacer Feng Lanxi durante sus vacaciones. Ya llevaba casi un mes trabajando para ella y ambos habían estado extremadamente unidos en la última semana ¿Debería despedirse para que viese su sincero aprecio por él?
Mientras pensaba, escuchó un sonido extraño en la habitación, su mirada cayó involuntariamente sobre un ladrillo extraño de color negro que timbraba en la esquina de la mesita de noche al lado de la puerta del baño.
Sus ojos se entrecerraron con curiosidad ante el diseño de esa cosa tan ridícula y simple. A simple vista parecía un teléfono de esos antiguos ¿Feng Lanxi no tenía un móvil moderno? ¿Debería comprarle uno luego?
Ella lo pensó un poco y salió de la habitación, se acercó a la puerta al lado de la suya y la abrió sin molestarse en tocar, encontrando a Feng Lanxi vestido con ropa casual y preparando una pequeña maleta.
Al verlo, Shue Leilei supo que iba a viajar.
-¿Irás lejos?- Le preguntó con preocupación, acercándose a él y colocando el extraño móvil al borde de la cama.
Feng Lanxi tomó el teléfono de GPS militar y frunció el ceño al ver el código morse que aparecía en la pequeña pantalla. Él levantó su mochila y la colgó sobre su hombro antes de volver hacia su Maestra.
-Al norte, no hace falta que sepa donde voy exactamente. Traté de no salir de la villa mientras no estoy y aliméntese bien, si necesita salir a algún lugar, recuerde llevar a un guardaespaldas con usted.- Le dijo él con frialdad, llevando su mano al cabello de la mujer, lo frotó suavemente.
Shue Leilei no se atrevió a moverse, temerosa de que quitara demasiado rápido la mano.
-Está bien, me quedaré en la villa mientras tú no estés. Ya que te tengo a ti, no necesito otro guardaespaldas.- Le dijo con calidez, mirándolo con los ojos brillantes de felicidad.
Al verla tan animada, Feng Lanxi relajó su expresión fría y una sonrisa ligera apareció en sus labios -Bien.- Fue lo único que dijo antes de salir de su habitación, llevando el raro ladrillo con él y su mochila negra.
Shue Leilei se quedó sentada al borde de la cama por unos minutos antes de ponerse de pie y caminar hacia el balcón de la habitación, sus ojos cayeron sobre el automóvil personal de Feng Lanxi.
Pronto vio al hombre salir de la villa y caminar hacia el automóvil con paso firme y dominante. Él subió al automóvil y condujo hacia la distancia, alejándose cada vez más de la villa.
Ante aquella imagen, Shue Leilei no pudo evitar sentirse triste y un raro sentimiento la envolvió, por un momento se sintió como un perrito que había sido abandonado.
-Me he vuelto muy dependiente de él.- Murmuró para sí misma con una sonrisa burlona -Vuelve bien, Lanxi.- Susurró para sí misma.
En el automóvil que se alejaba, Feng Lanxi vio a través del retrovisor la villa que se hacía cada vez más pequeña, en el balcón de su habitación, la figura de Shue Leilei se hacía más pequeña, hasta el punto en el que se volvió un pequeño punto negro en la diminuta villa.
- Volveré cuánto antes...- Murmuró Feng Lanxi antes de acelerar el coche, perdiendo completamente de vista la villa.
Él condujo sin pensar hacia el norte mientras seguía la guía del GPS en el móvil militar.
En la Villa, Shue Leilei pensó seriamente en lo que le dijo a su guardaespaldas y se dirigió a su estudio para llamar a su Secretaria personal, Liu Ping, pidiéndole todos los documentos que pudiese llevar consigo y traerlos a la villa.
La Secretaria, ni lenta ni perezosa, inmediatamente hizo lo ordenado y en cuestión de una hora, llevo cuatro pilas de documentos y archivos a su Presidenta.
El escritorio de Shue Leilei se vio cubierto por cientos de documentos, los cuales, se encargarían de distraerla mientras su querido guardaespaldas no estaba presente en la villa.
-Libera mi agenda, no iré a ningún lugar en los próximos cuatro días.- Le dijo Shue Leilei a Liu Ping con tranquilidad.
¿La Presidente no irá a la Compañía? Liu Ping casi s ahoga con su propia saliva.