LA MESERA DEL BAR.

Dos meses habían pasado desde aquel incidente entre Camila y Ariel. Todo estaba en aparente calma y Soledad poco a poco trataba de olvidar lo sucedido.

Soledad estaba jugando con los niños en el orfanato.

Al ver que ya era tarde decidió regresar, a la empresa, no quería cargarle todo el trabajo a David.

- Pequeños me tengo que ir, pero volveré en cuanto me sea posible.

-¡No te vayas aún!

Le decían los niños que estaban, encantados jugando con ella.

- Saben, que me es imposible quedarme más tiempo, pero no sé pongan tristes le prometo que volveré pronto y esta vez traeré a Ariel conmigo.

Está bien gritaron los niños alegremente, acercándose a Soledad para despedirse.

Carlitos fue el último en despedirse, él estaba muy apegados a Soledad.

Soledad le dio un beso en la mejilla y agarrándole la cabeza le alboroto un poco el pelo.

Soledad se dirigió, con la madre Ángela que estaba a unos metros de allí viendo como todos se despedían de Soledad.

- Madre es hora de que me marche, le dio un abrazo y un beso en la mejilla.

- Entiendo Sol, ve con cuidado y no te olvides de nosotros.

- Nunca haría eso, la tomó de las manos mientras le dijo.

- Mi amor hacia usted es muy grande,

Soledad salió, iba nostálgica al tener que despedirse mientras caminaba ala calle trato de recomponerse conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir.

Ella cruzó la calle sin darse cuenta de que un auto rojo, despego a toda velocidad, por un momento se paralizó sin poder reaccionar fue tan rápido que no le dio tiempo de nada.

Todo paso en un momento, ella miró el auto y a al mismo tiempo se escuchó un grito de un niño.

-¡Sooooooool!.

Ella quiso voltear a ver, pero le fue imposible,

Cuando reaccionó ella se encontraba en el piso sobre la banqueta con unos leves golpes, y sobre la carretera Carlitos inconsciente, mientras el auto rojo se alejaba a muy alta velocidad.

Soledad se levantó y corrió hacia donde estaba el niño.

- llamen una ambulancia rápido, por un momento cruzó en su mente la idea de tomar a Carlitos y subirlo a su auto para llevarlo al hospital, pero desistió al ser contraproducente no quería dañarlo más,

La madre Ángela que vio pasar todo como una escena de terror corrió rápidamente a ver como estaban.

Las sirenas se escuchaban cada vez más cerca, los paramédicos rápidamente los auxiliaron subiendo al niño en una camilla mientras otros preguntaban a Soledad por su salud.

En el hospital Ariel trataba de calmar a Soledad mientras David se hacía cargo de que atendieran a Carlitos de la mejor manera posible.

Inclusive estando en el mejor hospital de la ciudad David tenía preparado el helipuerto, por si era necesario su traslado a otro hospital, con mejor tecnología.

Los minutos pasaban lentos y Soledad cada vez estaba más impaciente, temía por la vida de Carlitos.

- Tranquila, Carlitos va a estar bien, es un niño fuerte y muy sano.

Le dijo Ariel a Soledad para tratar de calmarla, mientras acariciaba su sedoso cabello.

- Ya ha pasado mucho tiempo y nadie ha salido a decirnos nada.

- Lo sé, pero ten en cuenta que están haciendo lo mejor para el niño y los procedimientos quirúrgicos son tardados.

David se acercó con rostro sombrío, Soledad rápidamente se abalanzó para preguntar si savia algo de la salud de Carlitos.

— ¿David como esta Carlitos?.

El cambio su semblante por uno más amable.

— No lo sé, Sol hasta a hora sé lo mismo que tú.

David se dirigió a Ariel.

- Ariel podemos hablar, a solas.

Ambos se alejaron un poco.

- ¿David ya sabes algo sobre quien causo el accidente?. pregunto impaciente Ariel.

- El auto se encontró abandonado unas cuantas calles adelante, el auto era rentado y estaba a nombre de una mujer llamada Delia Campos.

El rostro de Ariel se tornó sombrío.

- Esto es muy sospechoso, Soledad no tiene enemigos más que su padre y Camila, bien pudo ser ella, y por eso rento el auto, para hacerle daño a Sol.

- Si lo mismo había pensado, pero creo que es mejor no decir nada hasta estar completamente seguros.

- Entiendo, solo espero que pronto encontremos al responsable, dijo apretando la mandíbula.

David quiero que contrates guarda espaldas para Soledad.

Ariel se acercó a Soledad y la tomó de la mano para hacerla qué se sentará.

Mientras tanto la madre Ángela y la otra monja qué la acompaña están a un lado orando para que todo salga bien y Carlitos reaccione favorablemente.

David hizo unas llamadas y después de rato, entro con un hombre alto de tés moreno y cabello obscuro, vestido con traje negro y gafas de sol.

- Ariel, te presento a Dorían de ahora en adelante él será él qué se encargue de la seguridad de Soledad.

- Perfecto, Dorían, asegúrate de cuidar bien de Sol, de llegar a pasarle algo tú serás el responsable.

- Entiendo señor, no sé preocupé yo me encargaré. - Señora de ahora en adelante me encargaré de su seguridad espero se sienta comoda y no la moleste.

- Es un gusto Dorían, le digo mientras le sonrió y estiró la mano para saludarlo.

Y de reojo veo como Ariel frunce el ceño, al parecer no le agrada que yo sea amable con ningún otro hombre que no sea él, vuelvo a sonreír como puede ser tan infantil si supiera que yo solo tengo ojos para él y que mi corazón late por él.

En ese momento sale una joven doctora, y dice.

- hay algún familiar del niño Carlitos.

Yo rápidamente me acercó al igual que todos.

- Yo soy familiar, le digo impaciente por saber como se encuentra Carlitos.

Ella sonríe cálidamente, y se presenta.

- Yo soy la doctora Lía Garza, en cargada del paciente Carlitos, él está estable de salud, es un niño muy fuerte, las cirugías alas qué fue sometido han sido todo un éxito, ahora solo necesita reposo y esperará a que poco a poco sane sus fracturas.

Por ahora tendrá que permanecer aquí, conforme pasen los días se evaluará para ver cuando se le puede dar de alta.

- Al escuchar ala doctora siento como mi cuerpo se relaja, tenía tanto miedo de que algo malo le pudiera pasar, por mi culpa porque si yo no hubiera ido tan distraída esto no hubiera pasado.

- Gracias doctora, por favor cuide del niño. Le digo muy agradecida.

- No se preocupe, cuidaremos bien de él este es uno de los mejores hospitales del país.

Tengo que volver a mi trabajo, cualquier cosa que necesiten no duden en buscarme, recuerden mi nombre es Lía.

Me despido y mi vista se detiene en un hombre que está con ellos, es alto, ojos cafés pelo castaño y una figura esbelta pero bien cuidada.

Que hombre tan más guapo, - ya Lía concéntrate en el trabajo, ese hombre tal vez este comprometido, me digo a mi misma tratando de salir de mi ensueño.

- Sol deberías irte a descansar, yo y la hermana nos quedaremos con Carlitos, tú también deberías descasar y curarte ese golpe.

Me dice la madre Ángela, para que yo me retire a descansar.

- La madre tiene razón, Sol por ahora es mejor que nos retiremos para que descanses ya habrá tiempo de que vengas a estar con Carlitos.

Todos me bombardearon, persuadiéndome para que me retirara a descansar.

- Está bien, suspiró en señal de rendición, ahora que sé que Carlitos está mejor, me voy a descansar, aunque tome analgésicos me duele un poco el pie.

David se acerca y me dice.

- ve tranquila Sol, yo estaré al pendiente de que todo esté bien.

Me acerco y le doy un abrazo y le agradezco, y siento como Ariel se acerca tomándome del hombro, me atrae asía él.

- Es mejor retirarnos ahora, que me pasa no soporto ver que otro hombre se acerque a Sol, ella es mi mujer. Y esta niña parece que disfruta ponerme celoso.

Niña, para mí no hay ni un beso o por lo menos un abrazo, le digo de camino a casa, mientras la atraigo asía ami recostándola en mi regazo.

Ella acaricia mi rostro, sonriendo pícaramente, y me dice.

- Ja, Ariel apenas puedo creer que estés celos.

- No, estoy celoso, solo que tú eres mía y no soporto ver que les sonrías a otro hombre, o seas tan cariñosa.

- Cariño, ¡cómo! Puedes sentir celos de David, él para mí es como un hermano.

— Pero él a ti talvez no te vea de la misma forma. (muchas veces me ha insinuado lo mucho que le interesas, pienso).

- yo te amó Ariel, tú eres el único hombre de mi vida, siempre te voy a amar.

- Yo también te amo, sabes me asusté mucho al enterarme del accidente, debes tener mucho cuidado, porque no creo que fuera un accidente, creo esto fue planeado.

- Seré más cuidadosa, y ahora que lo dices el auto qué me embistió me pareció ya haberlo visto un par de veces más, a la salida del orfanato, solo que no le había prestado atención.

Pero no sé quién quisiera hacerme daño, ¡oh no!, Camila, ella me odia y bien pudiera haber sido ella.

- David y yo pensamos lo mismo, así que te pido que te cuides mucho, y de ahora en adelante no salgas a ningún lado sin Dorían él es un agente de los mejores y bien entrenado él cuidara de ti.

- Aunque me parece un poco exagerado, él tener guarda espalda, Entiendo qué es por mi bien.

Soledad se acercó a Ariel, y aferrándose a él lo abrazo y hundió la cara en su cuello, dándole un ligero y tierno beso, liberando la tensión entre los dos

Ariel sintió una corriente eléctrica recorres su cuerpo, logrando subir su temperatura y despertar su virilidad.

- No juegues pequeña, por que no podrás detenerme.

Ariel puso una mano tras la cabeza de Soledad y beso su boca, le mordió levemente el labio obligando a abrir la boca para que él pudiera explorar cada rincón con su lengua, ambos sentían como sus cuerpos ardían en deseo.

El chófer carraspeó la garganta para avisarnos que ya habíamos llegado ala villa.

Soledad se ruborizó, por un momento había olvidado que él estaba allí, por otro lado, Ariel ni se inmutó.

Ambos salieron del auto y se dirigieron ala recámara.

Ariel moría por seguir, lo que habían empezado, sin embargo, Soledad con la voz entre cortada lo paro.

- Amor, espera necesito darme un baño.

- Huum.

Ariel se molestó, pero se apartó para que Soledad se bañara.

- Rayos esta mujer, me vuelve loco primero enciende el motor y luego me deja para irse a bañar.

Ariel ordenó que prepararán la cena, y enseguida fue tras Soledad, pues aunque trato de esperar su deseo fue mayor.

Soledad estaba bajo la regadera, tratando de despejar su mente, escuchó un leve ruido y se giró, topándose de frente con Ariel qué estaba completamente desnudo frente a ella.

Sin darle tiempo, Ariel la tomó entre sus brazos y poso sus labios en los de ella, sellándolos en un beso ardiente de pasión, entre besos y caricias ambos se entregaron fundiendo sus cuerpos en uno solo el agua resbalaba en sus cuerpos combinándose con los fluidos de sus cuerpos.

No fue hasta que los dos estaban satisfechos qué, procedieron a bañarse.