Amor Infinito

Mientras tanto, a kilómetros de allí, en un rincón apartado del reino, Elias, general del ejército y príncipe en secreto, cabalgaba acompañado por un grupo de soldados. Su misión era importante: informar a las aldeas sobre el inminente reclutamiento y la recaudación de impuestos necesarios para financiar la guerra que se avecinaba. La responsabilidad pesaba sobre sus hombros, pero su corazón permanecía sereno, fortalecido por su fe.

Elias siempre había sido un hombre de principios sólidos. Desde pequeño, había aprendido el valor del sacrificio y la justicia, lecciones que su madre, la reina, le había inculcado durante sus tardes juntos en el riachuelo. Aquel lugar era especial para él, un santuario donde los recuerdos de su infancia aún fluían con la corriente.

El Encuentro con la Bella Desconocida

Aquella mañana, el destino lo llevó a una hacienda cercana al riachuelo. A lo lejos, la vio. Una joven de cabellos dorados, sentada bajo el sol, con una manta cubriendo sus piernas. Sus ojos color miel brillaban con una dulzura que Elias no pudo ignorar. Ella le sonrió al verlo acercarse, y él, acostumbrado a liderar batallones y enfrentar peligros, se encontró incapaz de articular palabra.

—Buenos días, señor. ¿A qué se debe esta honorable visita? —preguntó la joven con una voz que parecía música.

Elias apenas pudo responder antes de que la madre de la joven apareciera. La señora, con ojos cansados pero llenos de dignidad, explicó que en su hogar no había hombres jóvenes aptos para el ejército. Su esposo era anciano, y su pequeño nieto, apenas un niño de dos años. La sequía había golpeado duramente sus tierras, y todos sus recursos se destinaban al tratamiento de la joven, que había perdido la movilidad en sus piernas tras un accidente en su infancia.

Elias sintió un nudo en el pecho. Miró a la madre, luego a la joven, y finalmente al niño que jugaba cerca, ajeno a las preocupaciones de los adultos. Conmovido, prometió interceder para que se les perdonaran los impuestos durante un tiempo. Más aún, aseguró que ayudaría a la joven a recibir el mejor tratamiento médico.

La Trágica Historia de la Joven

Con el tiempo, las visitas de Elias a la hacienda se hicieron más frecuentes. En cada visita, traía provisiones y pequeños obsequios para la familia. Fue así como poco a poco conoció la trágica historia de la joven. Cuando era apenas una niña, había caído por un acantilado mientras jugaba cerca del riachuelo. Desde entonces, sus piernas quedaron inmóviles.

Años después, un hombre herido apareció en su puerta pidiendo ayuda. La familia, confiada, le dio refugio. Pero una noche, aquel hombre demostró ser un monstruo: irrumpió en la habitación de la niña y abusó de ella. De aquel acto nació un niño, inocente y lleno de vida, que la joven amaba con todo su corazón.

Un Juramento de Amor y Justicia

Elias quedó profundamente conmovido por la fuerza de la joven. Admiraba su valentía para seguir adelante y su amor incondicional por su hijo. Desde ese momento, Elias juró que encontraría al hombre que había destrozado la vida de esa familia y lo llevaría ante la justicia.

Mientras tanto, los mejores médicos del reino comenzaron un tratamiento intensivo. Elias se aseguraba de estar presente en cada sesión, brindando apoyo y ánimo. Día tras día, la joven progresaba, y con cada pequeño logro, los lazos entre ellos se fortalecían. Pronto, esos lazos se convirtieron en amor.

La Revelación y el Escándalo

Los rumores de la relación entre Elias y la joven comenzaron a extenderse por el reino. Muchos murmuraban sobre el príncipe y la mujer que, aunque hermosa, cargaba con un pasado doloroso. La verdad finalmente salió a la luz durante una celebración en el pueblo. Era un día especial: la joven, por primera vez en años, logró caminar con sus propias piernas.

La emoción llenó el aire cuando Elias, en medio del baile, reveló su identidad como príncipe. Los murmullos cesaron, dando paso a un tenso silencio. Los reyes, aún conmocionados por la huida de Helena y Jamal, se enfrentaron a un nuevo desafío. Sin embargo, al ver la determinación de Elias y la nobleza de la joven, decidieron aceptarla en la familia real.

Una Nueva Esperanza

Poco después, Elias y su amada se casaron en una ceremonia sencilla pero profundamente emotiva. La felicidad regresó al palacio, que se llenó de risas y flores. La joven, cuyo nombre era Sofia, trajo consigo un rayo de esperanza. Pronto, la noticia de que esperaba un hijo llenó de alegría a todos.

Cuando Helena y Jamal regresaron, encontraron un palacio transformado. Dos familias, unidas por el amor y los desafíos, se preparaban para un futuro lleno de esperanza y nuevos sueños.