La Venganza

Punto de vista de Dimitri

Estaba en mi oficina revisando algunos documentos del caso de Lucia, estaba distraído y no me di cuenta de que ella había entrado a mi oficina.

“Dimitri,” dijo Lucia con una voz suave, interrumpiendo mis pensamientos. La miré de reojo, sorprendiendo al darme cuenta de que había estado tan absorto en mis notas que no noté su llegada. Su presencia siempre tenía un efecto desconcertante en mí.

“Lo siento, no te vi entrar,” respondí, intentando ocultar mi sorpresa.

“Ya lo noté, estabas muy entretenido leyendo esos documentos”. Respondió con su peculiar sonrisa, la cual iluminaba el lugar.

“Son los documentos de tu caso, quería estar seguro de que no hubiera nada fuera de orden”. Mi voz sonaba sería cuando de este caso se trataba

“Hemos revisado una y otra vez esos archivos, y no hay nada fuera de lugar”, respondió con su mirada fija en mí. “Casi lo olvido, hay una persona buscándote, dice que viene de parte de tu papá”, estaba sorprendido porque acababa de decir Lucia, no podía creer que mi padre se atreviera a enviar a alguien a mi oficina, él sabía muy bien que no quería que me relacionaran con él y mucho menos con su mundo.

“¿Quien vino?”, pregunte curioso.

“Escuche que se llamaba Sergey”, al escuchar el nombre de la mano derecha de mi padre quedé mucho más sorprendido, algo urgente debía estar pasando como para que ese hombre estuviera aquí. También me preocupaba el hecho de que Lucia estuviera aquí, yo no quería que ella se enterará de esa parte de mi vida, al menos no ahora.

“Dimitri, ¿estás bien?” La voz de Lucia me sacó de mis pensamientos. Su expresión mostraba preocupación, y no pude evitar sentir que su cercanía iluminaba un rincón oscuro de mi mente.

“Sí, solo... estoy sorprendido. Con la visita de Sergey”, respondí, intentando mantener la calma. “Sabes que no me gusta que vengan sin anunciarse”.

Lucia dio un paso adelante, cruzando los brazos sobre su pecho. “¿Por qué nunca me has hablado de tu familia? ¿Te preocupa lo que pensará de ti?”

Su pregunta me hizo reflexionar. No era solo el miedo a lo que pudiera pensar, sino también el temor a que ella pudiera ver una parte de mí que aún no estaba lista para mostrar. “No es eso, Lucia. Simplemente... no me llevo bien con mi papá y no quiero que interfiriera en mi vida”.

“Pero soy parte de tu vida ahora”, dijo con firmeza. “Y si hay algo que te preocupa, deberías compartirlo conmigo”.

Sus palabras resonaron en mí. Había construido un muro alrededor de mis emociones y mis relaciones familiares, pero la conexión que empezaba a forjar con Lucia era tan fuerte que me tentaba a derribar esas barreras.

“Es complicado”, murmuré, sintiendo la presión del tiempo y la expectativa de Sergey acechando en el fondo de mi mente. “Mi padre tiene sus propios intereses y no siempre son los mejores”.

Lucia se acercó más, su mirada penetrante parecía intentar desentrañar mis pensamientos más oscuros. “A veces es mejor enfrentar lo que nos asusta en lugar de esconderlo detrás de puertas cerradas”.

“Quizás tienes razón”, admití, sintiendo cómo el peso de mis secretos empezaba a desvanecerse lentamente. “Pero necesito tiempo para procesarlo todo”.

“Te daré el tiempo que necesites”, respondió ella con una sonrisa comprensiva. Pero antes de continuar, una inquietud recorrió mi mente: “Sergey está aquí por algo importante. Deberíamos averiguar qué quiere”.

Lucia asintió y juntos nos dirigimos hacia la puerta, listos para enfrentar lo desconocido. La tensión en el aire era palpable, pero había algo reconfortante en saber que no estaba solo en esto.

Al abrir la puerta, nos encontramos con Sergey esperando en el pasillo. Su expresión seria reflejaba la urgencia del momento.

“Dimitri”, dijo con voz grave, “necesitamos hablar”.

Algo en su tono de voz me indicaba que las cosas no estaban bien, Lucia quiso darme mi espacio y comprendio que aún no estaba listo para enfrentar mi pasado, así que me dejó solo con Sergey.

“¿Y bien que quieres?”, pregunté sin rodeos.

“Al menos invitarme algo de tomar, dile a tu secretaria que me traiga un cafe”, respondió el imbécil con una gran sonrisa.

“No tengo tiempo que perder, di de una vez que es lo que quieres”, estaba de mal humor, gracias a él no pude pasar más tiempo con mi Lucia y eso me hacía hervir la sangre.

“Debes saber que tu papá quiere hablar contigo, me envió a buscarte”, algo muy grave debía estar pasando, el gran Camilo Ivanov sabía muy bien cuál era mi postura respecto a él y había entendido hace mucho tiempo que no quería involucrarme en ese mundo, pero ahora envía por mí.

“Ustedes saben muy bien que no me interesa saber nada de sus negocios ilícitos, y por eso siempre he estado al margen de todo eso, así que dile a mi padre que no me moleste y que haga como si yo no existiera”.

“Ya el señor Camilo sabía que dirías eso, así que te envío este mensaje. Se trata de los Lombardi y es sobre el caso que estás llevando en este momento”. Su revelación me dejó intrigado, ¿qué podría saber mi padre sobre el caso de Lucia?, tenía curiosidad, pero al mismo tiempo tenía miedo de que me relacionaran con él; sin embargo, al pensar que si mi papá tenía información para ayudar a la mujer que amo entonces valdría la pena el riesgo, sin pensarlo más decidí seguir a Sergey e ir a ver a mi padre, solo esperaba no estar equivocándome y perder todo por lo que tanto había trabajado para conseguir.

Había negado tantas veces quien era realmente que me había creído mi nueva vida, solo esperaba que los errores de mi padre no me alcanzaran.