Vine Solo Por Ti

Duque: (Evidentemente molesto) ¿Qué fue eso?

Diana: (Entre asombrada y reflexiva) No tengo la menor idea. Si te refieres al baile… lo último que recuerdo es que el Emperador me sostuvo en sus fuertes brazos… (recuerda ilusionada) peeero… después de eso… nada… no tengo la menor idea de cómo llegamos aquí.

Duque: (Molesto y preocupado) A eso me refiero pequeña, mientras bailaban parecían estar en otra dimensión, inclusive acabó la música y ustedes seguían bailando… te dije que debíamos tener cuidado, el Emperador podría interesarse en ti como concubina…

Diana: (Indignada y molesta como si alguien la hubiera sacado de un sueño) ¡Ah, no…! Nada de concubina… ni que estuviera de oferta. (Mirando hacia su padre) Debo admitir que ese tipo es justo como me lo recomendó el doctor… es más que hermoso, se parece mucho a ti, tan varonil, con ese lavadero, así si lavo… además... él ofrece una gran ventaja…

Duque: (Sonrojado y muy preocupado) ¿Cuál ventaja?

Diana: Él no está relacionado consanguíneamente con este cuerpo, así que… hay carta abierta para gozar.

Duque: (Molesto) ¡Nada de gozar! ¡Antes te encierro en tu habitación hasta que se vaya de regreso a su casa ese Emperador! ¡Recuerda que ese es el cuerpo de mi hija y no voy a permitir que lo mancillen!

Diana: Ya, ya, ya, no exageres. Lo dices como si realmente estuviera interesado en mí, sólo fue un baile. Ni que nos hubiéramos besado… ahhh, eso sí que habría sido épico.

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Al día siguiente, el Príncipe estuvo rondando el edificio donde Diana toma clases para encontrarse con ella y pedirle una explicación, pues su comportamiento con el Emperador dejó mucho que desear.

William: Diana, ¿tienes un minuto? No tardaré mucho.

Susana: Will, aquí estas, ah, señorita Donnelly, no la había visto.

Cuando iba a responder, Susana cayó al suelo fingiendo que había sido tirada por Diana. Lamentablemente para ella, el Príncipe vio claramente todo, inclusive Diana tenía las manos en la parte de atrás, no había la mínima posibilidad de que le hubiera hecho daño a Susana… pero no podía entender ¿por qué fingió?

Susana: (Gritando y llorando para llamar la atención) Señorita Donnelly, yo solo quería saludarla, no esperaba que me tenga tanto coraje sólo porque Will me prefiere a mí.

Diana: Alteza, su minuto se acabó.

La chica simplemente se dio media vuelta y se retiró con Emily y el guardaespaldas. Si se quedaba a alegar que ella no hizo nada, sería darle oportunidad a Susana para hacer más drama y espectáculo y no quería darle importancia a esa mujer.

William no supo cómo reaccionar, no podía dejar a Susana en el piso, y ya se había reunido un grupo de personas a su alrededor por el llanto de la chica, pero tampoco quería dejar ir a Diana sin pedirle una explicación de lo que pasó con el Emperador, se sentía atrapado y muy confundido.

Días después llegó el festival escolar y William vio en este evento una nueva oportunidad para hablar con Diana y aclarar las cosas. Pero la alegría le duró poco, pues se enteró de que al evento acudirían los padres y, por lo tanto, estarían ahí los reyes y el metiche del Emperador que aún sigue en Ares, no sabe ni por qué ¿acaso no tiene un imperio qué gobernar?

Así que necesita hablar lo antes posible con la pequeña duquesa sobre todo, porque ha decidido pedirle ayuda para que interfiera con la Reina y que ésta le dé una oportunidad al amor de su vida de demostrar que puede ser una excelente gobernante.

William: Diana, ¿estas muy ocupada? Necesito hablar contigo antes de que inicie todo, solo un minuto.

Le dice mientras mira curioso los postres que tiene en su stand la chica, pues parecen panecillos oscuros y hay un olor que llama mucho su atención; esta vez no quiere perderse la oportunidad de probarlos.

Diana: (Fastidiada) Si quieres uno sólo tómalo, estaré preparando nuevos hasta que se me acaben los materiales, mira, es pastel de chocolate y para acompañarlo debes tomar esto.

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