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Me Divorcié Del Protagonista Masculino

Me Divorcié Del Protagonista Masculino

Status: En proceso
Genre:Romance / Venganza / Época / Ascenso de clase social / Mundo mágico / Divorcio
Popularitas:13.2k
Nilai: 5
nombre de autor: AMZ

¿ Que ya no me amas?... esa es la manera en que justificas tú cobarde deslealtad... Lavender no podía creerlo, su esposo, su amado esposo le había traicionado de la peor forma. Ahora no solo quedaba divorciarse, sino también vengarse.

NovelToon tiene autorización de AMZ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 3

Algunos días habían pasado desde aquella reunión. Maxon aún no regresaba y Violett tampoco se había comunicado con Lavender. La frustración se acumulaba en su pecho, y después de mucho tiempo sin hacerlo, decidió tomar su espada y dirigirse al campo de entrenamiento del Ducado. Necesitaba liberar todo el estrés que la agobiaba.

Rafael, el capitán de la guardia del Ducado, fue su rival en un pequeño combate. Mientras los sonidos del acero resonaban en el aire, Lavender rompió la guardia de Rafael con un movimiento preciso. Este, sorprendido y sin poder ocultar su admiración, la observó con asombro.

—Sus habilidades no están oxidadas como creí —dijo Rafael, mientras intentaba recuperar el aliento.

Lavender, sonriendo divertida, apuntó su espada hacia él, observándolo desde arriba.

—¿Oxidadas? —rió suavemente—. ¿De qué estás hablando, Rafael? Apenas tengo veintidós años.

Rafael, aún en el suelo, se dejó llevar por la risa de la Duquesa y, aceptando su derrota, se levantó con su ayuda.

—No me refería a su edad, mi señora —replicó, sacudiendo el polvo de su uniforme—, sino a que hacía tiempo que no tomabas una espada.

Lavender asintió mientras enfundaba su arma.

—Tienes razón. No tomé una espada porque me gustará, sino por necesidad. Aunque, en ocasiones como esta, me sirve para liberar la mente.

Rafael la observó en silencio durante un instante, como si quisiera decir algo más. Luego, sin rodeos, expresó lo que le rondaba la mente.

—Realmente es alguien admirable, Duquesa. Tenemos mucha suerte de que sea nuestra señora.

Lavender lo miró, curiosa ante sus palabras inesperadas.

—¿Por qué dices eso, Rafael? —preguntó, con una leve inclinación de su cabeza.

—Solo quería que lo supiera —respondió él, con seriedad—. Es alguien muy apreciada por todo el personal del Ducado.

Una suave sonrisa se dibujó en los labios de Lavender.

—Gracias, Rafael —respondió con calidez.

Mientras se retiraba, él la observó alejarse, con una mezcla de culpa y tristeza en sus ojos. En un murmullo apenas audible, susurró para sí mismo.

—Pobre señora, no merece esto.

Sin embargo, sus palabras se las llevó el viento, y Lavender, con la frente en alto, se adentró de nuevo en su rutina.

Finalmente, después de días sin saber de Violett, Lavender recibió una carta de ella. Violett se disculpaba por no haber podido contactarla antes y le preguntaba si podían reunirse. Lavender, al leer la carta, sintió una mezcla de alivio y emoción. Sin embargo, percibió algo distinto en las palabras de su amiga, un cambio sutil en su forma de escribir. Pensó que quizás Violett estaba pasando por algo, pero decidió no presionarla. Confiaba en que, si algo iba mal, Violett lo compartiría a su debido tiempo, así que le respondió que estaría encantada de recibirla en el Ducado.

Al día siguiente, Violett llegó al Ducado. Una joven con un cabello de un suave color violeta, del mismo tono que sus ojos, descendió del carruaje con entusiasmo. Apenas vio a Lavender, corrió hacia ella y la abrazó con fuerza.

—¡Estoy tan feliz de verte! —exclamó Violett con una sonrisa luminosa.

Lavender correspondió al abrazo, contagiada por la emoción de su amiga.

—Yo también, Violett. Me alegra mucho que estés aquí.

Ambas se dirigieron al interior de la mansión, donde les esperaba una mesa con té y aperitivos. La relación de amistad entre Lavender y Violett era, sin lugar a dudas, envidiable. Parecían compartir una conexión única.

Ya sentadas, Lavender no pudo evitar expresar su preocupación.

—Me preocupé mucho por ti. No saber nada durante tanto tiempo me inquietó, incluso fui a tu residencia a buscarte —dijo, con una suave mirada inquisitiva.

Violett bajó la mirada con un atisbo de culpa.

—Lamento haberte preocupado, Lavender. Y lo siento aún más por haberte hecho lidiar con mi madre. Ya sabes cómo es ella... —respondió Violett con una ligera sombra de pesar en su voz.

Lavender negó con la cabeza.

—No tienes que disculparte por eso, en absoluto. Me alegra verte bien.

Un breve silencio se extendió entre ambas. Lavender esperaba que su amiga ofreciera alguna explicación sobre el motivo de su ausencia, pero Violett permaneció en silencio. Lavender pensó que quizás no era algo tan importante como para comentarlo, o por el contrario, que se trataba de algo delicado que necesitaba tiempo para ser compartido. Fuera lo que fuese, decidió no insistir. Confiaba en que Violett hablaría cuando se sintiera lista.

La tarde transcurrió entre risas y extensas conversaciones, las horas pasaron casi sin que lo notaran. Cuando el sol comenzó a ponerse, Lavender sacó una pequeña caja que había traído consigo.

—Quiero mostrarte algo —dijo, mientras abría la caja—. Es el broche que compré para Maxon.

Violett observó el broche con atención. Era una pieza fina y elegante, con una gema que reflejaba un tono similar al de los ojos del Duque.

—Es hermoso, ¿verdad? —comentó Lavender, sonriendo mientras sostenía el broche—. Es tan parecido al color de los ojos de Maxon...

Violett se quedó en silencio por un instante, como si sus pensamientos estuvieran en otro lugar. Luego, una repentina sonrisa se formó en su rostro mientras devolvía la pequeña caja a Lavender.

—Claro que sí, amiga. Muy parecido —dijo con entusiasmo—. Tienes un gusto impecable, estoy segura de que al Duque le encantará.

Lavender recibió el broche con una sonrisa apenas perceptible, aunque algo en el tono de Violett le resultó extraño. Sus palabras parecían forzadas y una rigidez que no era propia de ella. Cerró la caja con cuidado, intentando sacudirse la incómoda sensación. —Debo estar imaginando cosa—, pensó.

Mientras Lavender acompañaba a Violett hasta el carruaje, sintió que la calidez de la tarde comenzaba a desvanecerse. El viento acariciaba suavemente los jardines del Ducado, y el cielo teñido de un leve naranja hacía que todo pareciera en calma. Antes de despedirse, Lavender le comentó a su amiga:

—En un par de días debo ir al palacio real.¿Te gustaría acompañarme?

Los ojos de Violett se iluminaron y, con una sonrisa entusiasta, respondió:

—¡Por supuesto! Estaría encantada.

Entrar al palacio real no era algo que cualquiera pudiera hacer. Si no eras invitado por algún miembro de la realeza o trabajabas allí, era casi imposible acceder. Para Violett, la oportunidad de acompañar a Lavender era un privilegio único.

Antes de que Violett subiera al carruaje, Lavender la detuvo suavemente, sosteniéndola de la mano.

—Violett —dijo, con una expresión seria pero afectuosa—, si necesitas algo, lo que sea, no dudes en confiar en mí. Haré todo lo que esté en mis manos para ayudarte. Lo único que quiero es que seas feliz.

Ambas se miraron a los ojos, sus manos unidas en un gesto que reflejaba la profunda conexión entre ellas. El rostro de Violett, que había estado iluminado por su habitual sonrisa, cambió apenas. Ladeó la cabeza y su tono se volvió frío, aunque su boca seguía curvada en una sonrisa.

—¿Lo que sea? —repitió con suavidad.

Por un instante, un escalofrío recorrió la espalda de Lavender. No entendía el motivo, pero algo en la forma en que Violett pronunció esas palabras la inquietó. Sin embargo, no tuvo tiempo de reflexionar sobre ello. Violett se apresuró a subir al carruaje, agitando la mano con entusiasmo mientras exclamaba:

—¡Nos vemos en dos días!

Lavender apenas pudo levantar la mano para devolver el gesto, su sonrisa un poco más débil que antes. Observó cómo el carruaje de Violett se alejaba, perdiéndose entre los árboles del camino. A pesar de la sonrisa en su rostro, una ligera sensación de inquietud permanecía en su pecho.

1
Claudia Patricia Cruz Saa
Tenía que haber los felicitado por el embarazo, como golpe de gracia
Yani❤️
Aurora, haz que se sepa de su embarazo si/Sob/ que sea ahí en la ceremonia y que el hijo lo sea de el traidor ese /Grievance/
Magnolia Ruiz
Se lo merecen por ser tan Ratas 🤪😂
Topy71 🇦🇷
En tu cara Maxon 🤭🤣🤣🤗
Gabriela Alejandra Badia
1° paso en falso. la soberbia le pasará factura
Topy71 🇦🇷
Si bueno, pero que los delate adelante de todos los sinvergüenzas que son, también a los religiosos por dir así, corruptos y mentirosos
Ginebra
Tomala violett jajaja... Q más pasara..? Xfa autora más capítulos jejeje. Gracias. Hermosa historia. /Smile//Casual/
Laura Aguado
👏👏👏👏
Viviana Maldonado
esa mujer no veoq pasa o tiene unnuro enla vista?muchas coincidencias y cambios de humor de la amiga .un ciervo es poco a comparación de lavendrr
axvr~😝
me encanta 😊😍 me fascina esta muy buena tu historia más capítulos por favor 🙏/Drool//Drool//Drool/
Ginebra
Excelente
Ginebra
Pues no pienses tanto príncipe y a darle a los traicioneros con ganas... 🩰🩰🩰
Miurell Mendez
Excelente
Yani❤️
Maravilloso
Yani❤️
excelente historia, espero ver más capítulos pronto
Jadella🦋
Empieza por desenmascarar a esa partida de VIII rastreros
Sandra
excelente
Flor Rui3
espero que si hermana del príncipe lo ayude a acercarse a su linda dama
Jenifer 🤓💫
ojalá se arruine tanto que se arrepientan de todo lo que le hicieron 😤
Yani❤️
doble moral
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