Romina una mujer que se enfrenta a un cambio en su vida después de un accidente que la deja postrada en una sillas de ruedas busca venganza del culpable que le arrebató todo llegando a los límites para recuperar lo que un día le perteneció sin medir consecuencias.
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Cueste lo que cueste.
Lautaro la deja sola y alborotada volviendo a azotar la puerta. La verdad no era buena idea quedarse juntos en ese estado.
Maldito Lautaro otra vez me dejó hecha un desastre, pero prepárate porque ya no te dejaré salirte con la tuya.
El cielo como pronosticando la tempestad volvió a llover sin parar por varios días. Desde aquella acalorada discusión ambos se habían estado ignorando mutuamente asiendo que el ambiente se sintiera demasiado denso.
Una semana después Lautaro recibe una llamada de Lila quien le informa que el estado de salud de Lucía ha empeorado.
De inmediato va al hospital donde la ve muy pálida y decide tomar una decisión apresurada.
- Te llevaré a vivir conmigo Lucía.
- No como piensas hacer eso Lautaro tú esposa lo puede malinterpretar.
- No puedo estar tranquilo si te dejo sola, necesito ver que mejores con mis propios ojos. Romina lo entenderá.
Horas después Lautaro llega a casa con su invitada, las personas del servicio no le quitan la mirada de encima a ambos.
Romina quien se encontraba en la sala ve toda la escena Lautaro la traía con delicadeza con una de sus manos aferrado a su cintura y con la otra abriéndose paso.
- Que significa esto esposo.
- Ella es Lucía mi asistente. Está enferma y necesito ver que mejore y tome sus medicamentos. Sé que lo entenderás esposa.
Lucia se mantenía inmóvil y con la cabeza a gachas.
- Porque debería de entender que traigas a tu asistente a mi casa.
- Señora no se enoje con Lautaro yo me iré de inmediato.
- No te vas a ningún lado. Ya te lo dije Lucía no puedo estar en paz si no veo que mejoras sabiendo que eres torpe y descuidada siempre se te olvida tomar tus medicinas a tiempo.
- Pero tú esposa se enojará y pensará mal de nosotros. Yo le aseguro de que no tenemos ninguna clase de relación más que la laboral señora.
- Entonces desde cuando una subordinada llama por su nombre de pila a su jefe.
Lucia se queda callada, se siente tan a gusto con Lautaro que nunca midió sus palabras frente a los demás.
- Romina por favor hablamos luego ahora deja que vaya a descansar acaba de salir del hospital.
- No. Esta es mi casa y no la quiero aquí.
- Entonces yo también me voy.
- Justo en frente tuyo está la puerta.
Romina gira la silla de ruedas y sale del lugar para encerrarse en su despacho.
Lautaro alza a Lucía y la saca del lugar sin decir más.
- Lautaro estas cometiendo una locura. Tú esposa tiene toda la razón al estar enfadada, imagínate que un día simplemente traigas a otra mujer a su casa y encima están recién casados.
- Romina estará bien a mí quien me preocupa eres tu Lucia.
- No hagas esto más complicado, prometo tomar todas las píldoras a tiempo y cuidar más de mi salud, pero no le des la espalda a tú esposa por mi culpa o me sentiré muy mal.
- Ahhh Esta bien. Déjame llevarte a casa y luego volveré y hablaré con ella más tranquilos.
- Gracias.
Pero esa noche Lautaro no volvió, ya que gracias a la lluvia Lucía nuevamente tuvo fiebre alta y se quedó a cuidarla en el hospital.
Esa mañana todos estaban comentando lo sucedido y como luego de traer a esa mujer Lautaro no regreso. Pero en presencia de Romina el lugar quedó en completo silencio.
Mientras desayunaba con Martina le dice una noticia alentadora.
- Tía voy a hacerte caso.
- De verdad mi niña. ¿Vas a volver a tomar tu rehabilitación?
- Si.. Pero quiero que sea Simón quien me ayude en las clases de natación.
- Romina si esto es por lo que sucedió anoche..
- No tia ya lo pensé mejor y quiero hacerlo. Mi cabeza está llena de problemas con la empresa Andreani y con nuestros negocios necesito distraerme para no volverme loca.
- Entonces porque tiene que ser Simón hija.
- Con él me siento a gusto. Ya nos conocemos y me siento bien, sabes que odio a esos enfermeros que fingen amar su profesión, pero solo quieren sacar más dinero y nunca veo resultados.
- Está bien Romi. Primero tenemos que ir al hospital para que te realicen nuevos exámenes. Menos mal tienes sensibilidad, pero como siempre dije..
- No tengo voluntad.
- Exacto, sin voluntad nunca volverás a caminar.
- Te lo prometí tía y voy a cumplirte.
- Muy buen vallamos de inmediato al hospital. Ya quiero que llegue el día de volver a verte caminar. Ese es mi mayor sueño antes de partir de este mundo.
- Por favor tía todavía eres muy joven y todavia tienes que conseguir un marido.
- Ya deja esas estupideces. Yo no necesito ningún hombre que me complique la vida.
- Ja ja ja tienes toda la razón en esa parte si algún día vuelvo a caminar nos iremos de rumba tú y yo tía. Bailaremos toda la noche.
- Esa sí es una excelente idea. Estaré rezando a diario para que llegue pronto ese día y bailemos justas hasta que salga el sol.
Amo mucho a mi tía es como tener a mamá todavía junto a mi. Y es que sin ella aún estaría viviendo con ese par de sabandijas que me querían quitar todo.
Definitivamente, no la defraudare está vez e intentaré cumplirle su deseo. Volveré a caminar cueste lo que cueste.