Yura Pregonas es una mujer muy distinta a las que comúnmente se ven en la calle, ya que su piel, su pelo y sus ojos la hacen única entre tantas.
Con sus rasgos delicados, su altura y cuerpo dignos de una modelo, se siente de otro planeta, pero en el mal sentido de la palabra, ya que en su adolescencia todo eso la ha mantenido catalogada como la rara del local estudiantil, hasta que conoció a alguien casi tan exótico como ella, quien más tarde se convirtió en su mejor amigo y por el cual tuvo sentimientos silenciosos para no romper el vínculo de protección que ambos conllevaron con el otro. Sin embargo, no supo más de él luego de su graduación porque su familia se mudó.
Recientemente divorciada y escapando del poder de su exmarido, viajará en busca de una nueva vida.
¿Qué pasará con su mejor amigo cuando se reencuentren?
¿Será que, nuevamente, sus corazones estarán dispuestos a proteger al otro?
¿Su ex esposo le dejará el camino libre sin causar problemas?
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Unidos +18
Aunque él haya cortado el beso para dirigirse a la mesa, Yura no piensa enfriarse por una cena que puede ser suspendida por un par de horas.
Ella lo alcanza, agarra su brazo y tira de él para que voltee a verla, Aarón le sonríe en agradecimiento por la sorpresa, pero antes de que pueda expresarlo con palabras, es besado intensamente, logrando descontrolarlo.
Los deliciosos labios del pelirrojo envuelven en un fuego abrasador a la inocente albina que tiembla de ansiedad.
Sus delicadas manos recorren el torso del abogado, mientras él aprieta su cintura, acercándola aún más, como si eso fuese posible.
Una pequeña mordida al labio de Yura le roba un gemido, ocasionando que a él le se escape un sonido gutural, sensual y expectante, haciéndole saber cuanto está disfrutando.
Claramente, esto es diferente a las noches anteriores, más que nada porque ella lo esperó sensualmente, logrando que cualquier muro existente, se derrumbe.
Los brazos de la albina lo envuelven por el cuello y se coloca de punta para alcanzarlo con más comodidad; él entendiendo el pequeño problema de su altura, la levanta sin mayor esfuerzo, por lo que Yura aprovecha a abrazarlo con sus piernas, quedando casi como un koala colgando de él.
Aarón camina hasta el sofá y recuesta a su mujer, acariciando cada centímetro de su cuerpo, erizandolo al dejar el desolado rastro de su tacto.
Sus labios se alejan de la CEO y se miran a los ojos por unos cortos segundos, demostrando la intensidad y urgencia en ambos, al mismo tiempo que parecen comunicarse las ganas que tienen.
—Deseo que seas mía— confiesa él.
—Quiero serlo— contesta Yura en medio de un jadeo.
El azul y verde de la heterocromía de Aarón, brilla feliz por la respuesta recibida, por lo que no pierde tiempo y se quita la camisa, ante la mirada grisácea de quien ama.
Las manos de Yura se mueven automáticamente hacia ese torso que le muestra sus músculos, acaricia delicadamente como lo ha hecho anteriormente, y luego se le ocurre dejar una pequeña marca, queriendo ver como se degusta visualmente en la blanca y pecosa piel del pelirrojo.
Sus uñas se clavan desde el pectoral a los abdominales, dejando un camino rojizo marcado por cuatro líneas en su lado derecho.
Sus ojos conectan con los del abogado y nota su pícara sonrisa, haciéndole entender que no le ha molestado.
—Me toca— avisa él.
Nuevamente se inclina hacia ella, resistiendo el peso de su cuerpo con su mano izquierda para no aplastarla, mientras la derecha hace un recorrido sobre su cuerpo, deteniéndose en el moño que le prohíbe tocar su piel; tira de él lentamente, torturando a la albina que intercambia su vista entre su acción y sus gestos lascivos.
Él corre la bata transparente hacia un lado para tener su vientre y pechos a disposición, acariciándolos con las yemas de sus dedos y acercando su boca para dejar un rastro de besos que la dejan más deseosa.
—Aarón...— gime casi en un susurro mientras cierra sus ojos.
—Yu, me vuelves loco— dice con su ronca voz, completamente éxcitado.
Ella puede sentir cierta protuberancia en su muslo y quiere volver a rozar su intimidad para calmar ese fuego que la consume.
La boca de Aarón deja algunas marcas en el cuerpo de Yura, devolviendo su erótica acción.
Sus manos bajan al pequeño encaje y corre dicha tela para sentir su humedad, acariciando su punto más débil y arrancando incontrolables gemidos de la albina. Ella, por su parte, decide copiarle; baja las manos hasta el pantalón, acariciando su bulto por encima y luego desprendiéndolo para obtener su lisa piel.
Dicha dureza, se estremece ante el tacto de su dueña, dejándose envolver por sus finos dedos y disfrutando de su vaivén.
Después de unos minutos, él se aleja para tomarla en brazos como princesa e ir a la habitación, donde la baja para que quede de pie y él, a una distancia prudente, contempla su figura con anhelo.
—Aarón...—Lo llama ella con timidez porque su escrutinio la hace temblar. No sabe qué piensa o si se ha arrepentido, pero teme por una respuesta negativa.
—¡Eres tan hermosa!— halaga él, viéndola directamente a los ojos— Tu preciosa y delicada piel, me provoca acariciarla. Tus labios, me vuelven loco. Tus ojos, me hipnotizan. Tu cabello, pide que lo envuelva en mis manos y las tuyas...— hace una pausa mirando las manos de Yura— necesito que me acaricien todos los días. — se acerca a ella— No sabes cuánto he deseado tenerte en mis brazos, estos días a tu lado han sido los mejores, pero el futuro será aún más prometedor. Lo prometo, mi vida.
Ella tiene sus ojos llenos de lágrimas por la intensidad del momento, por la felicidad al escuchar esas palabras y por lo que la vida puede deparar en su futuro. Ese que obviamente, quiere compartir con él.
—Te amo— confiesa ella sin miedo.
Por fin ha logrado expresar los sentimientos que toda su vida ha guardado, pero también es hora de confesar algo que ha escondido por más de nueve años.
—Y tengo que decirte algo...— mira al piso y estruja sus manos nerviosa.
—Después hablamos de lo que quieras— menciona él, nuevamente cerca. Agarra las mejillas de la albina y vuelve a besarla. — También te amo.— susurra a milímetros.
Ambos caminan sin separar sus labios, mientras él la desnuda lentamente y luego lo hace consigo mismo. Se acuestan en el centro de la cama y entre gemidos se prometen eterno amor.
La albina envuelve sus piernas en la cintura del pelirrojo y él hace el mismo truco de su anterior noche, rozar sus partes.
Un pequeño movimiento de Yura, lo posiciona en su entrada y con delicadeza, se adentra en ella, encontrándola caliente, lubricada, apretada y libre de cualquier barrera.
A pesar de que él se mantuvo casto hasta entregarse por amor, no le molesta que no haya pureza en ella. En su mente puede imaginar que diez años de matrimonio no han sido en vano y aunque le incomoda un poco, acepta que ahora es suya. Es su oportunidad de hacerla feliz.
Por otro lado, ella disfruta de ese encuentro, de la entrega total, del calor interior y corporal que experimenta, olvidándose de cualquier otra cosa.
Ahora mismo solo existen ellos dos.
Yura y Aaron se enamoraron en su adolescencia y nunca se abrieron a contárselo, después de 9 años se reencuentran más maduros y cada uno con sus vivencias a cuestas, pero no se olvidan de lo que sintieron y que ahora cambió aceptando que el amor 💘 siempre estuvo allí 😉 entre la albinita y el rojito; ahora voy por la historia de Gonzalo y Aldana, gracias escritora la disfrute un montón
Imagínate que sea con el bombón 🤤 que chocaste 😉🙃🙈👍🏻
Y Yura, no se dio cuenta que el había trancado la llamada