En un mundo de lujos y secretos, Jehan y Mia se encuentran en un torbellino de venganza y pasión. Después de que Jehan mata al padre de Mia, creyendo que era el responsable de la muerte de su propio padre, decide buscar a Mia para vengarse. Sin embargo, al conocerla, se enamora de ella y cambia sus planes.
Mia, ignorante de la verdad sobre la muerte de su padre, se siente atraída por Jehan, pero pronto descubre su terrible secreto. A medida que su relación se profundiza, deben enfrentar los fantasmas del pasado y la venganza que los rodea. Rubí, la media hermana de Mia, busca sabotear su relación, mientras Jehan lucha con su conciencia y el deseo que siente por Mia.
"Esclavos del deseo" es una novela de romance y suspenso que te sumergirá en un mundo de pasión, venganza y secretos. Sigue a Jehan y Mia en su viaje desde el odio al amor, mientras enfrentan los fantasmas del pasado y la venganza que los rodea. Descubre cómo el destino puede cambiar el curso de sus vidas .
NovelToon tiene autorización de Jhoenny para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 22.
Jehan.
Siento que, en vez de quitarme un problema de encima, me estoy echando otro al hombro. Está mujer me volverá loco y apenas lleva unas horas aquí. Voy camino al departamento. Rubí se tiene que ir; ya no me la voy a aguantar. Ya tengo una loca, ¿para que quiero otra?.
— Hasta que te dignas en llegar — escucho a Rubí desde la puerta de la habitación. — Porque le has dicho a tus soldados que se fueran y no me sirvieran mas. Soy tu esposa.
— No lo eres, Rubí. Y les ordene que se muevan a mi mansión. Allá me van a atender a mi y a mi novia — digo, traje a Mía para molestar a Rubí y también para molestarla a ella misma.
— ¿Como que mansión? Soy tu espos. Yo soy la que tiene que estar en esa mansión, y no una de tus putas — dice molesta.
— !No es una puta! — le gritó
— !Y tu tampoco eres mi esposa! Te lo voy a dejar claro: tienes dos horas para que te vayas con tu madre, o yo mismo te llevare a punta de patadas.
— Me voy, pero a donde tienes esa puta viviendo como Reyna, mientras yo estoy aquí en este cuchitril y sin empleados que me atiendan — dice molesta y me toma por el saco — !Entiende que no te daré el divorcio nunca! — añade y me echo a reír y me suelto de su agarré.
— No hace falta que me lo des Rubí — digo riendo aún — El supuesto matrimonio nunca existió. Todo es falso. Así que no tienes que firmar nada. Nunca has sido mi esposa ni lo serás.
— !¿Que?! — dice ella sin creerlo — No, eso no es verdad. Yo firme el acta de matrimonio. Tu y yo estamos casados hasta la muerte.
— No, Rubí. Recuerda que mi madre organizo todo para la ceremonia. Pues ella hizo que todo fuera falso, y mira que lo hizo muy bien, porque hasta yo me lo creí — digo riendo, y caminado a la salida — Así que ya sabes, dos horas Rubí solo dos, si no vendré yo a sacarte a las patadas.
Salgo del departamento y tomo camino a casa de mi madre a contarle lo que hice. Se que se molestara y me dirá que porque tomo a una chica y como soy capaz de hacerla pasar por mi novia. Pero la convencere, ya que también la estoy ayudando. En una semana, tiene que presentarse en el bufé más prestigioso del país y tiene que poner todo de su parte para que le vaya bien. Claro está que eso no le va a servir de nada, ya que la haré sufrir tanto que no trabajara. No tendrá ganas de nada más que de pegarse un tiro.
— Hijo, que alegría verte. Que guapo estás después de tu divorcio — dice mi madre con ironía.
— Hermanito, que gusto verte — me dice Sofía, lanzándose a mi brazos.
— Yo también me alegro de verte, Sofía. Te tengo una sorpresa te alegrara, pero mamá se enojara y me tienes que ayudar a que la convenza — le digo, hablando solo para los dos.
— Hijo, pasa, siéntate y cuéntame cómo te fue con la loca de Rubí — me dice mi madre, y se sienta en la mesa que está en el jardín.
— No se la cree, pero le dije que si no se va, la sacare a patadas. Y creo que debe de estar recogiendo sus cosas — digo, tomando asiento.
— !Que alegría que te libraste de esa arpía! — me dice Sofía, y toma asiento a mi lado.
— Pero ahora lo que importa es otra cosa — digo serio.
— ¿Que pasa? — dice mi madre, igual de seria que yo
— Traje a su hermana a vivir conmigo — digo sin más.
— !Que! — dicen las dos mujeres que tengo a mi lado.
— Que hiciste que,Jehan Gabriel — añade mi madre.
— Hermano... — dice Sofía, a modo de que con eso no cree que me pueda ayudar.
— No somos pareja. Solo se hará pasar por mi novia públicamente. Haré que Rubí se moleste para que me pague las que me hizo. Y también porque necesito a una para la imagen de la empresa —digo dejando claro que no me gusta ni me gustara — Además, no lo está haciendo gratis. La voy a ayudar a terminar su estudios y también a que recupere los bienes de su familia.
— Eso es bueno, hermano. Yo te apoyo, Rubí siempre ha odiado a Mía. Se morirá cuando vea que es tu novia — dice feliz — Es más. ¿dónde está? La quiero ver. Hace mucho que no la veo. Debe estar mal con todo lo de su padre.
— Ya está mejor, y está en la mansión. Rubí no se ha querido ir, así que me tocó llevarla allá — digo, para que no mal piensen. Pues la mansión del Lobo no es cualquier mujer que la pisa y viví en ella. Mía es la primera en quedarse a vivir en la mansión.
— No se, creo que es mala idea. Rubí es mala, y no conozco a la tal Mía, pero me da miedo que cuando Rubí se entere, esta se vuelva loca y atente contra la vida de Mía — dice mi madre, y tiene un poco de razón, pero no dejaré que nadie le ponga un dedo encima. El único que decide quién le pega un tiro soy yo.
— Madre, para que conozcas a Mía, vayamos a cenar en el Paragon el viernes. Así conoces a Mía — le digo, y ella acepta — Bueno, me tengo que ir. Ella debe de estar esperando — añado levantandome.
— Te acompaño. La quiero ver — dice Sofía — Iré en mi auto. Así que puedes ir andando.
Camino a mi casa, me llega un mensaje de Alan diciendo que Mía me está esperando y que me quiere ver ya. Pero ¿quién se cree que es? ¿Y por qué no me escribe desde su celular? Sin duda me volveré loco con ella.
Llegó a la mansión y ella está en el jardín, observando todo el lugar. Más atrás llega Sofía, quien sale corriendo y gritando que la extraño. Me acerco a donde ellas están y me siento a su lado a ver qué dira.
— Es una charla de chicas, así que te puedes retirar — dice Mía, mirándome a los ojos con ese azul tan hermoso.
— ¿Si te das cuenta de que está es mi casa? — le digo sonriendo.
— Que bien te ves sonriendo — me dice, cambiado el tema.
— Además, me trajiste aquí. Por lo tanto será mi casa hasta que me vaya — añade.
— Sinceramente, si parecen novios es más, parecen esposos — dice Sofía, y reacciono. Me levanto y me voy.