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YOUNG SURVIVOR

YOUNG SURVIVOR

Status: Terminada
Genre:Fantasía épica / Apocalipsis / Poderosas criaturas sobrenaturales / Completas
Popularitas:700
Nilai: 5
nombre de autor: Candela Leppes

En 1957, en Buenos Aires, una explosión en una fábrica liberó una sustancia que contaminó el aire.
Aquello no solo envenenó la ciudad, sino que comenzó a transformar a los seres humanos en monstruos.
Los que sobrevivieron descubrieron un patrón: primero venía la fiebre, luego la falta de aire, los delirios, el dolor interno inexplicable, y después un estado helado, como si el cuerpo hubiera muerto. El último paso era el más cruel: un dolor físico insoportable al terminar de convertirse en aquello que ya no era humano.

NovelToon tiene autorización de Candela Leppes para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 11: Dos años después

Dos años habían pasado desde aquel día en que Tania perdió a su abuela Karen. Desde entonces, el mundo había cambiado por completo, y el asentamiento que habían construido junto a los sobrevivientes se había convertido en un lugar relativamente seguro. Barricadas reforzadas, torres de vigilancia, sistemas de alarma improvisados y patrullas constantes aseguraban cierta protección, aunque todos sabían que la amenaza podía aparecer en cualquier momento.

Tania, ahora con 20 años, era la líder indiscutible del asentamiento. Su experiencia y determinación la habían transformado: ya no era solo una joven sobreviviente, sino una estratega capaz de coordinar a un grupo diverso, desde niños hasta adultos con distintas habilidades. Cada decisión era analizada, cada acción calculada para minimizar riesgos y maximizar recursos. Leo había desaparecido después de su traición, y su recuerdo servía como advertencia constante sobre la fragilidad de la confianza.

Esa mañana, mientras revisaba los cultivos y los sistemas de agua, Tania observó cómo los miembros del asentamiento realizaban sus tareas: unos reparaban las barricadas, otros entrenaban a los jóvenes en técnicas de supervivencia y algunos más se encargaban de explorar los alrededores en busca de suministros. La rutina era estricta, pero necesaria; cualquier descuido podía costar vidas.

De repente, un hombre mayor, de rostro curtido y cabello canoso, apareció acompañado de una niña pequeña. La niña, Carmen, sostenía la mano de su hermano mayor con firmeza, pero sus ojos reflejaban miedo y desconfianza.

—Soy Juan —dijo el hombre—, y ella es mi hermana, Carmen. Buscamos un lugar seguro… no tenemos a nadie más.

Tania bajó el arma lentamente, recordando lo difícil que era confiar después de tantas traiciones. Sin embargo, algo en la manera en que Juan y Carmen se presentaban le transmitió honestidad y necesidad.

—Pueden quedarse aquí, pero primero deben entender nuestras reglas —dijo Tania, tomando la iniciativa—. Aquí no hay lugar para imprudencia.

Leo ya no estaba, pero su ausencia enseñó al asentamiento a valorar la vigilancia y la precaución. Juan y Carmen comenzaron a integrarse lentamente, ayudando en tareas sencillas y observando cómo Tania y los demás organizaban el día a día. La niña, aunque tímida, mostraba curiosidad y valentía, y Tania veía en ella un reflejo de la juventud que debía proteger y enseñar.

Por las tardes, Tania supervisaba los entrenamientos de los nuevos miembros, enseñando desde el manejo básico de armas hasta estrategias de movimiento sigiloso y observación de monstruos. Cada misión de patrulla era un recordatorio de la realidad: el mundo seguía siendo peligroso, y la preparación constante era vital.

Mientras el sol se ocultaba detrás de los árboles, Tania se sentó en una colina cercana, mirando el asentamiento. La tristeza por la pérdida de Karen aún estaba presente, pero también la fuerza que le había dejado: coraje, estrategia y la convicción de que la vida, aunque difícil, podía ser protegida y reconstruida.

—Lo lograremos, abuela —susurró Tania—. Mientras haya esperanza, mientras haya vida, seguiremos adelante.

En ese momento, comprendió que su papel no era solo sobrevivir, sino guiar, enseñar y proteger. Cada decisión, cada estrategia, cada entrenamiento estaba destinado a mantener vivos a quienes dependían de ella. El asentamiento era más que un refugio: era un símbolo de resistencia, de lucha y de la capacidad humana de reconstruirse, incluso cuando todo parecía perdido.

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Habibah Habibah
Tu forma de describir los personajes y escenarios es tan vívida que me sentí como si estuviera dentro de la historia. 😍
Daisuke Jigen
Mas capitulos escritora!
Taro
que chevere!
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