Un hombre que muere y se arrepiente de no haber amado a nadie, aunque eso significaba perder a sus cercanos por ser homosexual, pero renació en un bebé en un mundo similar al nuestro pero con subgénero.
Entonces la pregunta es, el personaje principal de esta historia podrá encontrar el amor, averigua eso leyendo esta historia.
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22.Ecos de un adiós
En la gran mansión de los O’Connor, la rutina diaria transcurría sin mayores alteraciones. Aoife, como de costumbre, se ocupaba de los eventos sociales y las responsabilidades familiares con una precisión meticulosa, controlando cada aspecto de su mundo con una mano firme. Sin embargo, ese día, algo diferente estaba a punto de suceder.
Mientras revisaba algunos papeles en su oficina, uno de sus asistentes entró con un gesto cauteloso para entregarle una carta.
-Es del joven Cian, Señora O’Connor. Dijo el asistente, bajando la mirada.
Aoife frunció el ceño. No recibía muchas noticias de Cian, especialmente no por una carta. Le preocupaba lo que pudiera decirle, pero de alguna manera sentía esa punzada habitual de desaprobación por la vida que él había elegido, alejado de las expectativas de la familia. Lentamente, desdobló la carta, con una mezcla de curiosidad y cautela.
“Querida madre,
Para cuando recibas esta carta, ya estaré en Londres. He aceptado una oferta para unirme a la Orquesta Filarmónica de Londres y comenzaré una nueva vida aquí. Sé que este no era el camino que esperabas para mí, pero confío en que entenderás, es este es el camino que deseo recorrer, pues es mi anhelo y estoy emocionado por lo que viene, aunque esto signifique que me distancio aún más de la familia, necesito seguir mi propio camino, se despide Cian”
Aoife leyó la carta una, dos, tres veces, pues era incapaz de procesar completamente las palabras “Londres”, “la Orquesta Filarmónica” y que Cian se había ido de su red, no había pedido permiso, ni siquiera consultado con la familia; simplemente se había marchado, como si la opinión de ella no tuviera ningún valor.
Al principio, el silencio en la oficina era absoluto, pero la tormenta emocional que estaba a punto de desatarse era inevitable, puesto que Aoife, siempre orgullosa, siempre controlada y sentía cómo la rabia se apoderaba de ella.
-¿Cómo se atreve? Susurró entre dientes, su tono era como un bloque de hielo mientras apretaba la carta entre sus manos.
El asistente permaneció inmóvil, sabiendo que la furia de Aoife era algo que debía evitar a toda costa y si fingir ser parte de la decoración en la oficina ayudaba, estaba dispuesto a permanecer quieto como un florero en su lugar.
Aoife se levantó de su escritorio con movimientos rígidos, caminando hacía la ventana que daba al extenso jardín de la mansión y podía sentir el calor en su pecho como un fuego que se alimentaba por el resentimiento y la desilusión, pues Cian no solo había ignorado sus expectativas, sino que se había marchado sin siquiera enfrentarse a ella y no le había dado la oportunidad de detenerlo, de explicarle las cosas para hacerle cambiar de opinión.
-Siempre tan obstinado… igual que Ronan. Murmuró mientras apretaba los puños.
La relación entre Aoife y Cian nunca había sido cercana, desde que Cian era pequeño, ella había proyectado todas sus expectativas sobre su hermano menor, Declan, el alfa que representa el futuro de la familia, pues para ella Declan era la semilla que debía hacer crecer fuerte y bien, pero Cian había sido un desafío desde el principio, ya que se apartaba de las normas y hacía todo lo posible para no encajar en el molde elitista y ambicioso de los O’Connor.
Ahora, la decisión de Cian de marcharse a Londres era un golpe directo a su orgullo como el alfa de la familia, además en lugar de luchar por una posición en la familia, había huido hacia un sueño que Aoife siempre había considerado insignificante ¿Una carrera en la música? ´ Cuando tenía logros académicos para algo más grande, por eso para ella, ese no era el destino que debía seguir un O’Connor.
-Es un error y lo pagará, no creo que pueda seguir sin el apoyo de la familia. Dijo finalmente, su voz baja, pero firme.
A lo largo del día, Aoife no pudo apartar de su mente la partida de Cian, aunque intentó concentrarse en otras tareas como reuniones sociales y en los preparativos de los eventos familiares, pero su mente volvía una y otra vez a esa carta, por eso cada vez que lo pensaba, una nueva oleada de frustración la inundaba, había intentado guiar a Cian para mostrarle como debía ser un omega útil para la familia y cómo debía comportarse para estar a la altura de los O’Connor.
Sin embargo, el joven había decidido ignorar todo eso y seguir su propio camino, cuando Declan llegó a casa más tarde ese día, notó la tensión en le rostro de su madre y como todos parecían caminar con más cuidado de lo habitual a su alrededor.
-¿Ha pasado algo, Madre? Preguntó Declan mientras inclinaba su cabeza con curiosidad.
Entonces Aoife ahora más controlada, le tendió la carta sin decir una palabra y Declan la tomó para leerla rápidamente; al terminar dejó escapar un suspiro, además su reacción fue mucho más moderada que la de su madre.
-Siempre supe que haría algo así, Cian nunca fue como nosotros. Dijo Declan, encogiéndose de hombros.
Por otro lado, Aoife no pudo ocultar su malestar ante la situación.
-No es cuestión de ser como nosotros, el punto es la responsabilidad, se ha marchado sin considerar el impacto de la familia, ha roto todos los lazos. Respondió con dureza.
Declan guardó silencio por un momento, observando a su madre, porque sabía que no valía la pena intentar suavizar la situación; Aoife siempre había sido inquebrantable en su visión del mundo y de la familia, sin embargo, estaba seguro de que Cian había decidido seguir su propio camino y ninguna palabra de Aoife lo haría retroceder, en eso si se parece a un O’Connor.
Desde el último incidente con su hermano, había prestado atención a lo que hacía y comprendía más a Cian, por eso no comprendía porque si familia se empeñaba en que heredara la empresa si el omega lo estaba haciendo mejor que él.
Todo eso fue un golpe de realidad que lo ha hecho madurar más que los regaños de Aoife o la actitud de Ronan, pues al fin había abierto los ojos a la vida, que las cosas eran de quieres se esforzaban, por eso le dijo.
-No creo que vuelva, madre. Dijo finalmente, con una mezcla de tristeza y aceptación.
Aoife lo miró fijamente, sus ojos brillando con una mezcla de furia y dolor.
-Si no regresa, será su elección, pero recuerda mis palabras, Declan: su vida en Londres no será tan fácil como cree. Dijo con enojo Aoife.
El joven alfa asintió ante las palabras de su madre, pero sabía que Aoife estaba equivocada en algo; la vida de Cian en Londres sería difícil, sí, como la de toda persona que se muda a un país distinto, sin embargo, no porque hubiera cometido un error, ya que sería difícil porque estaba forjado su propio destino, lejos de las expectativas aplastantes de la familiar O’Connor y por eso, para Cian, siempre había sido lo correcto alejarse de la mirada de Aoife.